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COLUMNISTAS


El fantasma del desempleo

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 01 febrero, 2011



Reflexiones
El fantasma del desempleo

El Nobel de Economía 2010 fue considerado un premio para los teóricos del desempleo. Entregado a quienes han basado su trabajo en demostrar la inconsistencia de la teoría económica convencional basada en el pensamiento neoclásico, que supone que oferentes y demandantes de trabajo pueden encontrarse rápidamente y sin costo alguno en el mercado laboral. Nada más apartado de la realidad, de acuerdo con los tres galardonados (Pissarides, Diamond y Mortensen). De ellos, los dos últimos se declaran keynesianos y sus estudios ahondan en los llamados mercados de búsqueda laboral, en los que es necesario emplear tiempo y recursos económicos para que se encuentren la oferta y la demanda por empleo. Esta situación crea “fricciones” que se traducen en trabajadores parados, insatisfechos y sin ingresos, y puestos de trabajo no cubiertos, lo que también afecta negativamente a las empresas y por supuesto a la economía en general.
Si bien la situación costarricense puede considerarse como satisfactoria en 2010, comparada con otros países de la región y en general del mundo un 7,3% de desempleo abierto es razonable para Costa Rica si se compara con un 20% en España, por ejemplo la vulnerabilidad del mercado de trabajo a cambios del entorno es significativa. La tendencia a la terciarización del empleo aumento de la importancia del sector servicios en la proporción de total de trabajadores empleados es cada vez más fuerte. Dentro de este proceso, la creación de trabajos de alta calidad es bastante escasa en relación con la oferta de trabajadores. Esta tendencia afecta particularmente a las mujeres, los jóvenes y a dichos grupos en espacios rurales, generando mayor dificultad para encontrar y sostener el empleo.
Dentro de las fallas del mercado que se deben atender, es claro y correcto que se atienda la precariedad en el empleo, sobre todo lo requerido para que efectivamente se pague el salario mínimo de ley, se cumpla con normas de calidad en términos de seguridad en el empleo y prácticas más humanas en las relaciones obrero-patronales. Pero es mucho más importante asegurarse de que la formación profesional de los nuevos costarricenses que ingresan al mercado laboral se adecue a las competencias y requerimientos que exige el entorno. Este campo es esencial en la transformación de nuestro sistema educativo, no solamente se requiere recurso humano bilingüe e ilustrado en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, es vital generar un trabajador capaz de innovar, de enfrentar procesos permanentes de cambio y ajuste en los procesos y actividades del mundo del trabajo donde se involucra. Se requiere una formación más flexible y dotada de capacidades para colaborar, articular, integrar y resolver problemas dentro de los distintos ámbitos disciplinarios e interdisciplinarios. Es claro el mensaje de la Academia Nobel de Economía, el mercado laboral seguirá siendo importante y trascendente en el éxito del bienestar en los países, de no ser capaces como sociedad de aportar a nuestras nuevas generaciones dichas condiciones mínimas, el fantasma del desempleo aparecerá, una vez más.

Leiner Vargas Alfaro
lvargas@una.ac.cr

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