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Albino Vargas: “¿Qué voy a hacer el 1° de abril? No lo sé, no me siento representado”

Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Jueves 15 febrero, 2018




A mes y medio de la segunda ronda, Albino Vargas, secretario de la ANEP y del colectivo sindical Patria Justa, no sabe por quién votar.

Esto, sin importar que en la fórmula presidencial de Carlos Alvarado del PAC, hay un colega, un sindicalista.


No obstante, para él, el gobierno de Luis Guillermo Solís quedó debiendo y en materia de corrupción, está al mismo nivel que otros gobiernos que tanto criticó, debido al escándalo del cemento chino.

Lo que más le preocupa son las políticas fiscales que se vislumbran para solventar el déficit.

Vargas tiene claro que la democracia de la calle se ha visto revitalizada y parece ser el único camino, ante la avanzada en contra de los trabajadores por un eventual recorte de programas sociales y pluses.

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¿Qué opina de los candidatos que avanzaron a segunda ronda?
Fabricio fue a pescar a las aguas que todo el mundo ha abandonado. Políticos, gobiernos, partidos de izquierda, sindicatos, progresistas y demás, se fijó en los excluidos e invisibilizados y encontró terreno fértil.
Carlos es el representante de los sectores medios urbanos, la gente acomodada, intelectuales, académicos, tecnócratas y otros, que lograron su estatus gracias al Estado o a su sombra. Es el representante de los sectores medios que resisten a caer en la pobreza y quedar excluidos de los beneficios del crecimiento económico.

Se dice que el sector sindical es cercano al PAC, ¿es cierto?
No estamos casados con el PAC en absoluto. Tenemos un gran temor de que ese partido impulse políticas económicas fiscales, que enfaticen en cargarles la culpa a los trabajadores. Ya sabemos que en el PAC hay gente así.

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¿A quién le temen más los sindicatos, al PAC o a Restauración?
Le tememos a que la gente no reaccione cuando sea necesario.

¿Qué es lo que más le preocupa de esta segunda ronda?
Lo que más preocupa a la ANEP y al colectivo sindical Patria Justa, es la resolución del déficit fiscal y las medidas que, presumiblemente, se descargarían sobre las espaldas de la clase trabajadora, que ya paga los impuestos de ventas y renta y que no tiene culpa del espantoso endeudamiento del país.
Nos preocupan las reducciones salariales, la reversión de derechos adquiridos, las privatizaciones a mansalva, los cierres de programas sociales y las medidas clásicas del Fondo Monetario Internacional, cuando una verdadera transformación radical y profunda, pasa por cambios tributarios que nadie quiere otorgar.


¿Se sienten representados con algún candidato?
La corriente sindical Patria Justa prefiere apostar a la democracia de la calle, a las articulaciones que se puedan generar, a una unidad sindical de mayor calado, en función del gran desafío que se nos presenta en el corto plazo.
¿Qué voy a hacer el 1° de abril?, no lo sé, no me siento representado.

Entonces, ¿pareciera que no queda otro escenario que el de la protesta?
La democracia de la calle emergerá reeditada en su momento, ya que siempre ha demostrado su oportunidad en momentos de mucha tensión política, como por ejemplo, con el Combo ICE y la lucha contra el TLC. Recientemente la democracia de la calle fue impulsada por quienes se opusieron a la ideología de género, pero también por la comunidad LGTBI, por lo que ha sido revitalizada como mecanismo de presión.

Carlos Alvarado del PAC ha dicho que Ottón Solís estará en el próximo gobierno...
El Pacto del Sombrero en el que participó Ottón con Carlos Alvarado, sería la catapulta para que el diputado se convierta en ministro de Hacienda.
Al sector sindical eso le para el pelo, Ottón tiene ideas draconianas en cuanto al empleo público, pero estamos preparados para él.

¿Cumplió el gobierno con las expectativas de cambio?
Este gobierno tiene aciertos, como el haberle quitado el veto a la reforma procesal laboral, eso es innegable.
Sin embargo, hay un montón de nubarrones, pifias, metidas de patas y más importante, haber dejado repúblicas independientes sin control.
Yo me atrevería a señalar que a nivel de corrupción, este gobierno está a la misma altura de otros gobiernos del pasado.
Hubo una especie de simetría de comportamiento cuestionable desde el punto de la función pública y pienso, que si Costa Rica tuviera un régimen parlamentario y no presidencialista, hoy Luis Guillermo Solís habría sido removido por la Asamblea Legislativa.

¿Cree usted que la opinión consultiva de la Corte Internacional de Derechos Humanos se dio en un mal momento?
Sí, polarizó a la sociedad, generó odio y división en las familias y opacó los grandes temas nacionales que nos afectan como sociedad, como el desempleo, el salario mínimo, el alto endeudamiento, la inseguridad y otros temas.
Están de moda las “fake news”, las redes sociales están llenas de veneno y han sacado lo malo de los costarricenses, sin dejar espacio para la racionalidad del voto. Ahora, el debate se resume a una corriente para que fulano no quede y otra para evitar que volvamos a la época de las cavernas.
Nos parece raro lo que pasó, quizá una mente maquiavélica vio la oportunidad para tirar esa bomba y aprovechar la oportunidad para sus intereses.
 


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