El Saprissa vibró
Cristian Williams cwilliams@larepublica.net | Jueves 04 junio, 2009
El Saprissa vibró
Cristian Williams
cwilliams@larepublica.net
Lleno como pocas veces y encendido como nunca. Así estuvo el estadio Ricardo Saprissa, totalmente teñido de rojo, con ribetes azules y blancos para apoyar a la Selección Nacional.
La fiesta se vivió desde temprano, en las afueras las marcas llenaron de regalías a quienes caminaban hacia el estadio, acompañados por preciosas mujeres, de grandes curvas y poca ropa, que a más de uno le quitaban la respiración.
Y no solo las modelos, porque las aficionadas a Estados Unidos, en su mayoría se enfundaron en cortos pantaloncitos que hicieron dejar atrás la rivalidad a los ticos, quienes entre broma y broma se robaron más de una foto con ellas.
El estadio, con su lleno espectacular, donde los únicos espacios libres eran los de las zonas amarillas, comenzó a llenarse poco a poco. Primero fueron las zonas popular sur y norte, para luego copar sombra este y oeste.
La afición llegó con ganas de cantar, de sonreír, de gritar, de hacerse sentir y que los jugadores norteamericanos sintieran en su piel el poder del estadio Ricardo Saprissa, ese que muchas veces los ha atemorizado.
Plateas y palcos fueron los últimos en llenarse, el tener el campo asegurado les permitió llegar más tarde que los otros, pero cuando lo hicieron le dieron más vida al escenario, que cargado con los palillos que regaló Digicel generó un ambiente ensordecedor.
Llegó el juego, el gol de Saborío, perdón, el golazo y los aficionados celebraron a más no poder. Pero unos minutos después, y tras los ataques de la tricolor llegó la anotación de Celso, era el 2-0, más festejo en las gradas.
Para el complemento, en la cancha los jugadores buscaron más goles, y en las tribunas el apoyo fue total. El tercer tanto fue una gran jugada de Pablo Herrera, y aunque los rivales descontaron en el último minuto en un cobro de penal de Donovan, eso no empañó la celebración. Esta fue una noche de fiesta, un triunfo más, vamos camino al mundial.
Cristian Williams
cwilliams@larepublica.net
Lleno como pocas veces y encendido como nunca. Así estuvo el estadio Ricardo Saprissa, totalmente teñido de rojo, con ribetes azules y blancos para apoyar a la Selección Nacional.
La fiesta se vivió desde temprano, en las afueras las marcas llenaron de regalías a quienes caminaban hacia el estadio, acompañados por preciosas mujeres, de grandes curvas y poca ropa, que a más de uno le quitaban la respiración.
Y no solo las modelos, porque las aficionadas a Estados Unidos, en su mayoría se enfundaron en cortos pantaloncitos que hicieron dejar atrás la rivalidad a los ticos, quienes entre broma y broma se robaron más de una foto con ellas.
El estadio, con su lleno espectacular, donde los únicos espacios libres eran los de las zonas amarillas, comenzó a llenarse poco a poco. Primero fueron las zonas popular sur y norte, para luego copar sombra este y oeste.
La afición llegó con ganas de cantar, de sonreír, de gritar, de hacerse sentir y que los jugadores norteamericanos sintieran en su piel el poder del estadio Ricardo Saprissa, ese que muchas veces los ha atemorizado.
Plateas y palcos fueron los últimos en llenarse, el tener el campo asegurado les permitió llegar más tarde que los otros, pero cuando lo hicieron le dieron más vida al escenario, que cargado con los palillos que regaló Digicel generó un ambiente ensordecedor.
Llegó el juego, el gol de Saborío, perdón, el golazo y los aficionados celebraron a más no poder. Pero unos minutos después, y tras los ataques de la tricolor llegó la anotación de Celso, era el 2-0, más festejo en las gradas.
Para el complemento, en la cancha los jugadores buscaron más goles, y en las tribunas el apoyo fue total. El tercer tanto fue una gran jugada de Pablo Herrera, y aunque los rivales descontaron en el último minuto en un cobro de penal de Donovan, eso no empañó la celebración. Esta fue una noche de fiesta, un triunfo más, vamos camino al mundial.