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Por qué la vida es más cara

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 09 marzo, 2012



Por qué la vida es más cara


¿Le está subiendo el préstamo de la casa o del carro y usted es de los que se preguntan por qué?
La voraz necesidad de dinero que tiene el Estado lo lleva a salir al mercado y presionar las tasas de interés para arriba.
Para algunos economistas esto generará una reducción de la liquidez.
Sin embargo, valdría la pena preguntarse, ¿para qué quiere el fisco estos fondos? La respuesta obvia es para hacer frente a su déficit, sin embargo, más precisamente, ¿para cuál parte de ese faltante?
El Gobierno necesita más dinero para pagar salarios, pensiones, proveedores y hacer frente a la misma deuda con la que se está financiando.
Esto significa que la mayoría de estos recursos, incluyendo otros destinos, se vuelven a inyectar a la economía.
La supuesta reducción de la liquidez que pronostican algunos economistas, al final es un asunto muy temporal, que durará tan solo cuanto se tarde el Estado en pagar la planilla y demás gastos.
El efecto de esta deuda para pagar deuda, en dos platos es inflacionario.
Inclusive, aunque sea que la emisión se haga en el extranjero, siempre son los mismos “cuatro gatos” que invierten en el “eficiente” gobierno costarricense.
Este pateo de bola, nos trae lo peor de dos mundos, inflación y alzas en las tasas de interés.
Y aquí es donde la economía empieza a ser esa ciencia-irracional y contradictoria.
Parte de la desesperación estatal por una pseudo-reforma fiscal, es para que una porción de esos fondos inyectados en la economía (salarios, pensiones y otros gastos) termine en sus arcas.
Otra es recogida vía incrementos tarifarios de servicios, con el agravante, en este caso, de que engordan superávits de instituciones gubernamentales, pero que a su vez regresan con la compra de bonos públicos.
Esta es la economía redonda costarricense.
Un lugar donde el dinero “más seguro”, con garantía del Estado, paga altas tasas de interés, que distorsionan el mercado financiero, y afectan al pueblo con préstamos más caros.
La locura es que esta misma competencia de tasa se da entre Hacienda, bancos, instituciones autónomas, pues a falta de coordinación estatal, todos salen a pedir al mismo tiempo, o todo el tiempo, como el caso de entes en problemas, entre ellos la Caja.
Al final estos esfuerzos se reducen para usted, ciudadano contribuyente común y corriente a: intereses del préstamo más caros, tarifas de servicios públicos mayores, incremento en el costo de vida, y todo a cambio de un Estado glotón y menos eficiente para sus necesidades. Esto sin contar las municipalidades.

Luis Alberto Muñoz

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