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La conjetura

Leopoldo Barrionuevo leopoldo@amnet.co.cr | Sábado 14 noviembre, 2009



ELOGIOS
La conjetura

Conjetura es un hecho hipotético, es suponer lo probable basados en datos incompletos, es decir, indicios o bien en la realidad de algo ocurrido o pensado que tal vez se quedó en intención, así por ejemplo si el Gobierno anuncia que difícilmente se podrán pagar los próximos aguinaldos usted probablemente se preguntará: ¿Por qué pasa algo así? ¿Cuál es la causa? ¿Quién es el responsable? ¿Cómo puede ocurrir esto? ¿Cuándo se inició la falla? ¿Dónde están los fondos?
La gente quiere conocer los motivos en toda circunstancia, pero requiere indicios o señales para manifestar el pensamiento conjetural que se expresa con “quizá, tal vez, puede ser, es posible, a veces sucede”.
Un hecho es posible pero uno quiere saber si es probable y además pensamos que los hechos deben producirse de acuerdo con la experiencia habitual, esto sería verosímil.
Conjetural es Neruda en su Poema 20: “Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero/es tan corto el amor y tan largo el olvido.” También lo es Borges cuando escribe su “Poema conjetural” desde el pensamiento de Narciso de Laprida en el justo momento de su muerte y es conjetural René Descartes en “El discurso del método” al desarrollar el tema de la duda metódica: “Pienso, en consecuencia, existo”.
Borges retoma al pasado y considera que más allá de lo que se afirma que el pasado es inmodificable, uno lo logra en su memoria, embelleciendo sus recuerdos y soñando su propio pasado al igual que ocurre con la historia que es nuestra propia imagen de la historia. También el futuro es conjetural para Borges por cuanto es desconocido y todos los intentos de adivinación de cómo será y agrego yo: es tratar de definir los oscuros y horrendos versos de Nostradamus y tantos otros visionarios. Aun en mi vida personal han de intervenir tanta gente y acontecimientos que contribuirán a moldear cuanto intente y darán razón a Ortega y Gasset en su principio “yo soy yo y mi circunstancia”.
De más está el decir que nada puedo asegurar toda vez que es la percepción la que introduce en nosotros las realidades de las cuales interpretamos apenas una parte y nuestros sentimientos les adicionarán el resto, recuérdese esa obra maestra del cine, “Rashomon”, en al que cada uno de los testigos de un crimen lo narran a su modo. Claro está, la ventaja del cine o el teatro, en muchos casos permiten al espectador conocer ciertos hilos que los protagonistas desconocen e incluso es el autor el que confunde a los espectadores y los obliga a conjeturar. Pero la ventaja de la telenovela es que no deja lugar a la imaginación y nos ofrece un argumento previsible y anticipado sin conjeturas.
De todo esto se deduce que lo más preciado de la vida es tener sueños ciertos, elaborarlos y procurar hacerlos realidad, convertirlos en hechos a menos que cambien por el camino y sea una decisión firme de nuestra parte el reemprenderlos, modificarlos u olvidarlos. De todos modos, los hechos certeros de la vida no admiten dudas, como por ejemplo, la certeza de que vamos a morir, porque la vida eterna, la transmigración de las almas, el Paraíso o el Infierno no son más que ambiciosas conjeturas.

leopoldo@amnet.co.cr

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