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NACIONALES


Hijos menos educados

| Martes 01 abril, 2014


¡Sí se puede! Andrés Eduarte salió de la pobreza con esfuerzo y voluntad para convertirse hoy en ingeniero electrónico, motivando a su madre a ingresar en la UNA donde hoy ella sigue estudios en bibliotecología.


La proporción de los hijos con menor escolaridad, alcanza el 23%

Hijos menos educados

Algunos superan a los ancestros

La educación práctica, así como la apertura de más colegios técnicos, son dos soluciones al problema de que cada vez es mayor la proporción de hijos que cuentan con un nivel educativo inferior al de sus padres; sobre todo en las áreas rurales.
El retroceso educativo implica consecuencias negativas para muchos jóvenes, así como para la economía, que tiene que lidiar con una preparación no adecuada de parte de un segmento significativo de la fuerza laboral.
Para combatir el problema del deterioro educativo, se necesita contar con más colegios técnicos, que estén conectados con las empresas, comprometidos en programas de pasantías pagadas, con el fin de garantizar una plaza a los estudiantes al fin de sus estudios, dijo Isabel Román, coordinadora del Estado de la Educación.
Este ha sido el secreto de varios países desarrollados, como Finlandia, Alemania, Dinamarca; donde la mano de obra corresponde a especialistas graduados de colegios tecnológicos en carreras de punta futuristas demandadas por las empresas.
Se requiere además incrementar la cantidad de colegios, sobre todo en las zonas rurales, donde se experimenta por mucho la caída en el nivel académico, en comparación con las generaciones anteriores.
En lo que al retroceso de refiere, ha crecido de forma constante durante casi 30 años. La proporción de los hijos menos educados que sus padres, alcanza el 23% de la población en los últimos tres años, según Natalia Morales, investigadora del Informe.
Por ejemplo, en 1984 fue tan solo el 13% de los jóvenes quienes tuvieron un nivel educativo inferior al de la generación anterior. Hace tres años, el promedio de escolaridad alcanzó el octavo grado, cuatro años menos al de la generación anterior, que en promedio sí terminó el colegio.
El impacto económico recae en el estudiante, que perderá durante el resto de su vida laboral al menos un 20% de ganancias, en comparación con quienes culminan el colegio, indica Román. Mientras tanto, el rezago educativo repercute en el sector empresarial, que pierde competividad, al no contar con la mano de obra calificada.

Ricardo Sossa
sossa@larepublica.net
@La_Republica







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