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COLUMNISTAS


Distractores sociales y la nueva forma de organización mundial

Felipe Guadamuz Flores redaccion@larepublica.net | Lunes 15 marzo, 2021


Volando Guayabazos

Por: Felipe Guadamuz Flores

Han pasado más de 28 años desde que, por primera vez, el historiador Samuel P. Huntington, publicó su ensayo “El Choque de las Civilizaciones y la Reconfiguración de un Nuevo Orden Mundial” en la revista “Foreign Affairs”, identificando que la organización mundial no es de ideologías sino de extensiones culturales. En Costa Rica solo el PAC ha entendido este concepto y por eso ha ganado dos elecciones seguidas, victorias que no han sido accidentales.

Tal parece que, a como van las cosas, el PAC ganará por tercera vez, porque ha comprendido que la fórmula para ganar elecciones en esta etapa del siglo XXI es rasgar el tejido social y tocar las fibras culturales más sensibles de los costarricenses.

Por ello, no debe extrañar que diputadas de esa fracción legislativa, bajo el manto de derechos humanos, presenten una serie de proyectos de ley contrarios a la cultura costarricense y las creencias cristianas tradicionales para con esto capitalizar políticamente, por la división social que generan.

Si bien es cierto, las personas pertenecientes al pensamiento progresista son una minoría, menos de un veinte por ciento del electorado, la partida de ajedrez la han ganado y, continúan ganándola, porque han entendido que las personas prefieren quedarse sin comer antes que les toquen sus creencias.

No es algo nuevo, las luchas basadas en temas religiosos han sido registradas desde el antiguo Egipto, pero lo que ha cambiado ha sido cómo esa extensión cultural ha dividido al mundo en seis a ocho grandes civilizaciones cuyo principal factor es la cultura, impulsada por la religión, algo nunca visto, debido a los avances tecnológicos y a la interacción entre esas civilizaciones.

En consecuencia, no es por accidente que se presentan proyectos de ley en apariencia tendentes a dividir a la población o que se rayen con grafitis obras de arte, mancillándolas con alusiones progresistas, pues, es la manera mediante la cual parecieran moverse las fichas politiquera, para ponernos como población a pelear, en especial cuando estamos a menos de un año de las elecciones.

Ya ha habido columnistas inclusive en este diario de negocios quienes han sabido identificar esos patrones de organización cultural, pero el resultado de alertar a la población es haber sido insultados, porque las personas no quieren reconocer que están siendo manipuladas y prefieren insultar al mensajero antes que escuchar el mensaje.

En tanto muchos siguen analizando la problemática nacional desde un solo punto de vista y defendiendo sus ideologías desde el mundo de las ideas, el PAC, aparentemente, de manera muy pragmática, utiliza a sus diputadas en la Asamblea Legislativa para rasgar el tejido social y crear verdaderos resultados prácticos de separación y victoria, aplicando una máxima de guerra que viene desde los tiempos de Sun-Tzu en el “Arte de la Guerra” y hasta la fecha: “Divide y vencerás”.

Si la población se rehúsa a ver lo obvio y no aceptar que está siendo manipulada, no con argumentos técnicos sofisticados, sino con triquiñuelas politiqueras que apelan a la corteza primitiva del cerebro humano, obligando a la liberación de neurotransmisores utilizados en el campo de batalla y en la supervivencia, los cuales nublan la razón y aumentan las emociones, el PAC se perpetuará en el poder, porque es el único partido que ha entendido la nueva forma de organización mundial y nubla el pensamiento racional de los electores atacando sus sistemas más básicos de creencias.

Pareciera que nos dirigimos hacia una segunda edad media, con feudos y tribus culturales, ya no impulsados tanto por el color de piel sino por la religión y la propia cultura. La evidencia empírica refleja esto en los clústeres en las redes sociales y el caso de Cambridge Analytica.

Por ello, es importante que otras agrupaciones políticas despierten ante la manipulación cultural a la cual estamos siendo sometidos y entiendan la necesidad de identificar y detener este tipo de artimañas.

Esto requiere a una clase política de personas decentes y preparadas, donde se expulsen a los oportunistas e ingresen personas de alto calibre y ética, para así dar un giro al timón, respetando la cultura costarricense, pero también generando las condiciones para que haya platos de comida en las mesas de todos los costarricenses.

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