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El conteo de votos

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 19 febrero, 2014


Muchos países democráticos no llevan a cabo sus elecciones con la transparencia y eficiencia mostradas acá


El conteo de votos

¡En Costa Rica cada voto cuenta! La imagen de oficiales del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) contando cada papeleta presidencial marcada el 2 de febrero por los votantes es confortante y sirve para comunicar al pueblo que realmente son los ciudadanos los que determinan quienes serán sus gobernantes.
Para los costarricenses este proceso que se llevó a cabo en las últimas dos semanas podría parecer tan elemental que no merece comentario.
Pero la verdad es que es bastante excepcional; muchos países democráticos no llevan a cabo sus elecciones con la transparencia y eficiencia mostradas acá.
En Honduras, el Tribunal Supremo Electoral solo cuenta los datos reflejados en las “actas” levantadas en las mesas. Cuando hubo apelaciones a los resultados de las elecciones nacionales de noviembre del año pasado, pidiendo un reconteo, ese Tribunal Electoral ofreció recontar las actas, pero dijo que no tenía capacidad técnica ni de mano de obra para sacar todas las papeletas y recontarlas.
El resultado es que en Honduras existe la impresión entre muchos ciudadanos de que las elecciones son fraudulentas.
¿Quién se olvidará del reconteo de los votos en el estado de Florida en Estados Unidos en 2000? En aquel entonces usaban “tarjetas tipo IBM” que se perforaban en unas máquinas primitivas que en muchos casos no funcionaban bien.
Al final fue la Corte Suprema estadounidense quien tuvo que decidir el ganador de la elección presidencial, porque las personas que hacían el reconteo no pudieron ponerse de acuerdo.
En Venezuela no hay papeletas; el votante marca su voto en una computadora. La oposición al régimen actual manifiesta dudas sobre la manera en que estaría programándose el conteo de los votos emitidos.
Y estos tres ejemplos de sistemas que provocan dudas, no son excepcionales.
Hay otro aspecto del proceso de la votación que debería dar orgullo a los costarricenses. El tiempo que hay que tomar para emitir el voto es mínimo. Desde que llega el votante a la escuela podría durar 15 minutos como máximo para entrar, marcar las papeletas, depositarlas, firmar y salir.
Las filas largas que se ven en las noticias cuando cubren las elecciones en lugares como Nicaragua, Ohio, Venezuela y Honduras no se presentan en el país a merced de la organización electoral tica.
Se pudiera preguntar, tomando en cuenta el manejo tan excelente del TSE del proceso electoral, ¿por qué tanto ausentismo?
Uno de cada tres costarricenses elegibles para votar, no se molestó en hacerlo. Falta de formación cívica, apatía, disgusto de las ofertas de los partidos políticos; cualquiera podría ser la respuesta. Pero el proceso organizado por el TSE no tiene nada que ver.
Cuando pasan las elecciones algunos costarricenses pueden quedar contentos por los resultados y otros no tanto. Puede haber pasión ideológica, sensación de victoria o derrota por lo ocurrido.
Pero nadie anda hablando de fraude o dudando del proceso electoral mismo. El que es declarado ganador de la elección por el TSE es realmente el que recibió más votos y todos lo saben.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com


 

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