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Refrito quemado

| Jueves 29 noviembre, 2007




Refrito quemado

• Exitosa comedia de 1972, regresa a la pantalla en una versión atrevida y exageradamente vulgar

La mujer de mis pesadillas
(The Heartbreak Kid)
Dirección: Bobby y Peter Farrelly. Reparto: Ben Stiller, Michelle Monaghan, Jerry Stiller, Malin Akerman. Duración: 1:55. Origen: EE.UU. 2007. Calificación: 4.

Nueve años después del tremendo éxito comercial alcanzado con “Locos por Mary” (1998), los directores Bobby y Peter Farrelly vuelven a colaborar con el actor Ben Stiller, en otra comedia romántica caracterizada por una sobredosis de irreverencia y desfachatez: “La mujer de mis pesadillas”. Es una versión actualizada, atrevida y exageradamente vulgar, de la taquillera cinta de 1972 “El rompecorazones”, dirigida por Elaine May con base en un guion de Neil Simon.
Como de costumbre, los hermanos Farrelly no se detienen ante nada, con tal de arrancar al público unas cuantas carcajadas. Enfatizan en detalles escabrosos, se regocijan con el más bajo humor escatológico y surgen como paladines de lo “políticamente incorrecto”, derrochando chistes estúpidos, racistas y misóginos. De paso, echan a perder gran parte de la creatividad y de la mordaz ironía que estaban presentes en el texto original.
Dando vida a un personaje tan antipático que rechaza todo sentimiento de identificación, Stiller encarna a Edward Cantrow, un profesional que todavía no ha podido encontrar a su alma gemela. Impulsado por su anciano padre (Jerry Stiller, el papá del protagonista en la vida real), el soltero se casa, de manera bastante apresurada, con una hermosa rubia conocida en la calle.
Durante la luna de miel, en una exótica playa mexicana, Edward descubre que su esposa tiene muchos defectos, empezando por un carácter insoportable. Para peores, en el bar del hotel donde se hospeda, el hombre conoce a otra turista norteamericana, de quien se enamora a primera vista.
Con su mirada sarcástica a las relaciones de pareja, la institución del matrimonio, la pasión y la infidelidad, el filme alcanza esporádicos momentos divertidos, sobre todo en la sección inicial. Conforme el relato progresa, la comicidad se hace más cruda y chabacana, en un torpe remolino de flatulencias, disfunciones corporales, obscenidades verbales y aberraciones sexuales, cuya insistencia pronto se torna desagradable.
La forma despreciativa y humillante en que son pintados los personajes hispanos, responde a gastados estereotipos xenófobos, culminando con una serie de vergonzosas chotas al fenómeno de la inmigración ilegal y el coyotaje.
Actuaciones mediocres, privadas de carisma y convicción, completan el panorama escuálido de un filme penosamente incapaz de generar alegría.
Es una lástima, porque el ritmo es ágil y los autores serían narradores hábiles, si solo pudieran frenar su instinto de buscar lo soez en cada circunstancia.






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