Dos cierres letales
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 02 mayo, 2016
Saprissa vio pasar el chaparrón que se presagiaba en el arranque del juego y que se limitó a un remate de Gabas que desvió Penedo y un corte salvador de Machado, cuando Ortiz pasaba a McDonald para anotar a puerta abierta y rápido tomó las riendas del clásico. La visita no solo equilibró las acciones sino que pasó adelante y le tocó a Pemberton con sus puños, desviar remates de Colindres y Angulo.
El partido de ida de la semifinal se dibujó muy táctico; Javier Delgado hizo una buena lectura del juego morado y ordenó movimientos en zona que limitaron el fútbol de Angulo y de Colindres y la fuerza del Monstruo se redujo a la mitad.
Futbol muy calculado, ninguno de los rivales se arriesgó a la aventura, pero la Liga estaba más obligada a exponerse por su localía y no contar con la ventaja deportiva y aceleró en ofensiva.
Se agigantó el canalero Machado en la retaguardia visitante y su compatriota Penedo tuvo que moverse para dejarse intentos de Gabas y Madrigal y llegó el polémico minuto 32, cuando Miller toca y derriba a Guevara dentro del área en lo que pudo ser una falta de penal, pero Poveda interpretó al revés y más bien amonestó al “Cusuco”, lo que calentó el entorno.
Tanto, que el árbitro amonestó de una sola vez a David, Machado y Guzmán, un combo que puso a jugar la retaguardia del monarca al filo de la navaja.
Pero, fue al filo del minuto 45 que Alajuelense abrió la cuenta cuando Madrigal a pulso le ganó un salto a Mora, pasó a Salvatierra que de “taquito” dio a Gabas y el capitán se inventó un pase de fantasía a Ortiz que rompió la defensa morada. El atacante remató flojo y cruzado al palo largo de Penedo y el Morera Soto estremeció.
En la segunda parte llegaron cambios tempranos en las dos formaciones, los de la Liga por lesiones de Meneses y McDonald. Watson mete a Arauz y Moya y se lanza por el empate y lo tuvo en el minuto 62, cuando David Ramírez remató a quemarropa y obligó a Patrick Pemberton a un desvío espectacular que resguardó la ventaja.
Paradójicamente, cuando Saprissa apretó por el empate y la Liga jugó al contraataque, Pemberton atrapó disparo quemante de Colindres y un servicio largo de Salvatierra terminó en tiro de esquina favorable a la Liga. Le faltaban al clásico dos minutos. Cobró Guevara al corazón del área, Saprissa perdió las marcas y surgió como un ladrón fantasma que le robó billetera, pantalón y espalda a David Ramírez, el pequeño Harry Rojas para tocar al fondo de las piolas, lo que bien puede convertirse en el gol que le dé a otro equipo la corona.