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No necesitamos más leyes

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 19 julio, 2017


No necesitamos más leyes

Ahora que se acercan las elecciones, deberían insistir los votantes en que Costa Rica no necesita más leyes. Algún candidato presidencial debería prometer que si es elegido no convocará a “extraordinarias”; mejor que para los cuatro años próximos el puesto de diputado no sea uno de “tiempo completo.”

Ya hay miles de leyes y para todos los gustos. Se reglamentan los parqueos para caballos, el uso del telégrafo, el uso de los parques y áreas verdes como pasto para los animales (no hay que contratar para cortar el zacate) y otros obviamente anacrónicos. Hay leyes que contradicen a otras y el ciudadano puede escoger cuál le parece mejor.

La diputada Gloria Bejarano del Partido Unidad Social Cristiano, PUSC (2010-2014) se abocó a la eliminación de leyes que ya no eran relevantes y se dice que encontró la tarea muy difícil. Todo en la Asamblea Legislativa está organizado para preparar proyectos de ley y luego aprobarlos; no al revés.

Los autores de la Constitución Política pensaban en crear un “legislador ciudadano” que seguía dedicándose a su finca, su almacén, su bufete, su consultorio médico, u otra actividad; por unos meses durante los cuatro años llegaba a Cuesta de Moras para aprobar presupuesto y de vez en cuando votar por una legislación importante. Tenía sus raíces muy pegadas en su comunidad y sabía cuáles eran las necesidades de sus compatriotas.

Jamás se imaginaban una institución con 1.000 empleados tiempo completo, muchos de ellos investigando, escribiendo, y formulando leyes que piden los “padres de la patria”. Si se mira cuántas de las leyes se declaran inconstitucionales, en parte o del todo, es posible argumentar que se requiere un “upgrade” en la calidad de estos asesores. Al fin han logrado llegar a un acuerdo que prohíbe el nombramiento de parientes del legislador en los puestos y ha habido un poco de profesionalismo inyectado en el grupo. ¡Pero falta!

Como parte de este proceso de evolución a una institución grande aparecen las personas que realmente son políticos permanentes —nada que ver con ser “legislador ciudadano”. Estos en un periodo son diputados, en otro “asesores” de otro legislador y quién sabe si alguno en un periodo de cuatro años no logra ser nombrado embajador, oficial mayor, cónsul, policía, consultor o cualquier otro brete que aparece a la orden de los partidos en el poder.

El presidente debería dejar la Asamblea cerrada en agosto de 2018; puede estar seguro que absolutamente nada pasará si no “laboran” los diputados. Más bien habrá un ahorro en las dietas. Y que cierren en diciembre para regresar el 1° de mayo para oír “el discurso”. El país estará mejor.

Hay un ente internacional operando en Costa Rica con una directora italiana, que con el apoyo de unos intelectuales locales, está recomendando un aumento en el número de diputados a 82. Italia tiene un parlamento con 950 diputados y padece de problemas serios de gobernanza; ¡muchos leyes, poca ejecución! ¡Quizás quiere ella algo similar aquí!

cdenton@cidgallup.com

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