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El plan fiscal del próximo gobierno: ¿Cuestión de patriotismo o populismo?

Priscilla Sánchez Conejo priscilla.sanchez@gmail.com | Lunes 31 enero, 2022

Priscilla

El próximo 6 de febrero, el electorado costarricense ostentará la gran responsabilidad de determinar el rumbo político y económico de Costa Rica por los próximos 4 años. Estas elecciones, ya de por sí atípicas por llevarse a cabo en medio de la pandemia, están abanderadas por el desencanto que ha invadido al electorado, como resultado del desempleo, el aumento del costo de la vida, y los recientes escándalos de corrupción. En medio de todo esto, la política fiscal del próximo gobierno, es sin duda, la protagonista, siendo que de esta dependerá si la crisis económica que el país actualmente vive, puede mitigarse o empeorarse.

Al día de hoy, ningún candidato o candidata ha establecido en su plan de gobierno una política fiscal de rescate, clara y coherente con la realidad actual. Por el contrario, el electorado, solo se ha encontrado con ingenuas propuestas de: “eliminar 90 impuestos, o suspender el cobro de 30 impuestos” mismas que además de ingenuas, son irresponsables, dado el contexto económico y social que Costa Rica está atravesando. Las crisis económicas, demandan planes concretos de rescate, la historia así lo requirió en el año 1929, y más recientemente en el año 2010.

En la crisis del año 2010, Inglaterra fue el ejemplo a seguir, con su plan de rescate económico y fiscal frente a la crisis financiera global. El plan de rescate con el que los ingleses lograron salir de la recesión, se basaba principalmente en cuatro ejes: 1) La creación de la Oficina de Responsabilidad del Presupuesto (OBR: Office of Budget Responsibility), 2) El aumento de la tarifa del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 17.5% al 20%, 3) La reducción y contención extrema del gasto público, y finalmente, un 4) El ajuste en la política monetaria del Banco de Inglaterra.

La pregunta necesaria entonces es: ¿Debe Costa Rica adoptar estas mismas medidas? La respuesta es sí. En primera instancia, es necesario que exista la rendición de cuentas con respecto, a la ejecución presupuestaria y el gasto público. La forma puede definirse, pero el llamado a cuentas a cada uno de los jerarcas de las entidades públicas debe existir. En segundo lugar, si bien existen políticos que de forma populista e ignorante ofrecen “bajar el IVA”, lo cierto es que este impuesto, es el de más eficiente recaudación, de ahí, que un aumento en su tarifa, en conjunto con una propuesta de disminución (del 30% al 25%) en la tarifa del impuesto sobre las utilidades, puede resultar en una medida eficiente y justa para contrarrestar el déficit fiscal.

En tercer lugar, de forma indubitable se requiere una reducción del gasto público, lo cual se alinea con la Ley de Empleo Público y la Regla Fiscal, que debe encontrar su norte, e iniciar su aplicación de forma responsable e imperativa. Finalmente, el ajuste en la política monetaria o continuar lo que, de forma acertada se ha venido haciendo hasta ahora, con una profundización de política monetaria expansiva, la inyección de liquidez en los mercados, y la facilidad al crédito especial (política monetaria no convencional).

Nadie quiere pagar más impuestos, pero lo cierto es que el plan fiscal que Costa Rica requiere, debe ir más allá de la aplicación o no de la curva de Laffer. La prestación de servicios en Costa Rica, por ejemplo, representa un 68% del Producto Interno Bruto (PIB), mismo que sufrió una caída del 4.1% en los últimos años, de ahí que aumentar la tarifa del IVA a un 15%, no parece lejano a una medida de rescate necesaria. Está en manos de cada candidato o candidata decidir si su propuesta fiscal está dirigida por el populismo, o por el patriotismo, aun por encima del liberalismo, y está en manos de cada ciudadano y ciudadana dar un paso al frente con su voto este próximo 6 de febrero, para salvar a Costa Rica.






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