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Los vicepresidentes y el 2014

Claudio Alpízar redaccion@larepublica.net | Jueves 17 octubre, 2013


A lo mejor todo se da porque los vicepresidentes no tienen ni funciones, ni salarios y son fáciles de ningunear cuando se ponen incómodos


Los vicepresidentes y el 2014

Nuestra Constitución Política es mezquina en las funciones que le otorga a figuras tan importantes en un régimen presidencialista como deberían ser los Vicepresidentes de la República. Igual de mezquina es la administración pública que no les tiene establecido salarios, ni actividades propias. Cometemos un error al verlos con tanto desdeño.
Debemos modificar la Carta Magna para que los vicepresidentes tengan funciones preestablecidas, ¿pero cómo?, si hasta la Junta de Notables los ignoró. Los candidatos a Presidente de la República, pensándose inmortales, pocas veces consideran la posibilidad de su ausencia permanente o muerte. Un verdadero líder prevé que su sustituto tenga habilidades políticas, de estadista, es una forma de proteger a su país.
El PLN propone una fórmula que denota en los escogidos falta de habilidades políticas, son muy buenos profesionales, pero tienen muy poco reconocimiento ciudadano. El partido más institucionalizado del país, con amplias posibilidades de ganar, no pudo a lo interno de su estructura lograr una vicepresidente —Sylvia Lara— de raíces liberacionistas. El vice, Jorge Pattoni, conoce el mundo de la administración, pero muy poco el mundo político, un riesgo.
La fórmula PAC es equilibrada, ambos vices tienen experiencia política, han estado en gobierno y tienen conocimiento sobre política pública. El caso de Ana E. Chacón llama la atención, puesto que el líder fundador —elegante y solapadamente— vetó su selección. Helio Fallas es un profesional que conoce los problemas nacionales “al dedillo”. ¡Han pasado más de 12 años desde su fundación y no hay un vice de riñón paquiano!
El Movimiento Libertario propone una fórmula ideológicamente correcta con el partido. Thelmo Vargas fue ministro en el pasado y sabe lo que es la presión política al punto de perder el puesto por ella, da confianza al sector empresarial, es estudioso y mesurado en lo que dice. Abril Gordienko es la mayor sorpresa en las papeletas, no tiene experiencia política, distinguida profesional que le da “glamour” a la fórmula libertaria.
El PUSC apostó a sus entrañas, a su gente. Le dio una vicepresidencia a Carlos Araya G., uno de siempre, calderonista de I y II generación, estuvo cercano a Rodolfo Primero, quien abdicó. Patricia Vega muy desconocida, con alguna experiencia política y —si existe el término— abelista. Este partido le apostó a su nombre: unidad.
El Frente Amplio descompensó la imagen joven de su candidato, nombró dos vicepresidentes desconocidos. Dagmar Facio, hija de uno de los hombres que más admiro en su pensamiento: Rodrigo Facio. Pero con poca capacidad de negociación, conciliación y de apertura con los que piensan diferente. El vice Walter Antillón es un catedrático reconocido, ya pensionado, sin fuerza política. Es una papeleta muy consecuente ideológicamente.
Síntesis: Primero, desde el punto de vista mediático —clave en una campaña electoral moderna— ninguna de las fórmulas impacta. Segundo, ningún candidato tuvo como premisa que es mortal cuando seleccionó a sus sustitutos. Tercero, ningún candidato buscó una figura joven —40 a 50 años— con liderazgo y proyección a futuro. Y cuarto, a lo mejor todo se da porque los vicepresidentes no tienen ni funciones, ni salarios y son fáciles de ningunear cuando se ponen incómodos.
 

Claudio Alpízar

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