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La cajita de Pandora de Liberación Nacional

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 31 mayo, 2017


Pizarrón

La cajita de Pandora de Liberación Nacional

El retorno de Johnny Araya al Partido Liberación Nacional es quizá un derecho que él mismo considere para sí. Siempre ha sido miembro de ese partido, excepto unos años de su primera militancia política que lo hizo en tiendas de la izquierda.

Nunca aspiró públicamente, dentro de Liberación Nacional a ser diputado o ministro. Tuvo oportunidad de desempeñarse en la Municipalidad de San José donde durante más de 20 años fue su principal figura corporativa, en los últimos años como alcalde municipal.

Para las elecciones de 2010 ya había manifestado su interés de aspirar a la candidatura presidencial por parte del Partido Liberación Nacional, pero no fue hasta las elecciones de 2014 en que tuvo su oportunidad, siendo candidato único en esa ocasión dentro del partido, lo que no tuvo que resolver en una convención interna.

El resultado electoral de 2014 impuso una segunda vuelta de elecciones, en la que Johnny Araya quedó inscrito como segundo contendiente siguiendo a Luis Guillermo Solís del Partido Acción Ciudadana, por poca diferencia de votos.

La campaña electoral había sido muy mal manejada y peormente diseñada. Trató de desarrollar una estrategia de convertirse en el centro político, escogiendo como contrincantes a derrotar al Frente Amplio y al Movimiento Libertario, ubicándolos como izquierda y derecha, sin poder lograrlo. Lo único que resultó fue una crecimiento artificial del Frente Amplio que se expresó en los nueve diputados que obtuvo y el alto porcentaje de votos de su candidato presidencial. Sin poderse constituir Johnny Araya en el centro político, Luis Guillermo Solís logró posicionarse desde el final de la primera ronda electoral en ese centro desplazándolo en su aspiración. Así, para la segunda ronda, cuando solo dos partidos políticos participaban, era obvio que todo el conglomerado de partidos que había participado en la primera evitando que Liberación Nacional tuviera un tercer gobierno consecutivo se aglutinara naturalmente contra el candidato Johnny Araya y su Partido Liberación Nacional.

En Costa Rica no tenemos bien desarrollada la práctica de alianzas reales estratégicas o de coaliciones electorales, que sobre planes de gobierno, proyectos de ley, puedan formarse incluso compartiendo ministerios. Así, los electores fueron a votar en masa, por sus diversos partidos que se habían enfrentado a Liberación Nacional en febrero de 2014, sumándole a la única opción en posibilidad de derrotarlo en la segunda, que fue el Partido Acción Ciudadana, de allí su alto grado de votación.

Para la segunda ronda Johnny Araya anunció sorpresivamente que dejaba la campaña electoral, reconociendo tácitamente el triunfo de Luis Guillermo Solís, abandonando de hecho la lucha electoral.

De acuerdo con el Código Electoral los candidatos presidenciales una vez inscritos como tales no pueden retirarse de la contienda. Tienen que participar hasta el final. Johnny Araya, como capitán del barco liberacionista, en su hundimiento lo abandonó, dejando a la tripulación y a los que lo acompañaban en ese viaje. Bernal Jiménez, presidente del Partido Liberación Nacional tuvo que asumir la conducción de la nave en ese remolino electoral que la había metido Johnny Araya, al salirse de la segunda vuelta electoral.

Esto le ocasionó a Johnny Araya que el Comité de Ética del Partido Liberación Nacional le sancionara para que en un lapso de cuatro años no pudiera participar o aspirar a puestos de elección dentro de ese partido.

Con el gusanillo de la política, pero más el de alcalde, con motivo de las elecciones municipales de 2016, sin el Partido Liberación Nacional, Johnny Araya arregló su retorno a la Municipalidad de San José con el partido evangélico Alianza por San José, renunciando de esa manera a Liberación Nacional, porque el Código Electoral, ni los Estatutos internos de los partidos políticos de Costa Rica, permiten la doble militancia. De manera que desde 2015, si no antes, para participar como candidato a alcalde por otro partido ya había dejado las tiendas liberacionistas.

El Estatuto liberacionista permite que los que han sido candidatos presidenciales de este partido puedan participar de las sesiones del Directorio Político, que es el máximo órgano de dirección de este partido.

Para la convención interna de 2017 Johnny Araya apoyó al candidato Antonio Álvarez Desanti, lo cual es su derecho, y el de Antonio de recibir ese apoyo. Antonio había sido parte del comité o comando estratégico de la campaña de Johnny, de manera que podía entenderse este favor retribuido.

Lo insólito es que dicho apoyo se da sin renunciar públicamente Johnny Araya a su partido cantonal Alianza por San José, provocando una mezcla de intereses que solo producía sinsabores. Y, más recientemente, cuando anuncia su regreso a Liberación Nacional y se incorpora de facto al Directorio Político Nacional, sorprendiendo a los principales dirigentes liberacionistas y a los sectores que habían apoyado con más fuerza a Antonio Álvarez Desanti frente a José María Figueres.

Si Johnny puede estar o no en ese Directorio ahora es un dilema casi jurídico, de tiempo de salida y de tiempo de regreso al Partido. El Estatuto partidario establece que debe tener dos años por lo menos de haber regresado al Partido Liberación Nacional y pareciera que esto no lo tiene. Al día de hoy no hay una renuncia pública de Johnny Araya al partido Alianza por San José.

Como miembro de ese partido deja mucho que decir a las personas que le apoyaron y confiaron en él como dirigente y como candidato.

Como candidato de cualquier partido al que quisiera participar, incluso de nuevo Liberación Nacional, también provoca mucha desconfianza este comportamiento diletante. Esto será resuelto obviamente por Liberación Nacional, pero, ¿a qué costo en medio de esta campaña electoral, que para Antonio Álvarez Desanti, está siendo diseñada con los mismos malos valores estratégicos que llevaron a Johnny a su estruendosa derrota? ¿Está dispuesto Antonio Álvarez Desanti a repetir esos errores?

La incorporación de Johnny en la forma que lo está haciendo cuestiona fuertemente los grupos que apoyaron fielmente a Antonio, especialmente al arismo, que fue su columna vertebral sin ninguna duda en esa contienda.

Si Araya aspira a regresar como candidato presidencial de Liberación Nacional en 2022, que pareciera esa es su ruta, nada más hay que recordar que el Partido Liberación Nacional solo les dio oportunidad de repetir candidaturas presidenciales a los líderes históricos y fundadores de ese partido. Así a Francisco Orlich le dio dos oportunidades, en 1958 y 1962, a Daniel Oduber en 1966 y en 1974 y a Luis Alberto Monge, en 1978 y 1982. Después de ellos a nadie más. Los candidatos perdedores en campañas presidenciales a partir de 1990 no tuvieron esa doble oportunidad, Carlos Manuel Castillo en 1990, José Miguel Corrales en 1998, Rolando Araya en 2002, también fue a segunda vuelta. ¿Por qué entonces a Johnny Araya, perdedor de las elecciones en 2014 se le dará una segunda oportunidad en 2022? Hay que esperar a ver si esta historia cambia. Para mí ya hay caminos trazados que no tienen retorno en Liberación Nacional.

De esta campaña, salvo alguna circunstancia especial, habrá nueva dirigencia aspirando a la candidatura presidencial liberacionista de 2022, que todavía podría enfrentar la aspiración a la reelección presidencial de José María Figueres, sobre todo si Antonio Álvarez Desanti es derrotado en esta campaña, de la que Figueres podría presentarse como el ave Fénix.

Salvador del Partido Liberación Nacional, en una situación similar, solo lo ha sido el Dr. Óscar Arias Sánchez, en la campaña de 2005-2006.
Esperemos el curso de los acontecimiento políticos dentro de Liberación Nacional, que por ahora parece una cajita de Pandora.
 

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