Caída en mercados resucita amenaza de deflación
| Martes 07 octubre, 2008
Caída en mercados resucita amenaza de deflación
Washington- Según el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben S. Bernanke, y sus colegas mundiales, combaten la peor crisis financiera desde los años 30 del siglo pasado, un peligro se alza mayor cada día: la deflación.
Con el resquebrajamiento de los mercados de activos, la mayor caída de los precios de las materias primas en 50 años y la restricción de los préstamos en los bancos, se están dando los ingredientes para un periodo sostenido de precios menguantes. Si bien la inflación continúa preocupando a muchos estrategas monetarios a los pocos meses de haber llegado a su apogeo los precios del petróleo y los alimentos, el peligro es que fracase la serie de programas de rescate y estímulo que las autoridades han elaborado, y que los precios empiecen a caer por toda la economía.
“Al fantasma de la deflación podrían sacarlo del armario nuevamente en los meses venideros”, dice Joerg Kraemer, economista jefe de Commerzbank AG en Londres.
Ya es más que probable que haya una recesión mundial, y la contracción del crédito despierta recuerdos de la pugna de diez años que Japón tuvo con la deflación en los años 90. Así que es posible que el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, y el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, se vean obligados a seguir los pasos de Bernanke, cuya Fed ha bajado su tasa de referencia en 3,25 puntos porcentuales desde agosto de 2007, a un 2% , su más pronunciada reducción de tipos en 20 años.
Una deflación puede sobrevenir de esta manera: los bancos del mundo, habiendo depreciado por $588 mil millones sus activos tóxicos —sobre todo las obligaciones vinculadas con hipotecas— limitarán aún más el flujo de crédito, lo que a su vez frenará el crecimiento. Esto hará bajar aún más los precios de los hogares, con lo que se producirán pérdidas adicionales y los bancos se pondrán más reacios todavía a prestar dinero. Según la crisis crediticia empeora, las empresas hallarán casi imposible subir los precios.
Un ciclo deflacionario vicioso podría entonces darse, dice Tony Tan, vicepresidente de Government of Singapore Investment Corp., un fondo de inversión de riqueza soberana que administra más de $100 mil millones.
Los precios ya están cayendo en partes de la economía mundial. El valor de los hogares se hundió más de un 10% en el Reino Unido y Estados Unidos en los 12 últimos meses. El 3 de octubre, el petróleo, el cobre y el maíz encabezaron la mayor caída semanal de las materias primas desde 1956 por lo menos, al desplomarse un 10,4% el Indice Reuter/Jefferries CRB de 19 productos primarios. El Baltic Dry Index, una medida del flete de materias primas, ha caído el 75% desde mayo.
“No cabe duda de que estamos más preocupados por la deflación que por la inflación”, dice David Owen, economista europeo jefe en Dresdner Kleinwort Group Ltd. en Londres. Los bancos centrales tienen que “bajar las tasas y mantenerlas bajas por buen tiempo”, dice Owen.
Trichet dijo el 2 de octubre que los estrategas monetarios europeos han estudiado la posibilidad de anular su decisión de julio de subir la tasa de referencia del BCE un cuarto de punto a un 4,25%. De los 61 economistas sondeados por Bloomberg News 46 esperan que el Banco de Inglaterra baje su tasa principal al menos un cuarto de punto el 9 de octubre desde un 5%.
La Fed ya ha respondido a un susto deflacionario en esta década. Al aproximarse la inflación a un 1% en 2003, el entonces presidente del banco central estadounidense, Alan Greenspan, cortó su tasa a un 1%, la más baja en 45 años, y la mantuvo así por un año, lo que, según ciertos críticos, propició el auge de inmuebles y crédito que ahora se está revirtiendo.
Esta vez la crisis se centra en un sistema bancario cada vez más disfuncional que posiblemente no pueda seguir haciendo los préstamos que facilitan la actividad económica. Tal retroceso, combinado con un crecimiento menguante y los precios descendientes de los activos y las materias primas, aumenta la amenaza de que haya una deflación, dice Owen.
Alarmados por el colapso de Lehman Brothers Holdings Inc. y otras entidades financieras, los bancos están limitando el acceso al crédito. La tasa de interés ofertada del mercado interbancario de Londres, o Libor, que se cobran entre sí por préstamos a tres meses en dólares, subió a un 4,33% el 3 de octubre, lo más alto que ha estado desde enero.
No todos los economistas comparten la perspectiva sombría de Owen. Algunos dicen que Bernanke y otros responsables de bancos centrales han aprendido las lecciones de Japón y la Gran Depresión y que por tanto harán todo lo necesario para evitar mayores dificultades.
Un ex gobernador de la Fed, Lyle Gramley, dice que si bien la deflación es un peligro, “si fuéramos a caer en una recesión muy pero que muy prolongada, y nadie hiciera nada al respecto”, él no se preocupa, porque confía en que la Fed tomaría medidas “sumamente enérgicas”.
Washington- Según el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben S. Bernanke, y sus colegas mundiales, combaten la peor crisis financiera desde los años 30 del siglo pasado, un peligro se alza mayor cada día: la deflación.
Con el resquebrajamiento de los mercados de activos, la mayor caída de los precios de las materias primas en 50 años y la restricción de los préstamos en los bancos, se están dando los ingredientes para un periodo sostenido de precios menguantes. Si bien la inflación continúa preocupando a muchos estrategas monetarios a los pocos meses de haber llegado a su apogeo los precios del petróleo y los alimentos, el peligro es que fracase la serie de programas de rescate y estímulo que las autoridades han elaborado, y que los precios empiecen a caer por toda la economía.
“Al fantasma de la deflación podrían sacarlo del armario nuevamente en los meses venideros”, dice Joerg Kraemer, economista jefe de Commerzbank AG en Londres.
Ya es más que probable que haya una recesión mundial, y la contracción del crédito despierta recuerdos de la pugna de diez años que Japón tuvo con la deflación en los años 90. Así que es posible que el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, y el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, se vean obligados a seguir los pasos de Bernanke, cuya Fed ha bajado su tasa de referencia en 3,25 puntos porcentuales desde agosto de 2007, a un 2% , su más pronunciada reducción de tipos en 20 años.
Una deflación puede sobrevenir de esta manera: los bancos del mundo, habiendo depreciado por $588 mil millones sus activos tóxicos —sobre todo las obligaciones vinculadas con hipotecas— limitarán aún más el flujo de crédito, lo que a su vez frenará el crecimiento. Esto hará bajar aún más los precios de los hogares, con lo que se producirán pérdidas adicionales y los bancos se pondrán más reacios todavía a prestar dinero. Según la crisis crediticia empeora, las empresas hallarán casi imposible subir los precios.
Un ciclo deflacionario vicioso podría entonces darse, dice Tony Tan, vicepresidente de Government of Singapore Investment Corp., un fondo de inversión de riqueza soberana que administra más de $100 mil millones.
Los precios ya están cayendo en partes de la economía mundial. El valor de los hogares se hundió más de un 10% en el Reino Unido y Estados Unidos en los 12 últimos meses. El 3 de octubre, el petróleo, el cobre y el maíz encabezaron la mayor caída semanal de las materias primas desde 1956 por lo menos, al desplomarse un 10,4% el Indice Reuter/Jefferries CRB de 19 productos primarios. El Baltic Dry Index, una medida del flete de materias primas, ha caído el 75% desde mayo.
“No cabe duda de que estamos más preocupados por la deflación que por la inflación”, dice David Owen, economista europeo jefe en Dresdner Kleinwort Group Ltd. en Londres. Los bancos centrales tienen que “bajar las tasas y mantenerlas bajas por buen tiempo”, dice Owen.
Trichet dijo el 2 de octubre que los estrategas monetarios europeos han estudiado la posibilidad de anular su decisión de julio de subir la tasa de referencia del BCE un cuarto de punto a un 4,25%. De los 61 economistas sondeados por Bloomberg News 46 esperan que el Banco de Inglaterra baje su tasa principal al menos un cuarto de punto el 9 de octubre desde un 5%.
La Fed ya ha respondido a un susto deflacionario en esta década. Al aproximarse la inflación a un 1% en 2003, el entonces presidente del banco central estadounidense, Alan Greenspan, cortó su tasa a un 1%, la más baja en 45 años, y la mantuvo así por un año, lo que, según ciertos críticos, propició el auge de inmuebles y crédito que ahora se está revirtiendo.
Esta vez la crisis se centra en un sistema bancario cada vez más disfuncional que posiblemente no pueda seguir haciendo los préstamos que facilitan la actividad económica. Tal retroceso, combinado con un crecimiento menguante y los precios descendientes de los activos y las materias primas, aumenta la amenaza de que haya una deflación, dice Owen.
Alarmados por el colapso de Lehman Brothers Holdings Inc. y otras entidades financieras, los bancos están limitando el acceso al crédito. La tasa de interés ofertada del mercado interbancario de Londres, o Libor, que se cobran entre sí por préstamos a tres meses en dólares, subió a un 4,33% el 3 de octubre, lo más alto que ha estado desde enero.
No todos los economistas comparten la perspectiva sombría de Owen. Algunos dicen que Bernanke y otros responsables de bancos centrales han aprendido las lecciones de Japón y la Gran Depresión y que por tanto harán todo lo necesario para evitar mayores dificultades.
Un ex gobernador de la Fed, Lyle Gramley, dice que si bien la deflación es un peligro, “si fuéramos a caer en una recesión muy pero que muy prolongada, y nadie hiciera nada al respecto”, él no se preocupa, porque confía en que la Fed tomaría medidas “sumamente enérgicas”.