De sentimientos a realidades
| Jueves 27 febrero, 2014
La apuesta actual de máxima dependencia de la inversión extranjera directa, no ha sido mala; pero tampoco ha sido suficiente
De sentimientos a realidades
En medio de huelgas y amenazas de retomarlas por tiempo indefinido, denuncias ante procuraduría de la ética por “movidas” discutibles de importantes figuras políticas, desacuerdos en trascendentales megaobras que obstaculizan el desarrollo del país... solo por mencionar unas cuantas realidades costarricenses; a tres meses del tan esperado 1° de mayo, la presidente dice que su gobierno ha sufrido “mucha incomprensión”.
Muchas veces he sentido pena por doña Laura. Los cargos más importantes dentro de las organizaciones privadas y públicas, siguen estando revestidos de mitos de género.
Conscientemente les comparto mi posición sobre la presidencia del país: si Costa Rica hubiese estado liderado en los últimos cuatro años por un hombre y, si este hubiese cometido exactamente los mismos errores que tanto se le reprochan a Chinchilla, la mayoría de los ciudadanos juzgarían a ese gobierno hipotético, con mucha menor severidad que al gobierno de una mujer... pero “nada” es justificante suficiente, para pretender comprar con lástima la memoria incrédula de un país al que se le prometió tanto y se le dio muy poco.
El equipo político que resulte electo en poco más de un mes, ya debería tener clara su propuesta estratégica de desarrollo del país. Somos “la Suiza Centroamericana”, necesitamos mucho más que buenas intenciones para medirnos, con la cabeza en alto, frente a países como México, Colombia, Chile, Brasil.
Mientras, por ejemplo, Panamá define la ruta a seguir con la ampliación de su canal, nosotros estamos pensando en los inicios de las obras de lo que será la nueva sede del Congreso (como si eso tuviera trascendencia real para el país).
Mientras Colombia ofrece metrocables energéticamente eficientes como solución para el transporte masivo para zonas populares de difícil acceso, nosotros apenas alcanzamos a revivir el tren urbano.
En los primeros años del próximo gobierno, Costa Rica necesita crecer. Para crecer, necesitamos aumentar la productividad de los factores de producción; garantizar la creación y consolidación de nuevas empresas y la efectividad de los encadenamientos productivos.
La apuesta actual de máxima dependencia de la inversión extranjera directa, no ha sido mala; pero tampoco ha sido suficiente. Seguir haciendo la misma apuesta es encadenar los indicadores sociales y económico-financieros, principalmente, a seguir inversos de cara a sus niveles deseables.
Si queremos mejores salarios debemos ganárnoslos. Si queremos mejores niveles de vida no solo debemos escalar nosotros, sino preocuparnos por la movilidad social y disminución de las tasas de pobreza y desigualdad de todos.
Como no lo hemos hecho del todo bien en los “tiempos de bonanza”, nos toca entonces extremar nuestros esfuerzos en “tiempos de vacas flacas”... Exigir mejoras a expensas de otros, y sin viabilidad tangible, no debería dar frutos a lo interno del país, pero es una estrategia que carece enteramente de sentido cuando de relaciones intrapaíses estamos hablando. Así que, el cuadro está claro: todavía hay mucho trabajo por delante si queremos dejar de soñar con el país que queremos ser.
Alejandra Esquivel
alejandra@esquivelguzman.com
Gerente Gefisa