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NOTA DE TANO


Nota de Tano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 11 agosto, 2011

Gaetano Pandolfo

Después de ese partidazo que se jugó la Selección contra Colombia y que la tuvo a 11 minutos de la gloria, tiene razón su técnico Ronald González en no fijarse en las pequeñeces que se dieron en el cierre del juego (ver el árbol) y quedarse con la grandeza del bosque (79 minutos con El Campín convertido en un sepulcro).

La voltereta que le dieron al resultado los juveniles con los goles de John Jairo Ruiz y Mynor Escoe ha sido de lo más dramático vivido a larga distancia por los aficionados nacionales en mucho tiempo. Fueron minutos emocionantísimos de adrenalina pura que nos hicieron recordar los hermosos pasajes de Italia 90; la eliminatoria al mundial en Corea y Japón y más recientemente la hazaña de Egipto.

Después de que Colombia abrió el marcador temprano de la segunda parte se presagió lo peor, básicamente por los antecedentes del torneo y los pobres desempeños que en zona de retaguardia presentó Costa Rica en la primera fase. Pero esta de los octavos de final era otra conformación; las variantes que dio Ronald González a su formación estelar con los ingresos como titulares del portero Aaron Cruz, los volantes de marca, Rafael Chávez y Pablo Martínez y los regresos de Ariel Soto, Escoe y Gutiérrez, le permitieron a la tricolor jugar una primera parte cara a cara con los anfitriones, apoyados por miles de miles de gargantas y por una prensa deportiva que dio a entender, quizá con justo criterio, que el rival era un pastel y el partido calificaba como postre.

El empate a cero al término del primer tiempo resultó un marcador parcial sorpresivo y ese trabajo grupal del equipo costarricense es el que valoró su cuerpo técnico al final del partido. Luego nos meten un gol y Costa Rica no se derrumba; todo lo contrario se rearma, ataca y pasa adelante con un trabajo que lleva al éxtasis.

Setenta y nueve minutos de locura; está a punto de caer el mejor equipo de la primera fase del Mundial, el anfitrión, y a El Campín, los “güilas” del “Carasucia” lo convierten en un convento.

Al rato se equivoca Aaron Cruz y enseguida se equivoca Ariel Soto y gana Colombia 3-2 y queda eliminada Costa Rica y algunos que no saben leer ni interpretar los sucesos, desean que Ronald González responsabilice al árbitro, al asistente, a Cruz o a Soto, en lugar de dar paso a la alegría por el extraordinario trabajo de su equipo.

¡Es cuestión de análisis, chicos!


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