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El cuerpo humano no se diseñó para jugar tenis

Walter Herrera wherrera@larepublica.net | Jueves 25 enero, 2018




Un frágil Rafael Nadal, con dificultades para caminar, se presentó a conferencia de prensa el pasado martes luego de la derrota en cuartos de final del Abierto de Australia ante Marin Cilic, tras retirarse por lesión en el quinto set.

El número uno del mundo se manifestó molesto por no poder terminar el torneo por tercera ocasión (en 2010 se retiró en cuartos contra Murray por culpa de la rodilla derecha y en 2014 jugó la final contra Wawrinka con problemas en la espalda).

Nadal hizo una reflexión dura y profunda sobre la ascendente cantidad de problemas físicos que está afectando a muchos tenistas durante los últimos años.

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"Creo que la gente que maneja el mundo tenis debe plantearse por qué hay tantas lesiones y tan constantes. Si cada vez se juega más rápido, se golpea la bola más fuerte y en superficies tan duras, pues hay que ver por qué ocurren tantas desgracias, por qué la gente sufre problemas en las caderas, por ejemplo", dijo el tenista español.

Jez Green, fisioterapeuta y encargado de moldear el cuerpo de Andy Murray, y quien ahora labora junto al alemán Alexander Zverev, aseguró que el cuerpo humano está hecho para correr en línea recta a grandes velocidades, pero no de manera lateral durante tres horas o más, apoyándose con todo el peso de un lado al otro, cambiando de ritmo violentamente.

“Los ligamentos se dañan gravemente. Lo mismo es cierto para los hombros y las muñecas, que tienen que amortiguar servicios a más de 200 km/h con efecto", aseguró Green.

No hay más que contar para ver que ellos tienen la razón.

Murray no participó por una operación en su cadera, antes de Australia, Novak Djokovic no fue a un torneo de exhibición por problemas en el hombro. Milos Raonic, al igual que Jo-Wilfried Tsonga, mantienen problemas en sus muñecas. Wawrinka sufrió en su regreso al Abierto de Australia por problemas en las rodillas, y el japonés Kei Nishikori se perdió su segundo Grande consecutivo, tras faltar al Abierto de Estados Unidos a finales del año anterior.

El juego se ha vuelto más de supervivencia que de calidad.

A pesar de marcar el arranque de la temporada, el Abierto de Australia ya dejó sus primeras víctimas.

El primer enemigo fue descubierto, con las raquetas actuales los jugadores no pueden reducir los puntos a un par de golpes, y cada vez que le dan a la bola le están poniendo presión a su cuerpo. Está muy lejos de ser el único, ni siquiera parece el primero en la lista.

Hay otro verdugo al que todos apuntan, el calendario.

Es cierto que los jugadores se pasan todo el año jugando, con unos pocos días reales de descanso. Este problema de calendario se agudiza aún más si se tiene en cuenta el formato del deporte y la manera de jugarse los torneos.

"No hay tiempo suficiente para curar lesiones, la intensidad de los partidos es altísima y en los torneos no hay siquiera un día de descanso entre partidos, los jugadores tienen que ser superhombres para mantenerse en forma", explicó el cirujano Richard Berger, que operó en su momento a Juan Martín del Potro de la muñeca, en una entrevista a El Confidencial.

La presión del ranking y la pérdida de puntos hace que los jugadores se vean obligados a sumar, o de lo contrario, caer al abismo en la tabla.

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Uno de los aspectos del reclamo de Nadal se enfocó en las superficies de las canchas.

Los cambios tan drásticos de zacate a superficie dura y luego a arcilla o viceversa, no le permiten al jugador realizar los ajustes necesarios.

Estas lesiones de los jugadores más veteranos le abrirán la cancha a la nueva generación, que de no controlar este aspecto, se verá inmersa en el mismo dilema al alcanzar mayor edad y aumentar el ritmo de competencia.

 


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