La creciente demanda de vehículos eléctricos está creando un “boom” en la industria minera
Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 16 marzo, 2020
La demanda de vehículos eléctricos está creciendo porque tienen muchos beneficios, incluyendo la reducción continua de los costos de adquisición (lo cual debe ser acompañada con reducciones de los costos locales de la electricidad en cada país), bajo costo de mantenimiento, menos piezas que reducen la posibilidad de fallas, reducción de las emisiones al ambiente (en el supuesto que la electricidad sea generada con fuentes limpias de energía y que las emisiones en la cadena de valor se reduzcan), menos impacto directo en el ambiente, entre muchos otros beneficios.
Este rápido crecimiento está impulsando varios sectores económicos que forman parte de su cadena de valor, incluyendo la minería y la industria química.
La creciente demanda de vehículos eléctricos, junto con el crecimiento de otros sectores ligados a la nueva era que está emergiendo (teléfonos celulares, equipos eléctricos y electrónicos de todo tipo, entre muchos otros), está creando un “boom” en la industria minera y química en el mundo, ya que esta nueva era es mucho más intensiva en minerales.
Para abastecer este crecimiento, se están desarrollando nuevas mega cadenas de valor para asegurar todos los suministros que se requieren.
Entre otros aspectos, la creciente demanda de vehículos eléctricos (y de muchos otros equipos personales, industriales y comerciales) está provocando una creciente demanda de minerales muy diversos provenientes de la explotación minera y de las actividades industriales asociadas (como la industria química).
Las nuevas tecnologías disruptivas y transformadoras, como el desarrollo de los vehículos eléctricos y de otros nuevos productos eléctricos y electrónicos, crean grandes oportunidades de mejora económica, social y ambiental, pero a la vez crean grandes desafíos.
Como lo señala un artículo titulado “The New Energy Era: The Lithium-Ion Supply Chain”, “las tecnologías renovables y bajas en carbono son intensivas en minerales, como el litio, el cobalto, el grafito y el niquel”, entre muchos otros minerales como el cobre y el aluminio.
Nuevos cuidados deberán ponerse en marcha para que estos desarrollos no vayan a crear retrocesos en relación con el statu quo actual.
Entre las muchas preocupaciones que están surgiendo sobre las cosas que no se están haciendo bien en la cadena de valor se encuentran varias preocupaciones de índole social y ambiental.
Una parte importante de este problema se origina en el hecho de que en gran medida los minerales necesarios para apoyar este esfuerzo se realiza en países con normas ambientales y sociales que dejan mucho que desear.
Lo anterior debido a varias razones, incluida la disponibilidad de los recursos mineros que no están distribuidos de manera equitativa entre los países.
Un artículo publicado por el World Economic Forum, titulado “The dirty secret of electric vehicles”, indica lo siguiente:
- “Amnistía Internacional señala que los abusos contra los derechos humanos, incluido el uso de trabajo infantil, en la extracción de minerales, como el cobalto, utilizados para fabricar las baterías que alimentan los vehículos eléctricos, están socavando las afirmaciones éticas sobre estos vehículos”.
- “Sin cambios radicales, las baterías que alimentan los vehículos ecológicos seguirán viciadas por abusos contra los derechos humanos”.
- “El Global Battery Alliance del Foro Económico Mundial señala dos desafíos principales:
Primero, las materias primas necesarias para las baterías se extraen con un alto costo humano y ambiental. Esto incluye, por ejemplo, el trabajo infantil, los riesgos para la salud y la seguridad en el trabajo informal, la pobreza y la contaminación.
Segundo, un desafío del reciclaje se cierne sobre los once millones de toneladas de las baterías gastadas de iones de litio (lithium-ion batteries) que se pronostica que se desecharán en 2030, con pocos sistemas para permitir la reutilización y el reciclaje en una economía circular para las baterías”.
Otro artículo publicado por “The Conversation” señala lo siguiente:
• “La creciente demanda de vehículos eléctricos es importante para ayudar a reducir las emisiones del transporte, pero también conducirá a una nueva minería. Sin un enfoque cuidadoso, podríamos crear nuevos daños ambientales al intentar resolver un problema ambiental.
• Al igual que los paneles solares, las turbinas eólicas y las tecnologías de almacenamiento en baterías, los vehículos eléctricos requieren una mezcla compleja de metales, muchos de los cuales solo se han extraído previamente en pequeñas cantidades.
• Estos incluyen cobalto, níquel y litio para baterías que se usan en los vehículos eléctricos y el almacenamiento de electricidad; metales de tierras raras para imanes permanentes en vehículos eléctricos y algunas turbinas eólicas; y plata para paneles solares".
• Para garantizar que la transición a las energías renovables no aumente los impactos ambientales y humanos ya significativos de la minería, son esenciales mayores tasas de reciclaje y abastecimiento responsable”.
• Los vehículos eléctricos son solo una parte muy pequeña del mercado mundial de vehículos, pero se espera que su absorción se acelere rápidamente a medida que se reducen los costos. Este cambio global es el principal impulsor de la demanda de litio, cobalto y tierras raras, que tienen un gran efecto en el ambiente.
• Aunque los vehículos eléctricos claramente nos ayudan a reducir las emisiones de transporte, las industrias de vehículos eléctricos y de baterías enfrentan el desafío urgente de mejorar los efectos ambientales de sus cadenas de suministro”.
• Sin una gestión responsable, una mayor absorción de energía limpia tiene el potencial de crear nuevos problemas ambientales y sociales. Los metales pesados, por ejemplo, podrían contaminar el agua y los suelos agrícolas, provocando problemas de salud para las comunidades y los trabajadores de los alrededores.
• La mayor parte del cobalto del mundo se extrae en la República Democrática del Congo, y alrededor del 20% proviene de mineros artesanales y de pequeña escala que trabajan en condiciones peligrosas en minas excavadas a mano” (la República Democrática del Congo es responsable de alrededor del 72% del cobalto producido a nivel mundial).
• Esto incluye un estimado de 40.000 niños menores de 15 años.
• El procesamiento de tierras raras requiere grandes cantidades de productos químicos nocivos y produce grandes volúmenes de desechos sólidos, gas y aguas residuales, que han contaminado aldeas en China”.
• La literatura está llena de estudios y artículos sobre los nuevos retos que debe enfrentar a humanidad con el nuevo normal que está emergiendo”.
Y dado el rápido crecimiento de la demanda todo tipo de metales, la explotación minera masiva podría moverse adicionalmente hacia los océanos y los mares, incluyendo la explotación minera en las grandes profundidades (“deep sea mining”), como lo señala un artículo de la BBC titulado “Electric car future may depend on deep sea mining”:
• “El futuro de los automóviles eléctricos puede depender de la extracción de metales de importancia crítica en el fondo de los océanos.
• La demanda del metal cobalto está aumentando, el cual es un ingrediente esencial en las baterías y es muy abundante en las rocas del fondo marino”.
Falta mucho por hacer para aumentar la sostenibilidad social y ambiental del nuevo entorno que está emergiendo y las cosas no suceden automáticamente como algunas personas creen.
Este es un problema mundial muy complejo que involucra muchas cosas (la disponibilidad física de los recursos mineros en los países, las tecnologías, etc.) y muchos actores mundiales (gran cantidad de países y empresas que son parte de las cadenas de valor mundiales, etc.).
Muchas cosas se pueden hacer. Entre ellas se encuentran las siguientes:
• Implantación a nivel mundial estándares humanos, sociales y ambientales en todas las actividades y todos les eslabones de las cadenas de valor.
• Implantación de sistemas eficaces y transparentes de verificación.
• Creación de una economía circular para que, entre otras cosas, aplicar la regla básica de las tres Rs del desarrollo sostenible: reducir, reutilizar y reciclar.
Todo lo anterior no es nuevo y está ocurriendo. Lo que hace falta son acciones reales, no cosméticas, de impacto global, las cuáles que aún no se toman.
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