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Martes, 23 de abril de 2024



COLUMNISTAS


El Ministro de la Presidencia

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 07 agosto, 2019


Pizarrón


De los ministros, el de la Presidencia, a todos los efectos públicos, es el más importante. Es más que un escudero presidencial, es mas que un simple sirviente que atiende al Presidente, ni es solo el que le porta el escudo, de allí su referencia a la labor que hacían los escuderos con los caballeros medievales, cuando se dirigían a las batallas.

El Ministro de la Presidencia es un combatiente más, el más cercano al Presidente, y por ello su más seguro protector en las batallas que se libran desde el Poder Ejecutivo, es como el Canciller interno, el Ministro de Relaciones Interiores. De allí que el Ministro de la Presidencia se vea como el Presidente, para muchas ocasiones. Y se debe entender que cuando habla el Ministro de la Presidencia es como si hablara el Presidente. Cuando los Ministros de la Presidencia, Rolando Laclé o Rodrigo Arias, por citar dos casos, hablaban, se sentía la voz del Presidente, como debe ser.

De la fuerza de ese binomio sale más fortalecida la imagen presidencial y la del Ejecutivo Nacional, y se hace sentir, con publicidad o sin ella, con mayor peso el Gobierno.

No han sido casuales las críticas a Rodolfo Piza, como Ministro de la Presidencia, que ha sido. Más se las han hecho al Presidente Carlos Alvarado, tratando de bajarle el piso, por el papel protagónico que se hacía sentir, o que se decía tener, del Ministro Piza, minimizando el del Presidente, haciendo ver casi su inexistencia, y en extremo lo pintaban sustituido por el Ministro. Curiosamente quienes criticaban su fuerte presencia, hoy, con su renuncia, le señalan, le critican y le lamentan que no la tuviera más protagónica, que ya estaba desdibujado y que no se sentía, y hasta que tenía abandonado y a su suerte al Presidente. Son los laberintos mentales en que algunos se encuentran, sin poder salir de ellos.

Los escuderos medievales podían ser de sangre, parentesco, o formar parte de la nobleza, es decir, de la clase gobernante, o de la clase política. El que más se acerca a esa definición, de los últimos Ministros de la Presidencia, es Rodrigo Arias respecto a su hermano Oscar Arias, de su misma prosapia, en todo sentido. El resto forma parte de la clase política que rodea, o está en los partidos políticos cercanos al Presidente, y de su confianza.

En la batalla electoral de febrero del 2018 los sobrevivientes para la segunda ronda, quedaron maltrechos, mal heridos, sin reales y efectivos escuderos. Sus equipos de campaña quedaron minimizados, reducidos y aturdidos frente al desenlace final, que casi nadie se esperaba. Los equipos económicos de esos candidatos y partidos políticos ni se sentían, ni se conocían, y mucho menos sus propuestas reales y efectivas para el gobierno que entraría en mayo. El público participante de la batalla política igualmente había quedado atontado, con enormes dudas, retos existenciales y preocupaciones políticas por el inseguro devenir de la Patria que se veía y se sentía. La gradería de sol a punto del suicidio…deliraba y lloraba en silencio.

Más aturdidos quedaron los sectores de la izquierda militante con la estruendosa derrota electoral parlamentaria que tuvieron, quienes todavía no han podido entender ni la presencia y permanencia de Patricia Mora en el Gabinete gubernativo, ni la importancia de ese espacio, para su propia sobrevivencia, y, si se quiere, para el propio Frente Amplio.

Al Frente Amplio el Gobierno de Acción Ciudadana le puso un respirador artificial más allá de la Asamblea Legislativa. Hay que aprender a respirar en él y con él. En la década del 40, los comunistas con más compromiso político con el gobierno, con una coalición electoral, el Bloque de la Victoria, en 1944, no tuvieron ni un solo ministro, asumiendo gran responsabilidad hasta poner los muertos de la guerra civil, por lo que se creía que estaba en juego.

Los grandes partidos tradicionales, los que habían ejercido gobierno, Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, habían quedado fuera, en las elecciones del 2018, por primera vez, de ser una opción electoral final. Esto era parte del shock nacional, del aturdimiento que había provocado la lucha contra el bipartidismo, que estaba derrotado del escenario político inmediato y parecía enterrado del escenario político nacional.

La situación económica del país, de la cual bastante se había hablado en la campaña, sonó todas las alarmas frente a los dos candidatos, y sus partidos, que pasaban a la segunda ronda.

Las propuestas económicas fuertes, de continuidad del modelo económico nacional, se concentraban en los partidos Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana. En ellos estaban unidos los agentes económicos y productivos del desarrollo y de la economía costarricense. Las propuestas de estos dos partidos poco se diferenciaban, era más un asunto de forma que de contenido.

Tampoco los cuatro años de gobierno de Acción Ciudadana, con Luis Guillermo Solís de Presidente, se habían diferenciado en el fondo del modelo económico que se había venido siguiendo en el país desde 1978. Nada se había alterado ni perturbado en la producción, la apropiación y la distribución de la riqueza nacional. La concentración de la riqueza se seguía dando en un extremo, como la pobreza, el trabajo informal y el desempleo se ampliaba en el otro. En la campaña nada se proponía diferente. La clase media estaba prensada entre ellos.

Lo que distinguió al Partido Acción Ciudadana, en ese gobierno y durante la campaña, fue su papel en torno a los Derechos Humanos, la inclusión social y los temas álgidos que se agitaron de esta agenda, que todavía se cargan y gravitan para muchos efectos en la vida cotidiana y contra el Gobierno. Carlos Alvarado supo mantener hasta hoy esas banderas en alto.

La reacción forzada, de los grupos progresistas, contra los conservadores del país, se movilizó en favor de Carlos Alvarado para la segunda ronda. Aquí no había izquierda o derecha. Era progresismo o conservadurismo institucional y político lo que se jugaba. Era una tradición de avance institucional y democrático contra una amenaza de retroceso y de ruptura, o parálisis en libertades y derechos ciudadanos.

Con el resultado electoral de febrero del 2018 el Partido Liberación Nacional fue el primero en alinearse con Fabricio Alvarado, conservadoramente en el campo económico, con todos sus principales economistas, con el equipo económico que iba a llegar al Gobierno en caso de que hubieran ganado. Detrás de ese Partido, y equipo económico, las grandes figuras políticas conservadoras de la Unidad Social Cristiana, en grupo, desbocados, también se fueron de cabeza con Fabricio, sin tener clara la identidad que los cobijaba, porque no era por los principios, valores y símbolos cristianos nacionales, con los cuales los miembros del PUSC se sintieran identificados, porque el grupo de Fabricio los había cuestionado, amenazado y burlado. Era una reacción casi biliosa contra el Partido Acción Ciudadana y su candidato, por los últimos temas de la agitación en la campaña electoral.

Rodolfo Piza, el candidato de la Unidad Social Cristiana, el que había hecho remontar ese Partido en la elección del 2014, y lo fortaleció en la del 2018, había quedado prácticamente solo, frente a la estampida de sus principales e históricos dirigentes partidarios, quienes muchos de ellos no simpatizaban con su candidatura, que corrieron a meterse en las tiendas de Fabricio Alvarado.

Aún solo, Rodolfo Piza era la figura del momento, de ese Partido y del país, el que logró con su decisión el gran viraje. Los socialcristianos que se fueron con Fabricio representaban, en ese momento, balsas frente a Rodolfo que se erguía como un portaviones. Por eso fue importante su sabia y correcta lectura del momento, para el país, más que para él, de brindarle el apoyo a Carlos Alvarado, con todos las consecuencias y riesgos políticos que le podrían crear personalmente. Rodolfo era conservador en algunos de esos temas, pero moderado, como buen abogado y alto juez que ha sido respetuoso de las decisiones judiciales internacionales, y supo dentro de su conservadurismo apoyar el desarrollo liberal democrático de país y el fortalecimiento de los Derechos Humanos que significaba el Gobierno de Carlos Alvarado. Probablemente él y el Presidente han constituido una subibaja política, en el manejo del Gobierno, para mantener el equilibrio gubernativo que hasta ahora se ha tenido.

No era un cheque en blanco lo que Rodolfo le ofrecía al Partido Acción Ciudadana y a Carlos Alvarado. En política no se dan cheques en blanco, ni se muestran todas las armas ni se exhiben todas las intenciones. Por eso se firman Pactos, Acuerdos, Documentos, que son hojas de ruta, de navegación, que se desean cumplir de común acuerdo.

Liberación Nacional tampoco le daba un cheque en blanco a Fabricio. Le ofrecía su equipo económico, que Fabricio aceptaba. Rodolfo le ofreció a Carlos Alvarado su equipo económico, que confiaba en Rodolfo Piza, y la firma de un documento, Alvarado-Piza, que dio origen al llamado Gobierno de Unidad Nacional, y a una agenda a seguir, que según se ha dicho se cumplió, en este período de tiempo, casi en un 50%.

Este concepto, de Gobierno Nacional, tanto Carlos Alvarado como Rodolfo Piza lo habían señalado en la campaña, que de gobernar ellos, tratarían de impulsar un gobierno que fuera de esa naturaleza, más representativo con otros sectores, y no solo del partido político ganador. Los arrimados a Fabricio de alguna manera calzaban en ese concepto de unidad con Fabricio… que no se les olvide.

Cuando Rodolfo Piza le dio el apoyo a Carlos Alvarado provocó al interior de la Unidad Social Cristiana una reacción interna en su contra, que algunos todavía se la cobran, sin entender el importante papel que Rodolfo ha jugado en estos últimos 15 meses. Sin embargo, como el líder que ya era, se impuso ante el Partido Unidad Social Cristiana, y el país, en su momento, convenciendo de la importancia histórica de ese acuerdo.

La conformación del Gabinete con figuras de otras tiendas políticas condujo, de una manera nueva en el país, a que los partidos políticos de esas personas en el Gabinete de Carlos Alvarado, se vieran obligados a tomar acuerdos de liberar, en esa responsabilidad, a quienes asumían cargos ministeriales, sin perder credencial de los partidos, y de perfilar el horizonte de ir construyendo gabinetes cada vez más poli partidistas.

En mi opinión el Ministro Piza, dentro de su perspectiva y compromiso con el Presidente, venía haciendo bien su papel. A veces con fuerza y presencia pública, también con la discreción que el trabajo de ese Ministerio demanda.

Para mí siempre había sido claro que la permanencia de Rodolfo Piza no iba ir más allá de enero del 2021, porque lo visualizaba de nuevo en la lid política, corriendo de nuevo por la Presidencia de la República en el 2022, ahora conociéndola más de cerca.

Sigue siendo para mí el mejor candidato que todavía hay en la Unidad Social Cristiana para las elecciones del 2022.

En el momento actual en ese partido no se vislumbra una gran figura como Piza, con su inteligencia, con su conocimiento de la institucionalidad gubernativa política, con su intuición política, con su capacidad analítica, con su amplia formación personal, con su cultura universal y política que la tiene, con el conocimiento de historia patria que no es usual en candidatos, de gran lector, de jurista más que abogado, de escritor que lo es, con su liderazgo interno partidario, que aún tiene. Ninguno de los que hoy se pavonean candidatos, para el 2022, en ese Partido, le llega por ahora a los tobillos.

Con detalle sabe Rodolfo Piza donde están los principales nudos gordianos institucionales. Como el Gordio de la leyenda griega, sabe como desenredarlos, porque pocos como él conocen el interior del aparato gubernativo e institucional costarricense.

Que se vaya al exterior, como funcionario internacional de la OEA, solo lo va a enriquecer más en su formación política. Ya ha estado en el Servicio Exterior.

El puesto que asumirá le fortalecerá en su visión especialmente continental. La OEA gana con su presencia un demócrata convencido, el Programa de Fortalecimiento de la Democracia que dirigirá tiene al profesional ilustrado que el puesto requiere, y gana Costa Rica en su proyección internacional.

Para mí sigue siendo un gran candidato, sin embargo faltan 17 meses, a enero del 2021, año electoral, para saber cual será el escenario de partidos y de posibles candidatos para las elecciones del 2022.

En la actualidad el Partido Unidad Social Cristiana es un partido de representantes cantonales afincados en sus asambleas provinciales, sin una sólida y clara dirección nacional, con poca cultura y formación política.

Sus diputados, donde se visualizan, y se llevan pugnas intensas entre ellos, por ver quien lidera a la fracción y al Partido si fuera posible, llevan en sus espaldas las cadenas de ese cantonato partidario que tienen, y del cual no se van a desembarazar fácilmente.

Curiosamente diputados de ese Partido, contrarios al aborto, y a la interrupción de embarazo, promueven la interrupción del embarazo político, ya avanzado, del camino presidencial de ese Partido con Rodolfo Piza, y su aborto inminente, realizado por inexpertos, con saña y con sangre, sin ninguna profilaxis, que les evite infectar más al partido. Idiotamente uno de sus diputados lo ha declarado nonato para las elecciones del 2022, sin darse cuenta que sin Rodolfo Piza ese diputado sería el nonato diputado.

No hay en el país un Alejandro Magno que con su espada corte los nudos gordianos, cuando se apoderó de Frigia, aunque hayan personajes que desenvainan espadas con frecuencia.

Algunos bombetas, que ponen bombas de turno, (no los bomberos como se les llamaba en 1947 a los terroristas en contra del gobierno de Teodoro Picado, que intentaban contra él golpes de estado y desestabilizarlo), que hoy llaman a organizar grupos armados rebeldes, que convocan a resolver por la fuerza los problemas del entramado nacional, creen que de esa manera, al sablazo, se pueden apoderar de Zapote.

Alegóricamente el Ministro Rodolfo Piza hizo bien, en su carta de renuncia, de señalar su condición de escudero teniendo en cuenta que el Presidente, desde que asumió el mando, es quien está en el combate diario de los problemas nacionales, es el vértice de las confrontaciones pequeñas y grandes, de estos meses, enfrentando diferentes grupos de presión, de críticos, sobre todo por la naturaleza del gobierno que impulsó, de Unidad Nacional, teniendo en esa unidad a Rodolfo Piza como el más representativo, el más destacado e importante personaje como de los sectores políticos representados e integradores del Consejo de Gobierno y, probablemente, el que más preocupaciones causaba a grupos aspirantes en las elecciones del 2022, como a algunos miembros del propio Partido de Gobierno.

Se le puede criticar válidamente al Presidente esa integración, se puede criticar válidamente a Rodolfo Piza, se puede criticar válidamente la unidad de Carlos Alvarado con Rodolfo Piza y los otros ministros, como con los altos funcionarios del gobierno, que tienen raíz socialcristiana y del Frente Amplio. Pero no había ni tenía opción Carlos Alvarado. En este sentido fue audaz, valiente, arriesgado…visionario.

El Partido Acción Ciudadana no estaba en capacidad por sí solo, para atender los retos nacionales del momento actual, como tampoco lo estaba el Partido de Fabricio Alvarado, de asumir el desafío de la segunda ronda ni de la integración de gobierno. Acción Ciudadana incluso había disminuido su caudal electoral, de febrero, comparado con el 2014, y su número de diputados. De por medio estaba el país incrustado en un gran debate - progresismo conservadurismo - del cual no se veía salida certera.

Cuando en febrero del 2018 el escenario electoral quedó en primer lugar Fabricio Alvarado, y en segundo lugar Carlos Alvarado, ambos jugando de manera única, para una segunda ronda, el país conmocionó, los electores entraron en shock, en pánico, los abstencionistas también y se movilizaron a votar, reduciendo el porcentaje de segundas vueltas, aumentado el nivel de votación.

Los partidos políticos que participaron en las elecciones, de la misma manera, fueron atraídos, a la fuerza, a la vorágine que se desató, al remolino de emociones, a la intensidad de las pasiones, casi desenfrenadas, que se impulsaron, casi como huracanes desbocados, descontrolados, así como por el oportunismo político que eso generó, por confrontar la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la que se le atribuyó ese final de campaña electoral.

Así resultó Carlos Alvarado electo Presidente. Así se integró el nuevo Gobierno denominado de Unidad Nacional.

La Unidad Nacional puede verse y medirse desde distintos ángulos e intereses. Eso es válido. Puede aceptarse o no la forma como se hizo. Eso es válido. Esta es una primera experiencia en ese sentido. No hay una representación más popular, pero es un Gobierno hasta el 31 de julio mas amplio o representativo que cualquiera de los anteriores. Sin Rodolfo Piza sigue siendo amplio. Esto nadie lo puede negar.

La llegada del nuevo Ministro de la Presidencia no ha sido al azar. Se ha escogido a Víctor Morales Mora, quien es un activista político desde la década de 1980. No es un improvisado. En un dirigente político curtido, formado en las tiendas socialcristianas, desde su juventud hasta el 2004 cuando abandona a la Unidad Social Cristiana, para incorporarse al Partido Acción Ciudadana, donde ha hecho carrera desde ese año hasta hoy.

Víctor Morales ha sido Regidor Municipal, 1986-1990, Vice Ministro de Trabajo, 1990-1994, Diputado, 1994-1998, Ministro de Trabajo, 1998-2002.

En el 2005, ya en el Partido Acción Ciudadana, llega en el 2007 a ser Jefe de asesores parlamentarios de ese Partido, del 2008 al 2010. Fue Gerente de las campañas electorales del 2006 y del 2010. Fue Coordinador de Organización Política del PAC, y en el 2010 fue Alcalde de Aserrí. Durante los años 2013-2014 fue Miembro Comisión Política del Partido Acción Ciudadana. Fue Ministro de Trabajo de Luis Guillermo Solís, 2014-2016, y fue electo diputado en el 2018 ejerciendo actualmente la jefatura de fracción parlamentaria, y recién ha sido nombrado Ministro de la Presidencia hasta enero del 2021…o mayo del 2022.

Que este Ministerio está en manos políticas expertas no se puede negar. El punto no es su figura, ni su experiencia, es su doble papel, Diputado y Ministro.

Papel oportunista, parasitario y extraño, el de asumir el Ministerio sin renunciar a su condición de Diputado. No es el primer diputado que lo hace. También lo hicieron Ricardo Toledo Guerrero con Abel Pacheco y Mayi Antillón Carranza, con Oscar Arias.

Se dice que mantendrá esa doble condición, de Diputado y de Ministro, para que vaya a votar, a la Asamblea Legislativa, si hay algo importante qué votar.

Si fuera por hablar, no para votar, los ministros pueden ir a las sesiones parlamentarias cuando quieran, así lo permite el Art. 145 constitucional.

El Ministro Morales enfatizó que es por mantener una mejor relación con la fracción oficial parlamentaria, como con el resto de los legisladores.

Entendamos bien la situación. El Diputado Morales pide permiso a la Asamblea Legislativa para ausentarse, en teoría hasta el 8 de mayo del 2022, por cuanto ha sido nombrado Ministro de la Presidencia. No pide un permiso sin plazo, no sería lo correcto administrativamente hablando. Ni pide permiso de prueba en el nuevo cargo…por unos tres meses…

Mientras es Ministro NO es diputado. No tiene doble condición. Solo tiene UNA, o de Ministro o de Diputado. Si quiere ir a la Asamblea como Diputado, tiene que pedir permiso al Presidente para ausentarse como Ministro, por un plazo aunque sea breve, y se comunica a la Asamblea que regresa como Diputado.

Cuando deja ese cargo, igual pide tiene que pedir permiso para regresar como Ministro. Así es como funciona.

NO es que simultáneamente tiene los dos puestos a la vez. Por lo mismo tampoco recibe dos salarios, de Diputado y de Ministro. Si trabaja un mes completo como Ministro se gana el salario de Ministro, pero no gana ningún pago de la Asamblea Legislativa. Si va a la Asamblea Legislativa como Diputado, deja de percibir la parte correspondiente del salario de Ministro. En la Asamblea Legislativa puede ganarse la dieta correspondiente, y el cupón de gasolina correspondiente.

Entendamos bien: el Ministro Morales desde el primero de agosto tiene salario del Poder Ejecutivo, NO tiene un permiso con goce de sueldo de la Asamblea Legislativa.

Cuando el Ministro se transforma en Diputado puede asistir como miembro a las sesiones de la fracción parlamentaria. Como Ministro no tiene asiento permanente, como sí los tienen todos los ministros en la Asamblea Legislativa cuando quieran llegar (Art. 145 constitucional).

Por analogía jurídica el Art. 109 constitucional no permite que un diputado sea simultáneamente ministro. El Art. 143 constitucional señala categóricamente la incompatibilidad de ejercicio de Ministro con otro cargo público, sea o no de elección popular, como lo son los diputados. ¡Más claro no canta un gallo!

Como Diputado que se va de su trabajo parlamentario total, también tiene que comunicar a las Comisiones parlamentarias, en las que participa, que ya no estará en ellas. De manera que de ahí también se va. NO es que pueda llegar cuando le da la gana a las Comisiones parlamentarias en las que hasta julio representó al Partido Acción Ciudadana.

En la Asamblea Legislativa el Partido Acción Ciudadana tiene 10 diputados. Si se quita a Víctor Morales queda con 9. Pero también se quita de las comisiones legislativas en que hasta ahora ha estado. Allí también el Partido Acción Ciudadana pierde una voz y un voto si no lo pueden sustituir de esa manera. A todas las comisiones los diputados pueden asistir sin voto cuando no son miembros de pleno derecho de ellas.

En el debate parlamentario hay que pensar que todo es importante, y no solo grandes temas, de manera que en ese sentido el Partido Acción Ciudadana se queda sin una voz, y sin un voto diario. Para ocasiones tendrá a Víctor Morales, repitiendo el desteñido papel que igual tuvo, en ese sentido, Ricardo Toledo, el Ministro de la Presidencia de Abel Pacheco. Esto es un error político del Gobierno y del Partido Acción Ciudadana. Y desluce la figura misma de Víctor Morales.

¿La Comisión Política de este Partido qué dice? ¿Está de acuerdo con esa tontería política? Si Víctor Morales es importante para el Gabinete, está bien que se lo lleven, pero que deje la curul, para que la ocupe la diputada que le sigue en la lista. Así siempre van a tener una voz, y un voto, y un diputado más, para lo importante como para lo cotidiano, tanto en el Plenario como en las Comisiones. Así ayudan a formar cuadros parlamentarios y a desarrollarlos. De pronto la Diputada que debe sustituirlo resulta muy buena Diputada. Nadie nace Diputado ni Ministros. Diputados y Ministros se hacen.

Esa actitud de Gobierno, de permitirle esa doble condición es miopía política y debilidad política pública. Es exaltar más allá de la realidad la cualidad del Víctor Morales que hasta ahora ha sido un diputado más. ¿En cual voto importante se ha destacado ante la opinión publica, ante la militancia y seguidores del Partido Acción Ciudadana, o ante la gradería de sol nacional?

Y los grupos feministas de la Unidad Social Cristiana, y los del país, por qué no claman y reclaman que esa actitud del ahora Ministro de la Presidencia es abusiva de poder contra una mujer que le debe sustituir, que eso es misoginia política, en el sentido de la falta de confianza hacia esa posible Diputada y de negarle la posibilidad de que pueda desempeñarse como Diputada, cuando él ya no está en la Asamblea Legislativa.

Ya el Tribunal Supremo de Elecciones había sancionado la misoginia electoral, de la paridad horizontal, de candidatos a diputados del PUSC. En este caso no puede intervenir.

Este caso evidencia la necesidad de avanzar en materia de elección de diputados para elegir Diputados Suplentes, que en casos como estos sustituyan al Diputado Titular, o que el que siga en la lista le releve por Derecho.

Por otra parte, llevar a la Asamblea Legislativa a otra persona es formarla, es ayudarle en su formación política. Los partidos necesitan ir desarrollando cuadros políticos. El país también los necesita.

Si Víctor Morales no quiere dejar la Asamblea Legislativa, porque allí tiene asiento seguro hasta el 2022, entonces que no acepte el Ministerio, donde en cualquier momento el Presidente lo puede destituir, o si él tiene aspiraciones presidenciales, que ya las mostró en la precampaña interna del Partido Acción Ciudadana del 2016-2017, tendrá que dejar el Ministerio en enero del 2021, dentro de 17 meses. Así se estará nombrando un Ministro, del Partido Acción Ciudadana a plazo, por el próximo año y medio, por un plazo similar al de Rodolfo Piza.

Si él, con aspiraciones presidenciales para el 2022, sigue de Diputado, como Diputado tiene tribuna abierta hasta el día de las elecciones, tiene la tribuna parlamentaria que le puede dar protagonismo político, incluso como Jefe de Fracción, tiene una relación diaria con periodistas que bastante pueden ayudarle en ese cometido.

Los diputados son los que más expuestos están, diariamente ante la prensa, los periodistas, los medios de comunicación en general y el país. Si no saben aprovechar esto es por sus propias limitaciones.

Los ministros no pueden realizar activismo político mientras los diputados sí pueden. Los ministros pueden desgastarse más en su imagen pública que los diputados por la acción de gobierno que se aprecia más directa y tangiblemente.

El puesto de Ministro de la Presidencia para Víctor Morales es un adorno más, cuando él ya ha tenido puesto ministerial, pero no creo, que en este momento lo catapulte de alguna manera, de modo más significativo hacia sus aspiraciones presidenciales. Será para sus críticos en el 2021, si así sucediera, un irresponsable que dejó tirado el gobierno, provocando una improvisación de otro Ministro en el último año de la Administración Alvarado.

Para el Gobierno de Carlos Alvarado no es una buena señal haberlo nombrado, aunque lo valore como el mejor, si él no se va a tiempo completo dejando la curul. Para Víctor Morales tampoco es su mejor enseña ir a trabajar a la Presidencia por 17 meses, alternando de montura según se considere que él es el jinete más importante, en ir a emitir un voto, que cualquiera de los otros diputados del Partido Acción Ciudadana que votan diariamente.

En la Asamblea Legislativa más que votos de calidad, deberían haber intervenciones, discursos, polémicas de calidad… que lamentablemente casi no existen hoy. Los votos parlamentarios son resultado de esos debates y de las líneas que les tracen a los diputados para votar.

Lo que sí es claro para Rodolfo Piza como para Víctor Morales, con las decisiones que han tomado, es que en enero del 2021 deben definir si van o no a la lucha presidencial.

Es claro para ellos, pero más lo será para Rodolfo Piza, por estar fuera del país. Cualquier candidato a la presidencia, en el 2022, debe estar en Costa Rica, al menos durante todo el año 2021, de manera activa, pública y permanente.

No se pueden tener candidaturas, como la de José María Figueres en el 2016 y 2017, de pocos días al mes en el país y candidaturas a tele distancia.

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