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Cosas ordinarias que distancian

Claudio Alpízar redaccion@larepublica.net | Jueves 24 octubre, 2013


Quien no conoce a quienes pretende gobernar tendrá poca referencia para una toma de decisiones acertada


Cosas ordinarias que distancian  

Quienes pretenden gobernar un país están obligados a un gran conocimiento sobre las cosas más elementales que preocupan a los ciudadanos. Quien no conoce a quienes pretende gobernar tendrá poca referencia para una toma de decisiones acertada de los temas más ordinarios, más sencillos, pero más sentidos, que afectan a los gobernados.
En días pasados se generó un debate sobre la consulta que hiciera el periódico La Teja a los principales competidores a la presidencia de la República 2014, en temas que parecen irrelevantes. Fue un ejercicio importante para saber la distancia de los candidatos consultados con las cosas más comunes, más ordinarias, que preocupan a los ciudadanos.
El conocimiento del costo de un pasaje de bus no es un parámetro para medir a un buen gobernante, pero sí lo sensibiliza. Mi día de restricción vehicular, tengo la oportunidad de ver a la gente escogiendo entre el bus de Tibás, de Santo Domingo o el de Heredia, para hacer la ruta Tibás-San José. A pesar que la diferencia entre uno y otro es de unos “pocos” colones, para muchos esos colones son importantes en su “presupuesto ordinario”, mucho más determinante que el Presupuesto de la República.
Si un candidato no sabe cuál es el salario mínimo es posible que en sus discursos sobre generación de empleo y disminución de la pobreza, tenga un enorme sesgo al definir las políticas públicas apropiadas en temas claves.
Las preocupaciones de los ciudadanos están en el sustento diario de sus familias, poco les importa si la relación entre exportaciones e importaciones tienen en negativo la balanza comercial. Un aumento del pasaje de bus puede provocar un reajuste de las finanzas, lo que no permitirá comprar un pedacito de ilusión, perdón de lotería, ni poder asistir al estadio a ver al equipo líder del fútbol.
Un candidato que no conoce cuánto cuesta una bolsa de arroz no tiene la proporción correcta para saber si un “casado”, digámoslo con glamour, un almuerzo ejecutivo, es caro o barato. Difícilmente comprende por qué una gran mayoría lleva lonchera al trabajo. No sabe que cuando el ciudadano toma la decisión de pagar por un “casado” es el gustillo del día de pago o culpa de que le cortaron la electricidad, no por un recibo de ¢85 mil, sino por uno de tan solo 5 mil, pero del cual ya acumulaba dos meses sin pago.
Si un candidato no conoce que existen las aplicaciones WhatsApp o Viber en los teléfonos celulares, con dificultad comprenderá que por ser servicios de llamadas y mensajería gratis se convierten en una herramienta muy utilizada por el ciudadano para bajar los costos de sus recibos telefónicos.
Esas preguntas “banales y ordinarias”, sin duda, no son propias para un “estadista”, pero sí oportunas para quien pretende ser un gobernante cercano a las necesidades más comunes de su pueblo. Son muestra del conocimiento de esa microeconomía ciudadana a la que poco le importa el PIB nacional, pero en la cual el ingreso “per cápita” familiar es determinante.
Por último, diría que un candidato podría encontrar orientación en lo que pretende hacer de su vida como presidente recordando a M. Gandhi, quien decía: “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”.

Claudio Alpízar Otoya

Politólogo

 

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