Racsa estaría ante eventual jaque
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 08 julio, 2010
Gastos operativos superan ingresos en últimas cifras presentadas, mientras apoyo político merma para la empresa
Racsa estaría ante eventual jaque
No hay más dinero disponible para nuevos proyectos, aduce Eduardo Doryan, presidente del ICE, entidad dueña de la compañía
Una red de fibra óptica de $360 millones sería su tabla de salvación, aseguran directivos de Radiográfica
Radiográfica Costarricense (Racsa) debate con el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), para que este último le permita seguir adelante con su proyecto de construir una red de fibra óptica nacional, que tiene un costo aproximado de $360 millones.
Esta sería a criterio de los directivos de Racsa, la tabla de salvación para generar utilidades. Sin embargo, los últimos datos públicos que dio la empresa en 2008, mostraron pérdidas por ¢746 millones.
Después de esa fecha, se desconocen los resultados financieros de la subsidiaria del Grupo ICE, ya que alega que son cifras confidenciales y ampara esa protección bajo la ley de apertura del mercado de telecomunicaciones.
De hecho, esta tarde se discutirá el futuro de la entidad y el proyecto medular para Racsa, en reunión de su junta directiva, la cual cuenta con representantes del ICE .
Ante la incursión del ICE en el pastel de venta de Internet, Racsa perdió su negocio principal y ahora urge de la generación de nuevos servicios que le garanticen estabilidad económica a futuro.
El proyecto de la red de fibra óptica es calificado como “de interés nacional” y tanto Eduardo Doryan, presidente del ICE y Pablo Ureña, directivo de Racsa, coinciden en que alguien lo deberá asumir.
Pero a lo interno del Grupo ICE parece no estar tan claro si lo dejarán en manos de Racsa, y tampoco parecieran estar tan seguros de la rentabilidad que pudiera tener una inversión de este tipo.
De hecho, Doryan afirmó este martes que en ningún momento dijo a Alberto Bermúdez, gerente de Racsa, que existía la posibilidad de revivir la inversión en la red de fibra óptica.
“Son muchos recursos y no hay posibilidad financiera. Dado eso, habría que repensar otras actividades que Racsa pudiera trabajar. Ahí fue cuando les planteamos observar que otras áreas de trabajo podían explorarse”, dijo Doryan en la conferencia de prensa.
Pero, en Racsa mantienen la esperanza en el proyecto, ya que los directivos insisten en que la red de fibra óptica es vital para que el país pueda comercializar el acceso a Internet a velocidades por encima del gigabyte.
Con esa plataforma, luego podrá alquilar la red a otros operadores estatales de telecomunicaciones para vender servicios como telefonía sobre Internet, televisión de alta definición, circuitos de vigilancia y transmisión de audio y vídeo, así como otros datos que puedan transmitirse a través de fibra óptica.
Los ingresos que generarían la venta de Internet y alquiler para que otros puedan entrar a ese circuito, son los que pagarán a futuro la inversión que sería financiada con el fideicomiso de obra pública.
“El ICE está dejando que se caiga el negocio de su vida. Pudiera vivir del peaje que se cobraría a otras empresas que quieran prestar servicios a través de esta red”, dijo Pablo Ureña, director de Racsa.
Incluso, la figura del fideicomiso parece resucitar, ya que la Superintendencia General de Valores pronto podría publicar el reglamento para mover los primeros proyectos, y el de Racsa lideraría.
“Acerca del fideicomiso de Racsa se aclara que se encuentra vigente y que la Banca de Inversión no ha recibido indicación contraria”, afirmó Lourdes Fernández, directora de banca de inversión del Banco Nacional.
Incluso, fuentes cercanas aseguran que el multimillonario sueco Jonas Birgersson tiene interés en el proyecto local, y traer recursos al país para ejecutarlo. Su fortuna se debe al desarrollo de redes nacionales de fibra óptica, y vendrá a finales de mes para presentar este modelo de desarrollo en una actividad que será auspiciada por la Superintendencia de Telecomunicaciones.
Sería de esperar que la vigencia de esta oportunidad de llevar a cabo la red de fibra óptica intensifique el pulso entre ICE y Racsa, ya que la fuente de ingresos estaría de nuevo a la mano y no está claro si se permitirá la continuidad del proyecto por parte de los directivos del ICE.
Daniel Chacón
dchacon@larepublica.net
Racsa estaría ante eventual jaque
No hay más dinero disponible para nuevos proyectos, aduce Eduardo Doryan, presidente del ICE, entidad dueña de la compañía
Una red de fibra óptica de $360 millones sería su tabla de salvación, aseguran directivos de Radiográfica
Esta sería a criterio de los directivos de Racsa, la tabla de salvación para generar utilidades. Sin embargo, los últimos datos públicos que dio la empresa en 2008, mostraron pérdidas por ¢746 millones.
Después de esa fecha, se desconocen los resultados financieros de la subsidiaria del Grupo ICE, ya que alega que son cifras confidenciales y ampara esa protección bajo la ley de apertura del mercado de telecomunicaciones.
De hecho, esta tarde se discutirá el futuro de la entidad y el proyecto medular para Racsa, en reunión de su junta directiva, la cual cuenta con representantes del ICE .
Ante la incursión del ICE en el pastel de venta de Internet, Racsa perdió su negocio principal y ahora urge de la generación de nuevos servicios que le garanticen estabilidad económica a futuro.
El proyecto de la red de fibra óptica es calificado como “de interés nacional” y tanto Eduardo Doryan, presidente del ICE y Pablo Ureña, directivo de Racsa, coinciden en que alguien lo deberá asumir.
Pero a lo interno del Grupo ICE parece no estar tan claro si lo dejarán en manos de Racsa, y tampoco parecieran estar tan seguros de la rentabilidad que pudiera tener una inversión de este tipo.
De hecho, Doryan afirmó este martes que en ningún momento dijo a Alberto Bermúdez, gerente de Racsa, que existía la posibilidad de revivir la inversión en la red de fibra óptica.
“Son muchos recursos y no hay posibilidad financiera. Dado eso, habría que repensar otras actividades que Racsa pudiera trabajar. Ahí fue cuando les planteamos observar que otras áreas de trabajo podían explorarse”, dijo Doryan en la conferencia de prensa.
Pero, en Racsa mantienen la esperanza en el proyecto, ya que los directivos insisten en que la red de fibra óptica es vital para que el país pueda comercializar el acceso a Internet a velocidades por encima del gigabyte.
Con esa plataforma, luego podrá alquilar la red a otros operadores estatales de telecomunicaciones para vender servicios como telefonía sobre Internet, televisión de alta definición, circuitos de vigilancia y transmisión de audio y vídeo, así como otros datos que puedan transmitirse a través de fibra óptica.
Los ingresos que generarían la venta de Internet y alquiler para que otros puedan entrar a ese circuito, son los que pagarán a futuro la inversión que sería financiada con el fideicomiso de obra pública.
“El ICE está dejando que se caiga el negocio de su vida. Pudiera vivir del peaje que se cobraría a otras empresas que quieran prestar servicios a través de esta red”, dijo Pablo Ureña, director de Racsa.
Incluso, la figura del fideicomiso parece resucitar, ya que la Superintendencia General de Valores pronto podría publicar el reglamento para mover los primeros proyectos, y el de Racsa lideraría.
“Acerca del fideicomiso de Racsa se aclara que se encuentra vigente y que la Banca de Inversión no ha recibido indicación contraria”, afirmó Lourdes Fernández, directora de banca de inversión del Banco Nacional.
Incluso, fuentes cercanas aseguran que el multimillonario sueco Jonas Birgersson tiene interés en el proyecto local, y traer recursos al país para ejecutarlo. Su fortuna se debe al desarrollo de redes nacionales de fibra óptica, y vendrá a finales de mes para presentar este modelo de desarrollo en una actividad que será auspiciada por la Superintendencia de Telecomunicaciones.
Sería de esperar que la vigencia de esta oportunidad de llevar a cabo la red de fibra óptica intensifique el pulso entre ICE y Racsa, ya que la fuente de ingresos estaría de nuevo a la mano y no está claro si se permitirá la continuidad del proyecto por parte de los directivos del ICE.
Daniel Chacón
dchacon@larepublica.net