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Disfunción en política de importación de autos

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 09 febrero, 2011



Disfunción en política de importación de autos


Teófilo de la Torre, ministro de Ambiente, ha anunciado su deseo de prohibir la importación de automóviles que hayan sido fabricados hace más de diez años; dice que los vehículos más viejos son los que producen la mayor parte de la contaminación ambiental en el país. Fernando Herrero, ministro de Hacienda, quiere cobrar impuestos adicionales a los automóviles nuevos que se ponen a circular; los que tienen la capacidad de comprar vehículos de último modelo deberían pagar solidariamente por el derecho dice.
Francisco Jiménez Reyes, ministro de Transportes, no logra implementar mejorías en las rutas y servicios de los autobuses, aunque queda la promesa latente que las líneas intersectoriales comiencen a operar “pronto.”
No hay duda que estos tres ministros deberían reunirse y ponerse de acuerdo, porque las políticas que persiguen, o no implementan en el caso de Jiménez, chocan una con la otra. Si se aumentan los impuestos a los autos nuevos, más consumidores se verán obligados a comprar viejos por la gran ventaja en sus precios. Si no se permite la importación de viejos, los precios podrían subir en todo el mercado vehicular; más personas se verán obligadas a usar un servicio de transporte en autobús caracterizado por ser errático, incómodo, mal integrado y a veces peligroso.
Lo lógico y más solidario sería obligar a los autobuseros a comprar unidades nuevas, a construir terminales limpias, seguras y bien iluminadas, y a integrar rutas con la posibilidad de “transferencias” para los que viajan intersectorialmente. Se estaría sirviendo a los más necesitados y, además, si se lograra esta mejoría, para muchos usar el autobús sería preferible a operar un vehículo viejo; estos sin duda requerirían altos costos de mantenimiento y mayor probabilidad de averías.
Si existiera un servicio de transporte público de primera, se podrían parar las importaciones de vehículos casi chatarra y también cobrar más impuestos a los nuevos.
¡¡Antes, no!!
Lo ideal para un país con interés en la preservación del medio ambiente sería ostentar un sistema de transporte público nuevo y eficiente de rieles y autobuses y una flota vehicular joven con los motores nuevos; estos usan menos combustible importado, o en el caso de los eléctricos, otro tipo de energía producida localmente. Sería bueno que hablaran los tres ministros para ver cómo se podría lograr esa meta.
Este caso es solo un ejemplo de metas y políticas disfuncionales del gobierno actual; los expertos en administración pública saben que cuando hay disfunción, hay inmovilismo y más que todo rige la inercia.
El año 2011 es el clave para la administración de la Presidenta Chinchilla. Ya al fin tienen que estar los planes hechos, los sistemas de implementación diseñados, y cada miembro del equipo tiene que entender sus responsabilidades.
Tiene que existir una coordinación y una comunicación inigualable entre los miembros del Consejo de Gobierno. Por lo visto en el área de transportes y en el tipo de automóvil que se podría importar al país existe una disfunción. ¡Quizás esta es una gran excepción en una administración que opera sin fricciones importantes!
¿Será que no es así?

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com




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