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FORO DE LECTORES


Mario Charpantier

| Miércoles 08 diciembre, 2010


La invasión de 1955

Hemos leído, con el interés de siempre, dos artículos escritos por el Lic. Humberto Pacheco, en su columna Trotando Mundos, en el periódico LA REPUBLICA.
Nos llamó la atención su desconocimiento de la participación del Lic. Bernal Jiménez Monge, en los acontecimientos bélicos de 1955.
Recordemos que, hace 55 años, Costa Rica sufrió una invasión de parte de muchos nicaragüenses y calderonistas.
Costa Rica, es decir, su Gobierno no tenía armas, pues muchas fueron destruidas o distribuidas después de la Revolución de 1948.
De tal manera que la invasión procedente de Nicaragua tenía muchas opciones de triunfo.
El Gobierno de entonces estaba enterado en detalle de la invasión que preparaban los nicaragüenses y calderonistas, que se entrenaban en un cuartel abandonado, llamado “Coyotepe”.
Un día, al fin, se inició la esperada invasión desde Nicaragua.
En defensa de nuestras instituciones se presentaron cientos de jóvenes, algunos previamente entrenados para combatir la invasión, auspiciada desde luego, por los regímenes de Somoza, de Pérez Jiménez de Venezuela, y de Trujillo de República Dominicana.
Dichosamente el Gobierno de Costa Rica, tal como explicamos, estaba debidamente informado, y por eso optó por importar un buen lote de armamento moderno, que guardaba cuidadosamente en el antiguo aeropuerto de La Sabana.
Esa juventud valiente y patriótica, antes de partir para el frente, debía pasar por el mencionado aeropuerto a recoger su armamento.
Entre los jóvenes a quienes se les entregó armamento moderno, estaba Bernal Jiménez Monge, al que vimos marchar al frente ametralladora en mano.
Ahora Bernal guarda como recuerdo de su juventud, de su patriotismo y de su liberacionismo, numerosos documentos que confirman lo comentado.
Anécdotas parecidas, de valor, de patriotismo y de liberacionismo, podríamos relatar de otro héroe joven, Humberto Pacheco Alpízar, hijo del Ministro de Seguridad en esos días, Lic. Humberto Pacheco Coto, y de cientos de voluntarios más.
De los firmantes de este texto, Charpantier fue Comandante victorioso del joven ejército costarricense, mientras que Vicente tuvo que devolverse junto con otro cinco diputados, para atender asuntos parlamentarios urgentes.
El triunfo costarricense fue tan rápido y contundente, que obligó a los invasores a huir desordenadamente a Nicaragua, por orden de su Comandante Teodoro Picado, hijo.
Triunfó la juventud, triunfó la justicia, triunfó el costarricense, que cuando lo reclama la Patria, pone a prueba su valor y su patriotismo.

Coronel Mario Charpantier Gamboa
Dr. Carlos Manuel Vicente Castro







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