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COLUMNISTAS


Los proyectos de ley de Usura terminarán legalizándola o excluyendo a los más pobres del acceso al crédito formal

Gerardo Corrales gcorralesbrenes@gmail.com | Martes 12 noviembre, 2019


Algunos diputados como David Gourzong, Welmer Ramos y José María Villalta, promueven proyectos de ley que se venden muy bien, pues a nadie le disgusta que en teoría les digan y prometan rasgándose las vestiduras que han sido iluminados para acabar con la usura y los agiotistas.

Incluso uno de ellos ha dicho públicamente que cuando conoció a su colega que promueve un proyecto similar, el primero le dijo Nehemias 5 y el otro le contesto Isaias 10, esto para resaltar que Dios les encomendó acabar con esta desgracia.

Dicho esto, y sin mayor justificación, como lo ha sido con los proyectos anteriores que buscaban el mismo objetivo, proponen una tasa de interés máxima para TODO tipo de crédito, equivalente a la tasa básica pasiva, hoy 5,5% más un margen máximo de 25%, o sea una tasa de 30,5% en colones, por encima de la cual, cualquier crédito comercial o financiero sería usurero y causal de cárcel.

Entonces, esto que suena muy bien para muchos, en mi criterio netamente técnico, aunque mis detractores me atacan con falacias ad hominem que cómo trabajé en banca privada no puedo opinar o que si lo estoy haciendo es porque los bancos me pagan una millonada, ambos comentarios injuriosos, calumniosos y faltos a la verdad, va a producir dos resultados. El primero es que contrariamente los diputados señalados van a legalizar la Usura.

Si, así como lo oyen, pues una vez aprobada esta ley, si a usted un acreedor en un crédito sobre su casa de habitación, sobre su vehículo, sobre su maquinaria o equipo, sobre un lote o en general con garantía real le cobra hoy, 30% en colones, no serían esos créditos considerados de usura, aunque le estén cobrando dos o tres veces las tasas del mercado.

Por el contrario, para los acreedores formales que la ley les impida prestar a más del 30,5%, aunque los costos operativos, gastos administrativos, costos financieros y perdidas por incobrables superen ese límite, terminarán lógicamente cerrando el crédito a esos sujetos pues ningún intermediario financiero, público o privado, está hecho para perder plata.

Y como las necesidades de financiamiento de esos deudores no rentables no se acaban, van a terminar financiándose en la informalidad a tasas agiotistas muy superiores a las que hubiesen tenido en un mercado libre.

Normalmente los clientes de más bajos ingresos son los que generan los mayores costos y serían los que sufrirían la exclusión del sistema financiero formal.

¿Por qué pasa todo esto? Pues con todo respeto, la Biblia no se hizo para normar o legislar el mundo comercial o de los negocios y la cosa se enreda cuando algunos mezclan la política con las creencias religiosas. Por eso la famosa frase del hijo del Todopoderoso, Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.

Por tanto, estos temas son de carácter financiero, no religioso y corresponde a expertos objetivos en estos temas definir con fundamentos, los niveles de tasas y precios a partir de los cuales se habla de usura.

Dado que los costos, gastos y riesgos de los productos financieros son muy diferentes, es imposible como pretenden estos proyectos fijar un techo único, sino debe hacerse en función de cada categoría de producto financiero.

Además, nuestra misma Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor dice claramente que debe pensarse en regular precios solo en situaciones de excepción por desabasto o por condiciones monopólicas u oligopólicas que impiden que opere una competencia efectiva que es la forma mejor y demostrada de proteger al consumidor.

Por tanto, si bien estoy de acuerdo en aprobar un proyecto de tasas de usura, me opongo y es mi deber resaltar el punto, que no es resorte de los legisladores que no conocen la materia financiera, definir la metodología para el cálculo de las tasas de interés máximas por encima de los niveles normales en un mercado libre y competitivo para ser usura, sino que está materia tan sensible y delicada, como en otras partes del mundo, debe encomendarse al Banco Central.

En paralelo, si es materia del MEIC por donde pasó uno de los diputados proponentes de estos proyectos y de los entes reguladores como Banco Central, Sugef y Conassif, exigir que todas las entidades que otorgan créditos les suministren de forma transparente sus productos, estructuras de costos y riesgos para definir los limites máximos así como explicar el porqué, si los bancos del Estado controlan cerca del 80% de las cuentas corrientes y de ahorro, dedican menos del 3% de sus portafolios, a créditos para tarjetas.

Porque si en la página del MEIC los bancos del Estado ofrecen tasas en colones de menos del 25% en tarjetas, los consumidores siguen prefiriendo financiarse en los bancos privados con tasas de interés de más del doble? Acaso no será necesaria una Directriz de emergencia del Ejecutivo a sus bancos estatales que se tiren con agresividad a comprar saldos de clientes en emisores privados con la mitad del costo.

De igual forma, en vez vender humo para crear fantasías que, por medio de una ley, mañana los acreedores me van a bajar los costos a la mitad, es mejor ser más creativos para pensar como abaratar los costos operativos y de riesgo de incobrables con retenciones máximas automáticas de hasta un 40% de los salarios, lo cual hace que el riesgo de incobrables baje de forma significativa y con ello, las tasas de interés.

Perdón que me haya alargado, pero es fundamental no caer arrodillados a los cantos de Sirena que podrían hacer más daño a los que supuestamente van a defender.


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