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¿Cómo impulsan muchos países exitosos el desarrollo nacional y la transición energética?

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 25 septiembre, 2017


¿Cómo impulsan muchos países exitosos el desarrollo nacional y la transición energética?

En el mundo se tiene claro lo que es una transición energética. Por definición, el concepto de transición “es la acción y efecto de pasar de un estado a otro distinto” y “por lo general se entiende como un proceso con una cierta extensión en el tiempo”.

Se tiene claro también que, por su naturaleza misma, las transiciones energéticas duran décadas en llevarse a cabo y se dan en etapas en un proceso donde se migra de un estado para ir entrando progresivamente a otro.

En esta transición de décadas, la demanda futura de petróleo se verá afectada por la competencia de las nuevas fuentes sustitutas o alternativas de energía y no por una restricción de la producción de petróleo.

Los continuos adelantos tecnológicos que impulsan las nuevas opciones competitivas sustitutas del petróleo y las políticas de los Estados para impulsar la demanda de estas nuevas opciones son factores claves dentro de una transición de este tipo.

La política de muchos países exitosos es producir y exportar el petróleo que el mundo necesitará durante el largo periodo de transición para garantizar la seguridad energética nacional y mundial de manera que no se entre en una carencia energética que crearía un caos económico y social (incluyendo altos niveles de desempleo y de pobreza).

Esto les permitirá también a los países productores de petróleo continuar generando durante este largo período la enorme riqueza nacional que esta actividad genera, adicional a la riqueza que les genera igualmente el gas natural, con el fin de garantizar y potenciar su propio desarrollo y su propia transición energética.

Los estudios internacionales señalan que el gas natural será la fuente de energía que primero desplazará al petróleo de su primer lugar como fuente de energía en el mundo, el cual pasará al segundo lugar.

Noruega es uno de los ejemplos de esta política de muchos países exitosos, la cual permite asegurar los recursos necesarios para potenciar la transición y garantizar el desarrollo y la seguridad energética durante este largo periodo de cambio energético.

Este país le brinda también seguridad energética a Europa y es reconocido internacionalmente por ser uno de los líderes mundiales del desarrollo sostenible, la transición energética, la lucha contra el cambio climático, la protección del ambiente y el desarrollo de las fuentes renovables de energía.

Es el país que más ha avanzado en la transición energética y busca adicionalmente ser un país bajo en emisiones de carbono con el objetivo de lograr ser carbono neutral en 2030, meta que ha sido establecida por el Gobierno y por el Parlamento. Para todo esto utiliza los recursos provenientes de su producción y exportación de petróleo y gas natural.

Noruega lucha contra el cambio climático en mitigación y adaptación usando la gran cantidad de fondos que recibe de su producción de petróleo y de gas natural, como lo están haciendo muchos otros países.

El petróleo y el gas natural que consumirán de menos internamente como resultado de la transición energética lo exportarán para continuar generando la enorme riqueza nacional que esta actividad produce (recursos fiscales y no fiscales, divisas, etc.) para beneficio de las generaciones actuales y las futuras, lo que asegura la equidad intergeneracional en la distribución de los beneficios de esta riqueza nacional no renovable.

Los réditos del fondo de recursos fiscales (Fondo Soberano de Riqueza), que fortalecen la situación fiscal actual y futura del país y que apoyan la equidad intergeneracional, generan hoy en día más recursos para el Estado que la producción actual de estos dos recursos fiscales. Este Fondo fue creado con los excedentes de los recursos provenientes de la producción de gas natural y petróleo y representa un ingreso fiscal a perpetuidad, ya que por ley el Gobierno no puede utilizar el principal. Actualmente tiene un valor superior al millón de millones de dólares ($1.000.000.000.000 o $1 Trillion).

Noruega es un país con una población de 5,2 millones de habitantes (muy similar a la de Costa Rica) que tiene un consumo actual de petróleo y de gas natural acorde con su tamaño. Los estudios demuestran que la riqueza y la prosperidad de este país se deben en gran medida a sus yacimientos de gas natural y petróleo y a su política de producción y exportación, donde casi toda la producción se exporta. Actualmente se exporta el 95% de la producción de gas natural y el 90% de la producción de petróleo.

Con la enorme cantidad de recursos fiscales y no fiscales que este país recibe con las exportaciones de gas natural y petróleo, ha logrado potenciar simultáneamente su desarrollo económico y social, su desempeño ambiental y su transición energética. Por ejemplo, se encuentra dentro del grupo de países que tienen una alta posición en el Índice Mundial de Desempeño Ambiental y tiene por mucho la penetración de vehículos eléctricos más alta del mundo. La participación del mercado de estos vehículos fue del 23,5% en 2016. En el segundo lugar están los Países Bajos (productor de gas natural desde la década de los años 70) con un 5,1%.

La situación de Costa Rica, que tiene una gran carencia de recursos y un creciente déficit fiscal, es totalmente diferente. De acuerdo con un reportaje publicado la semana pasada por el periódico La República, “Costa Rica registra una flota vehicular de 1,4 millones de automóviles y solo 300 unidades son completamente eléctricas”, lo cual representa una participación ínfima de vehículos eléctricos. Se señala también en este reportaje que el ICE “estima que para el 2035 Costa Rica tendrá más de 100 mil autos completamente eléctricos circulando por el país”, lo cual representa igualmente una participación de mercado muy pequeña, ya que se estima que para 2035 la flota vehicular nacional superará los 2 millones de vehículos.

Noruega es consecuente con su política basada en realidades. Por un lado avanza en los cambios internos y busca potenciar, entre otras cosas, su transición energética (lo cual incluye la reducción del consumo nacional de derivados de petróleo con la rápida penetración de los vehículos eléctricos y el fortalecimiento del desarrollo de las energías renovables), y por otro lado el Gobierno ha sido claro en señalar que “mientras el mundo necesite petróleo y gas natural, nosotros lo proveeremos” durante la transición que durará varias décadas.

Consecuente con esta política de aprovechamiento pleno de la riqueza nacional para beneficio de las actuales y futuras generaciones y de amplia contribución al fortalecimiento de la seguridad energética de Europa durante la transición, el Gobierno ha manifestado que el país va a “mantener la producción del sector petrolero a un nivel alto durante décadas”.

Como parte de esta política, el Gobierno ha señalado que Noruega “invertirá en nueva capacidad de producción de petróleo y gas natural” en el Mar del Norte, el Mar de Noruega y el Mar de Barents (en el Ártico).

Entre estas acciones se incluyen “nueva producción en el Mar del Norte”, “apertura a concurso de nuevas zonas de exploración petrolera en el Ártico”… “incluyendo una nueva región del mar de Barents hasta ahora totalmente inexplorada”. Estos planes “plantean 102 bloques en la Ronda 24 de Licencias, de los cuales 9 bloques se encuentran en el mar de Noruega y los otros 93 bloques en el mar de Barents”.

Con respecto al gas natural, el Gobierno ha señalado también que “Noruega incrementará la producción de gas para la Unión Europea” y que “perforaremos hasta que las reservas de gas natural se acaben”. Todo esto dentro del marco de la política que busca maximizar la riqueza nacional para beneficiar a su economía y a sus habitantes actuales y futuros y fortalecer simultáneamente la seguridad energética de Europa.

Si el consumo mundial de gas natural y petróleo lo permite durante la transición, el Gobierno ha señalado que Noruega “explotaría toda su base de recursos” petroleros y gasíferos. 

Los noruegos tienen claro que si ellos no hacen lo anterior, otros países serán los que tomarán su lugar y generan para sí mismos esta enorme riqueza.

La política energética de Costa Rica es muy diferente a la de muchos países exitosos en lo económico, lo fiscal, lo social y lo ambiental, como Noruega. La política energética actual del país rechaza emular el modelo noruego (y sus variantes) y otros similares de países exitosos en cuanto a la seguridad energética y al uso pleno y sostenible de toda la riqueza nacional para potenciar su desarrollo y su transición energética.

En nuestro país la política energética vigente no ve lo que todo el mundo ve en la transición energética, que por definición es un proceso lento de cambio en etapas entre dos estados, el cual requiere una cantidad sustancial de recursos y donde ambos estados conviven en el tiempo durante un largo periodo mientras se pasa de un estado al otro.

Por sus dogmas, algunas personas en Costa Rica, opinan inclusive que los modelos de uso pleno y sostenible de toda la riqueza nacional, como el de Noruega, son “un retroceso” y “un regreso al pasado”. Lo anterior a pesar de estos modelos son los más exitosos de mundo y que potencian el desarrollo nacional y la transición energética. Sus afirmaciones se dan también sin ningún sustento técnico y sin acreditar tampoco ninguna evidencia internacional que las apoye.

Nadie en el mundo considera que las políticas de países como Noruega (y sus variantes) sean “un retroceso” y “un regreso al pasado”. Se considera, con base en estudios técnicos y evidencia internacional, que estas políticas y modelos de transición más bien impulsan a los países hacia el futuro. En el caso del exitoso modelo noruego, muchos países en el mundo buscan emularlo con el apoyo del Gobierno de ese país a través de NORAD (Norwegian Agency for Development Cooperation).

Lo que sí es un “retroceso” y un “regreso al pasado” es la falta de transición energética que tiene el país y el creciente consumo nacional de petróleo explorado, producido y refinado en otros países, junto con las crecientes transferencias al exterior de grandes cantidades de recursos fiscales y no fiscales y de divisas asociadas a estas importaciones petroleras. También es un “retroceso” y un “regreso al pasado” el alto crecimiento de este consumo petrolero nacional que es tres veces superior al crecimiento mundial, en un país donde la dependencia petrolera es de casi el 65%, que es el doble de la dependencia petrolera mundial.

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