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Huevos de oro y sindicatos

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 23 marzo, 2012



Huevos de oro y sindicatos


La situación de los salarios de los empleados públicos tiene dos aristas importantes.
Por un lado, mucho se ha mencionado sobre la cantidad de beneficios, pluses, convenciones, en comparación con los trabajadores privados.
Los burócratas han logrado mejorar sus ingresos, obteniendo aumentos superiores a los reportados en el sector empresarial.
Sin embargo, quiero enfatizar ahora otro punto que presentó una investigación de LA REPUBLICA, la cual refleja una nueva realidad, un peligro mayor para los bien ponderados servidores públicos.
Algunos le llaman el “Estado Paralelo” y tiene que ver con los $2 mil millones que en los últimos cuatro años consumió el gobierno en consultorías.
Para tener una idea de esta cifra astronómica, representa más que todo lo que recaudaría Hacienda si se aprobara finalmente la deficiente reforma fiscal, ahora en manos de la Sala IV.
Los empleados públicos deben sentirse hoy en día muy contentos con sus sindicatos, que lograron en los últimos años aumentarles un buen saco de beneficios.
Sin embargo, a su vez, no les conviene matar la gallinita de los huevos de oro, ya que el famoso déficit fiscal atenta a su vez contra el futuro de sus pluses.
Para el burócrata, ahora más que nunca será crucial demostrar que es eficiente y que en realidad el Estado lo necesita.
De lo contrario correrá el riesgo, como en Grecia, España, Reino Unido, de que la solución venga por un recorte de fuerza mayor, que dicho sea de paso, la Constitución lo permite ante la falta de recursos.
Por esta razón, la lucha contra la duplicación de funciones y más cuando estas son generadas a partir de consultorías del Gobierno, algunas de las cuales abogan por la reducción de Estado, será un asunto de vida o muerte para la privilegiada casta de empleados públicos.
El despilfarro en consultorías que comete el Estado no se justifica, menos aún si las instituciones ya de por sí tienen departamentos legales, ingenieriles, informáticos.
Son más bien los propios sindicatos los que en este momento deberían estar más preocupados por estas contrataciones externas de servicios profesionales.
Para los propios abogados, ingenieros, informáticos, periodistas, y demás funcionarios que trabajan hoy en el Estado, en tiempos de crisis fiscal, de socarse la faja y cuando se empieza a analizar la posibilidad de quitarles su privilegiado empleo, lo lógico sería ponerse vivos y demostrar que realmente son necesarios.

Luis Alberto Muñoz

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