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COLUMNISTAS


Mis preferencias políticas

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 17 diciembre, 2021


Sinceramente

Muchas personas a lo largo de estos últimos meses me han preguntado pública y privadamente por mis preferencias políticas. Hoy voy a procurar responder a todas ellas sus preguntas y consultas. En democracia es indispensable escoger y la escogencia implica definir qué quiere uno de los líderes que gobernarán el país en el futuro. Como todo en la vida esta decisión tendrá algo de emotivo, algo de arrastre tradicional, algo práctico y mucho de racional.

Quiero un presidente de Costa Rica que gobierne para todos, que se ponga la camiseta del país y no que sea presa o gobierne para argollas o círculos de poder y de conveniencia. Quiero un presidente nacido de la democracia y que viva la misma con toda intensidad. No deseo argollismo ni gobierno de círculos elitistas. Deseo un presidente que sea realmente un presidente de todos nosotros y que interpretando el interés y la conveniencia nacional gobierne pensando en ello y no en los negocios y conveniencias de algunos.

Deseo el principio del fin de la repugnante corrupción que nos está asfixiando, por lo que requiero de un presidente valiente e íntegro. No puedo elegir a alguien sin carácter y menos a alguien de conveniencias y que vaya a esa elevada posición a hacer negocios y perseguir la plata para él y los suyos. Deseo que en su clara valentía tome las decisiones que permitan desarmar a los grupos corruptos y logre hacer que el interés de los costarricenses se anteponga a cualquiera.

Quiero a un presidente claro en el hecho de que los problemas que vivimos nacen de un exceso de gasto, no de una falta de ingresos. Resulta indispensable que el presidente y sus ministros estén claros de la inmoralidad que resulta de imponer más y más impuestos sobre todos los costarricenses antes de depurar el enorme desperdicio de la administración púbica, de las múltiples duplicaciones de competencias que existen a vista y paciencia de todos, de las instituciones que no contribuyen al esfuerzo nacional de producción y son un peso muerto. No es tolerable el desperdicio, el gasto corrupto, la duplicación de competencias y el empleo del estado para dar trabajo a las argollas y estructuras partidarias de las agrupaciones políticas sin más. Deseo un presidente que esté claro en que hay que entrar con valor a resolver el costo de la electricidad de Costa Rica. Que las instituciones viven y existen en función de los servicios que prestan y nunca de sus intereses ni de su misma existencia. Que las instituciones doblegadas por problemas causados por malas decisiones pasadas, corrupción y exceso de personal y gastos discrecionales deben de ser reformadas de inmediato. No más deben los costarricenses alcahuetear vicios por las vacas sagradas existentes. No a más impuestos, sí a menos gasto.

Deseo un presidente que tenga claro que el sector privado es el que genera empleo, riqueza e impuestos. Que el sector privado debe de ser liberado de todos los trámites y controles innecesarios que cuestan millones de millones al año y que lejos de ayudar a la producción nacional son carga muerta sobre sus hombros. Deseo un presidente que no llegue a estorbar la producción. Deseo que llegue a dejarnos trabajar a los costarricenses y a buscarnos el mejor ambiente y condiciones de trabajo a los que producen y son motor del país. No quiero un presidente que llegue a crear un ambiente adverso para los costarricenses en su emprendedurismo. Quiero un presidente comprometido con la producción del país sin proteccionismos absurdos.

Deseo justicia para todos. Deseo justicia pronta y cumplida en el poder judicial. Deseo que el poder judicial sea de los costarricenses y nunca más el de facciones de abogados y magistrados que buscan desarrollar la acción política desde su seno. Ya no quiero más linchamientos políticos ni tampoco disimulos de delitos que quedan impunes porque el ministerio público es aparentemente selectivo en sus procesos y acusaciones. No más linchamientos. No más juicios mediáticos para distraer la atención y dar la impresión de que mucho se hace sin estarse haciendo.

Deseo justicia en las relaciones de producción de los costarricenses. No más explotación e injusticia. No más abusos de algunos fuertes sobre los débiles que necesitan desesperadamente de trabajo y de sustento.

Deseo un presidente que nos conduzca a una revolución educativa que de una vez y por todas nos construya la educación para nuestros días, la educación para poder trabajar y producir, sin alcahuetear gremios y sin desperdicios o corrupción en las Juntas de Educación. Deseo que la educación del país sea toda de excelente calidad, que no haya diferencias entre el campo y la ciudad. Deseo que todos los costarricenses reciban una educación pública tan buena como la privada y que la educación vuela a ser el movilizador social que fue en el pasado.

Deseo una Costa Rica de ciudadanos interesados y participativos, igualitaria efectivamente frente a la ley, sencilla y austera. Una sociedad en la que las brechas en ingreso y en nivel de vida se vayan cerrando y no se amplíen. Una sociedad en la que la iniciativa de las personas, su libertad, sus diferentes capacidades y su esfuerzo con constancia y disciplina nos regresen a la Costa Rica de nuestras añoranzas.

Ahora lo que tengo que hacer, lo que debemos de hacer todos, es encontrar dentro de la multitud de candidatos que buscan nuestros votos, quien o quienes piensan como yo y persiguen mis objetivos, para votar por él.

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