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EDITORIAL


Tenemos que hacer algo

Costa Rica tiene el deber de buscar políticas cambiarias o de otra índole que contrarresten los efectos de una crisis que puede acarrear serias consecuencias

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 18 noviembre, 2010


Editorial 18 de noviembre 2010


En los últimos dos meses viene presentándose en la economía mundial un fenómeno decisivo, al que se le ha denominado “guerra de las divisas”.

Desde que los vencedores en la Segunda Guerra Mundial decidieron en el hotel Mount Washington, en Bretton Woods, que las transacciones que realizaran entre sí los países occidentales debían efectuarse en dólares, esta ha sido la divisa símbolo en el mundo. Por eso su devaluación no debe verse solo como la de una moneda de una nación específica, sino como la de la unidad monetaria mundial.

Entre las causas de esta coyuntura, está el pronunciado desbalance comercial de Estados Unidos, uno de los actores que mueven más transacciones, pero que en la actualidad no logra nivelar su economía a pesar de los muchos recursos que ha implementado y de los que aún tiene a su alcance.

Actualmente tenemos monedas como el yuan, que se esfuerzan por mantener un valor bajo, lo que le permite inundar el mercado con sus productos.

En el otro extremo, naciones emergentes como Brasil buscan mantener su moneda fuerte, aunque esto implique un freno a la competitividad de sus exportaciones; consideran que de no hacerlo, la recuperación de las economías desarrolladas recaería sobre sus materias primas.

También está la posición del euro y el dólar, que descubrieron en su devaluación un método para transmitir sus desajustes a las economías emergentes, lo que podría estar actuando como una especie de subsidio encubierto a favor de sus productores.

Los países desarrollados deben respetar las políticas económicas que ellos mismos impusieron al mundo tras la caída del muro de Berlín. Las economías emergentes deben presionar fuertemente para que cesen ya los subsidios, velados o manifiestos, en naciones desarrolladas.

Costa Rica, por ser el mayor exportador de Centroamérica, ha visto su moneda revalorada en un 10%, y tiene el deber de buscar políticas cambiarias o de otra índole que contrarresten los efectos de una crisis que puede acarrear serias consecuencias.

Estados Unidos, en tanto, realiza desde este mes y hasta junio de 2011 una recompra de bonos del Tesoro. Esto sin duda abre mayor espacio para que su moneda caiga aún más, lo que obliga, en el entorno costarricense como en el resto del mundo a que los inversores, comiencen a buscar nuevas alternativas, cuando menos a diversificar sus operaciones hacia otros valores.

Definitivamente, las condiciones económicas han cambiado y sería imprudente para el país y para el mundo continuar jugando con las reglas que estableció el viejo orden mundial.







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