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COLUMNISTAS


¡Cosas veredes!

Tomas Nassar tnassar@nassarabogados.com | Jueves 03 abril, 2008


¡Cosas veredes!

Vericuetos
Tomás Nassar

Primera:
El movimiento estratégico de la fracción legislativa del PAC me resulta sugestivo, no solo porque la nueva postura contradice lo que fue su línea dura de campaña y su conducta durante los últimos dos años, sino también porque no recuerdo un giro tan dramático de actitud de una bancada en la historia reciente del Parlamento. Permitir que la Asamblea Legislativa sesione y decida es una especie de clamor popular.
¿Será que sus dirigentes y diputados finalmente lograron darse cuenta de que son más peligrosas para el INS y el ICE las granjerías exorbitantes concedidas a los sindicatos, sus líderes y sus “sales” (sociedades anónimas laborales), que la competencia en un mercado regulado en el que, está previsto, sobrevivirán solo los eficientes?
¿Será por la dramática caída del PAC en las encuestas, lo que evidenciaría que su agenda responde a intereses exclusivamente electoralistas o, sin querer especular, será que soplaron vientos huracanados que volcaron la veleta y que, quizás, nunca sabremos a ciencia cierta de dónde provendrían?
¿Qué pasó realmente? ¡Vaya usted a saber!
PAC. Onomatopeya. Golpe fuerte al caer.

Segunda:
Triste final y una realidad incuestionable: por la boca muere el pez.
¿Por qué don Fernando Berrocal, gallo viejo en la política, se aventuraría a denunciar, visiblemente molesto, que hay políticos nacionales involucrados con las FARC, para luego desdecirse públicamente?
¿Se pegaría semejante embarcada don Fernando, ni tonto ni novato, todo lo contrario, hombre de mucha escuela, inteligente y de sobrados méritos, así porque sí?
A él se le conoce como un hombre de partido, profesional de adecuadas ejecutorias, intelectual serio y profundo, de quien no se ha dicho que sea charlatán o irresponsable.
Lamentable la renuncia del Ministro y mucho más delicado que se produzca para evitar, como reconoce, la inquisición parlamentaria.
En una democracia que se precie de tal, los errores de los funcionarios se pagan caros y mucho más los que comprometen la estabilidad y la imagen del gobierno y sus relaciones con las otras fuerzas políticas. Desde que el pez abrió la boca perdió el puesto. No había otra salida posible a semejante desacierto.
En boca cerrada no entran moscas. Desteñida salida para un funcionario de alta talla, que pudo aportar mucho al presidente Arias en lo que queda de su mandato; vano intento de aminorar el peso de su caída con una explicación gallo-gallina que no convence a nadie. Nueva metida de aquellas que les conté, evidencia de un mal manejo de la imagen mediática. Uno se separa de un puesto porque lo invitan a salir, o sea, lo despiden, o porque se sale solo, es decir, renuncia, pero esa figura del no-no, no me echaron, no me fui, no existe. Si don Oscar le dijo: “amigo te embarcaste”, entonces lo echó; y si él le dijo a don Oscar, “amigo me embarqué”, renunció, independientemente de los motivos que pudieron prevalecer en cualquiera de los dos casos. ¿Alguien más pidió la salida del Ministro?
¿Cómo es que dijo Hamlet que olía en Dinamarca?

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