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Revisitando el Santamaría

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 17 diciembre, 2008


Revisitando el Santamaría

Carlos Denton

Con la llegada de la temporada alta, miles de pasajeros tendrán que viajar en autobús de su avión a la terminal del Aeropuerto Juan Santamaría —las ocho mangas que ofrece no dan abasto. Las luces de aproximación a cada extremo de la pista no funcionan, y si hay un poco de bruma, los vuelos tendrán que desviarse a Liberia o Panamá para esperar una mejora en la situación climática. No hay pista de rodaje al lado sur, y entonces si un vuelo quiere despegar hacia el oeste tiene que viajar sobre la principal para llegar al punto de arranque.
Si se le pregunta al público, es seguro que dirá que los problemas citados y otros son culpa de Alterra, que aún está presente y operando en el aeropuerto. El Ministerio de Transportes (MOPT) ha sido muy adepto a culpar a la multinacional por todos los problemas, capitalizando una desconfianza latente en muchos frentes a las empresas privadas extranjeras. Alterra por su lado ya tiró la toalla, por lo menos en lo que a la opinión pública se refiere, y está esperando que Houston Airport Systems (HAS) tome el control de la operación para poder retirarse.
La verdad es que no se pueden construir más mangas porque después de siete años la Refinadora Costarricense de Petróleo (RECOPE) no ha trasladado sus instalaciones de almacenamiento a otro punto del aeropuerto. Para extender la terminal más hacia el oeste, se tiene que ir RECOPE, pero es ente gubernamental y ha estado en el proceso de diseño de licitaciones y apelaciones y cuanta cosa ocurre con las instancias públicas nacionales. Con Alterra o con HAS, si RECOPE no se mueve, no hay campo para más mangas.
La instalación y mantenimiento de las luces de aproximación —vital para un aeropuerto de este tamaño— son responsabilidad del MOPT. Dejaron de cambiar los bombillos cuando los dueños de los terrenos donde se ubican las luces no les dieron permiso para pasar por estos. Están en problemas de expropiaciones, apelaciones, y otros típicos de ese Ministerio. Lo mismo es cierto con respecto a la pista de rodaje sur.
Muchos de los observadores de la situación del Santamaría, incluyendo el autor de esta columna, ponen en tela de duda que HAS vaya a asumir la responsabilidad de administrar el aeropuerto. Entre un MOPT incapaz de demostrar liderazgo, una Contraloría que no entiende las permutaciones de un contrato sumamente complicado, y ahora el ente regulador que pone los precios de los servicios con criterios “interesantes,” no sería raro que HAS decidiera que no sabe quién manda en el aeropuerto, y mejor no “embarcarse.” Entre los viajeros frecuentes existe una apuesta en este sentido —todo apunta a que este gobierno “pateará la lata hacia delante” para ver si la próxima administración logra resolver el asunto. No se encuentra ninguno que apueste a que HAS entre antes de mayo de 2010.
Lo nuevo es que más de uno dirá que este problema no se podrá resolver sin que haya una constituyente. Pensando en esa idea, es posible pensar que será hasta 2013 y la aprobación de la nueva Constitución Política, antes de que comiencen de nuevo las obras. Para ese entonces, si todo va bien con el turismo, pasarán 2 millones de personas por ocho mangas y un sistema de autobuses, en un aeropuerto que solo es superado por el Toncontín en Centroamérica por su incomodidad.

cdenton@cidgallup.com

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