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Reflexiones: El tren eléctrico metropolitano debe ser una realidad

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Jueves 07 mayo, 2020


Parar el desarrollo de infraestructura estratégica en medio de la crisis sería dispararse en el pie para la sociedad costarricense. La inversión en transporte público es esencial para garantizar un servicio de calidad en tiempo y confort para los ciudadanos, es fundamental para reducir la huella de carbono y la contaminación urbana, es vital para reducir la congestión y el deterioro de las carreteras, pero sobre todo, es fundamental para llevar calidad de vida a los trabajadores, estudiantes y ciudadanos que se desplazan hoy por las principales ciudades del área metropolitana.

En medio de una crisis sanitaria que se pone cada día más difícil y compleja, se requiere a toda costa evitar poner en riesgo la visión de una Costa Rica moderna y enfocada en su calidad de vida. Los beneficios sociales del proyecto del tren son mucho más altos que los costos privados de no tenerlo, no podemos seguir hipotecando el futuro para resolver los huecos fiscales del presente. Empero, es claro con los resultados de la pandemia del Covid19 que nuestro Estado Social de Derecho debe fortalecerse, es lo que hoy nos tiene a tono en uno de los mejores estándares de respuesta frente a los indicadores sociales y de salud en el mundo. Servicios como electricidad, agua potable, internet, seguridad social y educación, entre otros, permiten sostener la situación de crisis que estamos viviendo y responder a la emergencia social de forma estratégica.

Sin embargo, no todos los pasajeros de este autobús están pagando su pasaje, tenemos un siete por ciento del PIB entre exoneraciones, evasión y elusión fiscal que no se cobra y que claramente genera un hueco fiscal enorme. Tenemos que atender la modernización del sistema tributario que claramente debe de tener justicia y garantizar que quienes más ganan contribuye más a esa función del financiamiento público. Se equivocan quienes piensan que es posible financiar la salud, la educación, la seguridad ciudadana y las mejores condiciones de la población al estilo de los países del norte de Europa sin contar con un aporte sustantivo en impuestos sobre la renta y que sea parejo para todos. No podemos viajar en una Estado al que se le exige ser de primera con financiamiento de tercera clase. El país requiere más recursos especializados que atiendan lo público y eso tiene un costo, no es gratis, por eso la solidaridad debe de ser que todos paguemos impuestos y que efectivamente, tengamos una sana contribución al desarrollo del país.

En tanto Costa Rica lleva 12 años discutiendo que hacer y en proyectos de factibilidad para empujar el tren, Panamá ya va por la tercera línea de metro en la ciudad. Costa Rica urge tener una vialidad más fluida, dónde el costo de moverse de una ciudad a otra para trabajar y estudiar sea mucho más bajo, no sólo en dinero sino en tiempo y salud para los ciudadanos. Es por eso que, más allá de la deuda a plazo razonable y a una tasa de interés baja, debemos tener un proyecto que sea acorde a lo requerido y que no tenga gastos excesivos. Empero, yo sí me monto al tren y creo que debería autorizarse a la actual administración a tener los recursos para que se empiece a construir a la mayor brevedad posible. Señores diputados hagan un voto razonado y contundente a favor de la calidad del aire, de la calidad de vida y de la mejora en las condiciones de trabajadores y estudiantes que estarán agradecidos por siempre con el tren.

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