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Sobre la Cumbre de la CELAC 2015

Alejandro Madrigal alejandro.madrigalrivas@gmail.com | Martes 03 febrero, 2015


La CELAC no es una ley ni una política pública. Sus resultados se ven en el largo plazo


Sobre la Cumbre de la CELAC 2015


La semana pasada Costa Rica tuvo el honor y la tarea titánica de ser el anfitrión de la III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) 2015, luego de que Chile lo hiciera por 1° vez en 2013 y Cuba en 2014.
La CELAC nace bajo el espíritu tan humano de generar unidad, crecimiento, cooperación y hermandad entre los países de América Latina y el Caribe. Naciones que comparten cultura, historia, idiomas y destinos, y que durante mucho tiempo caminaron por separado, sin identidad conjunta y siguiendo la receta del Gobierno de Washington en lugar de construir un camino propio.
Hoy la realidad en América Latina y el Caribe va transformándose. Bajo la sombrilla de la emancipación y la unidad, varios de nuestros países buscan un camino propio y distinto para alcanzar el desarrollo y acabar con la pobreza y la desigualdad.
El modelo que seguimos durante décadas demostró su inefectividad. Un modelo que si bien es excelente para generar gran riqueza, la distribuye siempre entre los mismos bolsillos y genera toda una elite económica que se rehúsa a vivir bajo los límites morales de un mundo con más equidad, y se convierte en una palanca que incide en los gobiernos para su beneficio.
Y por estos motivos es que la derecha ha preferido ignorar dicho espacio y varios medios de comunicación han minimizado o tratado de ensuciar el nombre de la Cumbre.
Por ejemplo, el sonado gasto que representaría para el país, ignorando la importancia del espacio, reduciéndolo a una simple cantidad de dólares y miopes ante la evidente y sustantiva reducción de gasto que hizo el gobierno: fue la Cumbre de la CELAC más austera, tomando en cuenta además que nuestro país carece de un centro de convenciones para esta clase de eventos, el cual es necesario.
La frase del presidente Mujica, “estas cumbres sirven para cansarnos y sacarnos un montón de fotos”, fue sacada de contexto, cuando el líder uruguayo señaló seguidamente que vale tremendamente la pena, porque “ha creado una amistad, una relación. (…) nos llena de confianza y de intimidad y podemos convivir pensando distinto, crear y tomar decisiones, y este es un capital que tiene América”.
Y tal vez, el ejemplo más triste, han sido los titulares que señalan la conclusión de la III Cumbre sin un solo resultado, los cuales desinforman sobre la importancia y la manera en que estos espacios inciden.
La CELAC no es una ley ni una política pública. Sus resultados se ven en el largo plazo y su incidencia es transversal al accionar de las partes que la integran, los gobiernos y los pueblos de América Latina. Sin lugar a dudas, puede dejar huella e incidir en la realidad de millones de latinoamericanos conforme caminamos hacia un modelo de desarrollo distinto.
La CELAC tiene muchísimos retos, por generar mayor incidencia y trascendencia en su accionar; pero también brinda grandes oportunidades para que los países intercambien experiencias, tracen metas y armen caminos a seguir, ya sea en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, reconocimiento de derechos, seguridad, producción, desarrollo científico y tecnológico, generación de empleo o acceso a vivienda digna.
Mucho de ello lo asumió Costa Rica en esta presidencia recién concluida, y ahora con el liderazgo de Ecuador, hay aún más oportunidades para ver el crecimiento de esta comunidad en la construcción de una mejor América Latina.


Alejandro Madrigal

Expresidente de la Feucr
 

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