Rival de Lipitor no cura a AstraZeneca
| Sábado 19 abril, 2008
Rival de Lipitor no cura a AstraZeneca
Boston- AstraZeneca Plc ha comenzado la etapa final de un inusitado programa de investigación con que pretende probar que Crestor, su píldora contra el exceso de colesterol, es mejor que la Lipitor de Pfizer Inc. El peligro de que el proyecto sea un fracaso está lastrando las acciones del laboratorio farmacéutico británico.
Las pruebas, que se espera completar en 2011, tienen como propósito demostrar que Crestor puede prevenir las cardiopatías más que Lipitor debido a su mayor capacidad para reducir el colesterol. AstraZeneca, con sede en Londres, necesita una clara victoria para persuadir a las aseguradoras de que cubran el uso de Crestor cuando las versiones genéricas, más baratas, de Lipitor inunden el mercado en el 2010.
Crestor cuesta $108 por mes, lo que le ha hecho perder ventas a favor de las copias genéricas del Zocor de Merck & Co., algunas de las cuales tienen un precio 80% más bajo. AstraZeneca espera que las aseguradoras paguen el costo mayor si Crestor salva más vidas. La incertidumbre sobre el resultado del estudio es una de las razones por las que los títulos han bajado un 26% en los últimos 12 meses y probablemente sigan cayendo, dice Edward Collins, que administra 100 millones de libras ($197,5 millones) en la firma New Star Asset Management en Londres.
“No es una táctica defensiva perfecta”, dijo Collins, quien vendió la mayoría de sus acciones de AstraZeneca este año, en parte porque los estudios posteriores al lanzamiento de un producto crean demasiados riesgos para una acción. “La demanda de datos de mayor calidad se ha vuelto más complicada que antes y es una razón adicional por la que estas acciones han perdido apoyo”.
AstraZeneca cerró el viernes en Londres con una caída de 61 peniques, o un 2,9%, a 2.075 peniques. Las acciones han caído un 4,1% este año.
Asediadas por los genéricos, compañías farmacéuticas como AstraZeneca, la británica GlaxoSmithKline Plc y la estadounidense Schering-Plough Corp. están acometiendo costosos estudios con pacientes, estudios que pueden perjudicar las ventas de productos que ya se encuentran en el mercado.
“Tenemos que empezar a demostrar el valor de nuestros programas de pruebas clínicas”, dijo el máximo responsable de AstraZeneca, David Brennan, en una entrevista. “Uno está buscando una mejora incremental de la eficacia. Es un requisito. El Gobierno lo espera”.
Collins dijo que un ejemplo de cómo esta estrategia puede resultar perjudicial es un estudio emprendido por Schering-Plough y Merck & Co. para promover Vytorin, la píldora contra el exceso de colesterol lanzada por las dos compañías conjuntamente. El mes pasado, un estudio con más de 700 pacientes, patrocinado por las compañías, demostró que Vytorin no es en medida alguna más eficaz que Zocor en reducir los depósitos grasosos que obstruyen las arterias, lo que llevó a los médicos a recomendar que los pacientes usaran tratamientos anteriores en su lugar.
Desde enero, cuando se publicaron los resultados preliminares de ese estudio, Schering-Plough ha perdido un 37% de su valor en bolsa y Merck ha caído un 33%.
Los estudios con posterioridad al mercadeo pueden agregar hasta $400 millones al costo de $1 mil millones de llevar una medicina desde la etapa conceptual a la de salida al mercado, según Eric Le Berrigaud, analista de la firma Raymond James en París. “Es un fenómeno reciente que hay que entender”, dijo Collins, el gestor de fondos. “Es peligroso no tener conocimiento de todos estos problemas cuando se invierte en este sector”.
El envejecimiento de las poblaciones y el costo elevado del tratamiento de ciertas enfermedades, como la cardiopatía, la diabetes y el cáncer, están forzando a los Gobiernos a tomar medidas para frenar los gastos. Los reguladores y las aseguradoras están cuestionando con creciente frecuencia las medicinas nuevas cuyos efectos son similares a los de tratamientos que ya están en venta. Esto significa que los laboratorios farmacéuticos deben probar que sus productos no solo surten efecto, sino que su uso justifica el pago de un precio más alto que el de sus rivales genéricos.
“Los productos que no son mejores sino que ofrecen alternativas, ahora la FDA los está examinando con sumo cuidado”, dijo Kenneth Kaitin, director del Centro Tufts para el Estudio de la Elaboración de Fármacos, entidad con sede en Boston. FDA son las siglas de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos. “No hay duda de que ha habido un cambio en el equilibrio entre los riesgos y los beneficios”.
Boston- AstraZeneca Plc ha comenzado la etapa final de un inusitado programa de investigación con que pretende probar que Crestor, su píldora contra el exceso de colesterol, es mejor que la Lipitor de Pfizer Inc. El peligro de que el proyecto sea un fracaso está lastrando las acciones del laboratorio farmacéutico británico.
Las pruebas, que se espera completar en 2011, tienen como propósito demostrar que Crestor puede prevenir las cardiopatías más que Lipitor debido a su mayor capacidad para reducir el colesterol. AstraZeneca, con sede en Londres, necesita una clara victoria para persuadir a las aseguradoras de que cubran el uso de Crestor cuando las versiones genéricas, más baratas, de Lipitor inunden el mercado en el 2010.
Crestor cuesta $108 por mes, lo que le ha hecho perder ventas a favor de las copias genéricas del Zocor de Merck & Co., algunas de las cuales tienen un precio 80% más bajo. AstraZeneca espera que las aseguradoras paguen el costo mayor si Crestor salva más vidas. La incertidumbre sobre el resultado del estudio es una de las razones por las que los títulos han bajado un 26% en los últimos 12 meses y probablemente sigan cayendo, dice Edward Collins, que administra 100 millones de libras ($197,5 millones) en la firma New Star Asset Management en Londres.
“No es una táctica defensiva perfecta”, dijo Collins, quien vendió la mayoría de sus acciones de AstraZeneca este año, en parte porque los estudios posteriores al lanzamiento de un producto crean demasiados riesgos para una acción. “La demanda de datos de mayor calidad se ha vuelto más complicada que antes y es una razón adicional por la que estas acciones han perdido apoyo”.
AstraZeneca cerró el viernes en Londres con una caída de 61 peniques, o un 2,9%, a 2.075 peniques. Las acciones han caído un 4,1% este año.
Asediadas por los genéricos, compañías farmacéuticas como AstraZeneca, la británica GlaxoSmithKline Plc y la estadounidense Schering-Plough Corp. están acometiendo costosos estudios con pacientes, estudios que pueden perjudicar las ventas de productos que ya se encuentran en el mercado.
“Tenemos que empezar a demostrar el valor de nuestros programas de pruebas clínicas”, dijo el máximo responsable de AstraZeneca, David Brennan, en una entrevista. “Uno está buscando una mejora incremental de la eficacia. Es un requisito. El Gobierno lo espera”.
Collins dijo que un ejemplo de cómo esta estrategia puede resultar perjudicial es un estudio emprendido por Schering-Plough y Merck & Co. para promover Vytorin, la píldora contra el exceso de colesterol lanzada por las dos compañías conjuntamente. El mes pasado, un estudio con más de 700 pacientes, patrocinado por las compañías, demostró que Vytorin no es en medida alguna más eficaz que Zocor en reducir los depósitos grasosos que obstruyen las arterias, lo que llevó a los médicos a recomendar que los pacientes usaran tratamientos anteriores en su lugar.
Desde enero, cuando se publicaron los resultados preliminares de ese estudio, Schering-Plough ha perdido un 37% de su valor en bolsa y Merck ha caído un 33%.
Los estudios con posterioridad al mercadeo pueden agregar hasta $400 millones al costo de $1 mil millones de llevar una medicina desde la etapa conceptual a la de salida al mercado, según Eric Le Berrigaud, analista de la firma Raymond James en París. “Es un fenómeno reciente que hay que entender”, dijo Collins, el gestor de fondos. “Es peligroso no tener conocimiento de todos estos problemas cuando se invierte en este sector”.
El envejecimiento de las poblaciones y el costo elevado del tratamiento de ciertas enfermedades, como la cardiopatía, la diabetes y el cáncer, están forzando a los Gobiernos a tomar medidas para frenar los gastos. Los reguladores y las aseguradoras están cuestionando con creciente frecuencia las medicinas nuevas cuyos efectos son similares a los de tratamientos que ya están en venta. Esto significa que los laboratorios farmacéuticos deben probar que sus productos no solo surten efecto, sino que su uso justifica el pago de un precio más alto que el de sus rivales genéricos.
“Los productos que no son mejores sino que ofrecen alternativas, ahora la FDA los está examinando con sumo cuidado”, dijo Kenneth Kaitin, director del Centro Tufts para el Estudio de la Elaboración de Fármacos, entidad con sede en Boston. FDA son las siglas de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos. “No hay duda de que ha habido un cambio en el equilibrio entre los riesgos y los beneficios”.