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El desempleo, flagelo de nuestro tiempo

Natalia Díaz natdiaquin@gmail.com | Jueves 01 junio, 2017


El desempleo, flagelo de nuestro tiempo

Uno de los mayores retos que tenemos como país, es mejorar nuestros índices de empleo. Es permanente la preocupación del costarricense por la estabilidad laboral, como también por obtener un empleo, sea de quienes lo han perdido, como de aquellos que se asoman al mundo laboral, como oferta nueva.

Este desafío encuentra toda su expresión al valorar la afectación social que implica tener a miles de personas como población que no genera ingresos a sus familias, lo cual las impulsa a buscar formas irregulares de proporcionarse recursos para su subsistencia, lesionando a otras, o no podrán satisfacer sus necesidades básicas. Por lo demás, afecta negativamente a toda la cadena de relaciones sociales y económicas que se producen en sociedad.

El Estado, desde nuestra perspectiva, jamás debe ser un creador de empleo. Sin embargo, sí debe ser el facilitador para que las personas, individual o colectivamente, puedan asociarse para el desarrollo de actividades económicas generadoras de empleo. Estas serán micro, de carácter familiar, o medianas e incluso grandes empresas nacionales. Así podremos afrontar con mayor éxito, la responsabilidad hacia los ciudadanos para un desarrollo auténtico.

El Estado de la Nación, en sus últimas presentaciones, viene dando información de gran utilidad para el análisis de las instancias técnicas y políticas correspondientes. Partimos de la premisa fundamental de que nuestro mercado laboral no ha tenido la capacidad para crear los nuevos puestos de trabajo que demanda la fuerza laboral que se incorpora al mismo. Esto nos ha llevado a que en la actualidad tengamos una tasa de desempleo arriba del 9%, que si bien en los últimos meses decreció, no es significativa como para mostrar una verdadera línea de comportamiento sostenible.

También nos muestra el último informe que nuestro modesto mercado laboral, en su estructura fundamental, evidencia rasgos particulares, que nos deben poner en alerta; primero: este no tiene la capacidad ni el potencial para generar los niveles de empleo que impliquen atender la oferta que se incorpora anualmente, lo cual evidencia una situación complicada; segundo: es necesario que el mercado laboral ofrezca alternativas de empleo sostenidos para que se generen opciones para aquellos trabajadores menos calificados, y finalmente, debe destacarse que es evidente que las alternativas laborales más recientes apuntan a aquellos sectores de población con mayores capacidades técnicas y formación educativa.

Así, los sectores que mayor impactan nuestra economía, no brindan oportunidades de empleo muy significativas (las 6 actividades de mayor impacto económico, con un 85%, representaron solo un 37% del empleo generado). Otro preocupante ejemplo de comportamientos, que el Informe Estado de la Nación indica, es que las empresas de información y comunicación se incrementaron entre 2013 y 2015, pero perdieron puestos de trabajo por los mismos procesos de tecnificación. Ello tiene una implicación directa en los resultados que tiene la educación formal, técnica y profesional en las oportunidades de empleo de calidad.

El país debe ser más audaz y eficiente en fortalecer las capacidades de nuestra oferta laboral, con una estructura de formación y capacitación adecuada a nuestras necesidades, y para las mejores opciones que el mercado laboral nos ofrezca. Debemos impulsar la educación dual, un modelo que combina la formación académica con la práctica dentro de una empresa, con el fin de adquirir la experiencia curricular y habilidades necesarias que demanda el mercado laboral.

Simultáneamente, las condiciones para que la inversión extranjera encuentre en nuestro país, las mejores condiciones para su establecimiento, deben ser uno de nuestros mayores retos. Nada despreciable son también los encadenamientos que deben formularse, propiciarse, lograr que muchas otras actividades vengan a complementar y participar del ciclo productivo, y obtener resultados satisfactorios para todos.

Ello requiere de enorme decisión y compromiso con el país, sus ciudadanos, y las familias que carecen de lo necesario, porque las posibilidades de empleo se les esfuman todos los días.

Mi aspiración por la Presidencia de la República, dentro del Partido Movimiento Libertario, lleva inserta, de manera protagónica, esta tarea, pero más que ello, esta responsabilidad patriótica. El tema del empleo será la gran prioridad, de la mano de otras funciones igualmente trascendentales que tiene un Estado efectivo, y eficiente.

Hago un llamado también a los centros académicos y empresariales, para que nos acerquemos con propuestas actualizadas, que incidan en nuestro mercado laboral, y podamos encontrar fórmulas para el impulso de más actividades atractivas, para los mercados locales y foráneos, y que como país seamos muy competitivos.

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