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La alimentación también es un derecho de los trabajadores

Karol Delgado redaccion@larepublica.net | Lunes 30 septiembre, 2024


KD


Dra. Karol Delgado, nutricionista

Representante del Colegio de Profesionales en Nutrición

El capital más importante para las empresas, es el recurso humano. Uno de los principales temas de interés para las empresas suele ser la seguridad y salud ocupacional, enfocada en disminuir los accidentes laborales, mejorar el clima organizacional y garantizar la calidad de sus productos o del servicio que se brinda al cliente externo.

No obstante, son pocas las empresas que se interesan en la calidad de la alimentación que consumen los trabajadores, durante sus jornadas laborales. Así lo evidencian reportes generados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Este organismo explica que el acceso a una alimentación adecuada y saludable en los lugares de trabajo, contribuye a aumentar la productividad hasta en un 20%; además, favorece la motivación del personal, previene los accidentes y los decesos prematuros, y reduce los gastos médicos, así como el ausentismo relacionado con incapacidades.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos plantea que, “todas las personas deben tener disponibilidad y acceso a alimentos suficientes, adecuados a su cultura, que cubran sus necesidades vitales y esos alimentos no deben tener sustancias o situaciones adversas para la salud y estos alimentos deben estar disponibles y accesibles todo el tiempo para las y los consumidores”.

Una alimentación adecuada en calidad y cantidad, constituye un derecho humano básico, por lo que es importante considerarla en el contexto de los derechos del trabajo.

En ese sentido, las empresas deben implementar acciones para asegurar colaboradores bien alimentados y saludables, elementos clave en la protección social de los trabajadores, la productividad y la competitividad empresarial.

Un colaborador sano, tendrá la suficiente energía para ser más eficiente y estar alerta en situaciones de estrés, lo que contribuye a disminuir los riesgos de accidentes laborales y optimizar su rendimiento.

Por el contrario, inadecuados hábitos de alimentación, como, por ejemplo, omitir un tiempo de comida en el lugar de trabajo, provoca una disminución de la concentración de azúcar en la sangre, lo que reduce el período de atención y la velocidad con la que se procesa la información, además de debilidad, sueño, cansancio, falta de coordinación y problemas gastrointestinales.

Adicional a lo anterior, un estilo de vida sedentario, fomenta el aumento de peso y el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas no trasmisibles, debido a que el gasto calórico se disminuye, y por lo tanto, el requerimiento nutricional es menor.

Lamentablemente, la dieta de los trabajadores costarricenses está compuesta por productos industrializados altos en grasas y azúcares; sodio y un bajo consumo de frutas, vegetales y agua.

Esta situación representa no sólo un problema de salud en el trabajador, sino también, en un problema para las empresas, ya que ven reducida su mano de obra, por el ausentismo y el aumento de incapacidades.

Las organizaciones deben comprometerse con la formulación e implementación de estrategias, para la protección de la salud de sus colaboradores, ante los riesgos asociados al consumo de alimentos de baja calidad nutricional.









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