Manifestaciones
Marcello Pignataro manogifra@gmail.com | Lunes 17 septiembre, 2007
Hoy hace ocho días, mientras mi esposa se dirigía a llevar a los niños a la escuela, se encontró con una descomunal y nada normal presa sobre la Autopista Florencio del Castillo. En esa área son normales los accidentes vehiculares, debido sobre todo a los conductores que deciden adelantar por la derecha o manejar por el espaldón. No menos son debidos a imprudencias de peatones y choferes de bus, pero ninguna de las opciones mencionadas aquí fue la causante del atasco vial. Los reportes radiales hablaban de “una pequeña manifestación” al final de la autopista.
Las razones del evento las desconozco y, honestamente, menos me podrían importar, dado que atentaron contra el derecho de tránsito libre (cuando se puede) de miles de costarricenses que se dirigían a sus escuelas, colegios, trabajos, casas, etc. La Constitución Política protege el derecho a la manifestación pero, hasta donde tengo entendido, sin afectar los derechos de los demás.
Cuando me tocó a mí salir de la casa, rumbo a la oficina, ya la presa descomunal había dado paso a la normal de poco antes de las ocho, así que no tuve mayor inconveniente.
Hace escasos meses alumnos del Vargas Calvo cerraron la vía principal a San Pedro para que les cambiaran un profesor; otros estudiantes hicieron lo propio para que les quitaran un director. Los taxistas van a cerrar vías o a manejar como tortugas para que eliminen a los porteadores y a los piratas; los piratas y los porteadores hacen igual que los taxistas para que los dejen trabajar.
El resultado de estos cuatro ejemplos que acabo de citar, terminó complaciendo a los manifestantes. Sea de palabra o de hecho, obtuvieron, como mínimo, una promesa de que iban a considerar su posición.
Desconozco, eso sí, el resultado de la manifestación que mencioné al inicio de la columna, pero imagino que igual habrá logrado su cometido, sea cual fuere.
Para que lo tengan en cuenta, durante esta semana estaré cerrando calles y vías porque no me parece que las tiendas empiecen a llenarnos de Navidad apenas pasa el 15 de Setiembre.
Igualmente considero contraproducente que el Campeonato Nacional se desarrolle en las canchas en que se juega en la actualidad, por lo que posiblemente un viernes me encuentren bloqueando algún peaje o algo similar.
Grosso modo, ese sería un boceto del calendario de las primeras manifestaciones que tengo planeadas. El resto se las seguiré informando a quienes me honran con su lectura porque, de por sí, de fijo voy a obtener lo que estoy buscando.
* Mañana cumple un año de fallecida la persona que me “heredó” esta columna, aunque indirectamente. Un abrazo, Papá.
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