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Costa Rica, Inteligencia art​ificial y el continuo camino del subdesarrollo;

Javier Adelfang. eleconomistaargentico@gmail.com | Jueves 31 mayo, 2018


Salgo del Congreso Mundial de Inteligencia y luego de escuchar a varios de los personajes más importantes de la industria, una sensación me invade: vivimos en un total atraso.

Mientras los países avanzados desarrollan y avanzan en temas de inteligencia artificial (IA), nosotros no podemos ponernos de acuerdo si el tren que necesitamos debe ir por arriba o por debajo de la superficie.

En medio de la discusión, la IA avanza y proyecta un futuro de alta productividad para las empresas, mayor comodidad para nuestras vidas, pero también de menor empleo, con máquinas reemplazando al ser humano.

¿Qué es la Inteligencia Artificial (IA)?

La IA es una tecnología que se basa en la idea de que las computadoras pueden realizar funciones típicas del cerebro humano como aprender y predecir.

Esto, que hace tiempo parecía de ciencia ficción, es una realidad que está cambiando el mundo como lo hizo la internet en su momento.

La automatización de tareas, donde antes el cerebro humano marcaba la diferencia, se va convirtiendo en una realidad a medida que la tecnología se perfecciona.

En términos económicos el impacto será tremendo.

Solo en China se calcula que la automatización le dará al país un incremento de productividad de entre el 0,8% y 1,4% del PIB.

Para 2025 se estima que el mercado de aplicaciones de IA será de $127 mil millones, dos veces el PIB de Costa Rica.

En términos sociales la cuestión también será de alto impacto.

Por un lado la refrigeradora nos recordará en nuestro celular qué cosas tenemos que comprar; la comodidad será un hecho.

Pero, ¿con qué trabajo compraremos la refri? es posible que la automatización inteligente pueda reemplazar el 50% de las actividades que hoy realiza el hombre.

China hoy

Algo tenemos que tener claro antes de seguir leyendo: China ya no es ese país donde solo se producen baratijas.

Ese pensamiento es un resabio de mediados de los años 80, cuando China abría su mercado con diversas reformas económicas y se transformaba en la fábrica del mundo.

La situación ha cambiado y hoy se posiciona como uno de los líderes de la nueva revolución industrial, donde la IA es la piedra angular.

Reconocimiento facial, pago a través de aplicaciones, ciudades inteligentes y carros autónomos se suman a la catarata de novedades que China poco a poco va haciendo realidad en una carrera por liderazgo en el campo de la IA.

Aquí todo se paga a través del celular, ni siquiera se utilizan las tarjetas de crédito o débito, no. Simplemente se escanea un código QR y se debita de nuestra cuenta.

Incluso para utilizar el servicio de bicicletas compartidas en Beijing solo se escanea un código para indicar quién la usara y el sistema responderá con una contraseña para desbloquear el candado.

Costa Rica hoy

Un país puede ser consumidor o productor de tecnología.

Ser un comprador y no un productor plantea la diferencia entre ser un país en obsolescencia constante, donde hay que tener recursos para comprar continuamente avances tecnológicos y otro donde la innovación es la norma que marca el ritmo.

Se trata entonces de estar dentro de un círculo vicioso o un círculo virtuoso.

Costa Rica pertenece al grupo de países dentro del círculo vicioso de tener que estar comprando tecnología para no atrasarse.

Probablemente haya leído que una empresa o una municipalidad comenzó a probar herramientas de IA,  lo que es algo positivo, sin embargo la tecnología no la desarrollamos nosotros, sino que la compramos.

El problema, sobre todo para el Estado, surge cuando los recursos comienzan a escasear y la inversión se deja de lado.

Costa Rica tiene grandes problemas económicos y está lejos de poder realizar inversiones y planificación de largo plazo, cuando en lo único que puede concentrarse es en alcanzar a pagar los salarios del mes próximo.

Por otro lado, tenemos un 10,3% de desocupación, y un 26,8% de desempleo joven. ¿Qué vamos a hacer cuando las empresas adopten masivamente la IA?

El plan chino y qué podemos aprender

En China las cosas funcionan de manera distinta a lo que estamos acostumbrados. El gobierno está allí, planificando a largo plazo y redirigiendo la economía como la mano invisible de Adam Smith en algo que me gusta llamar economía de mercado planificado.

El fuerte rol del estado sumado a la enorme disponibilidad de recursos  con que cuenta el gigante asiático se transforman en una ventaja a la hora de encarar proyectos de largo y mediano plazo.

Hoy China corre detrás de Estados Unidos en la carrera por ser el líder de la IA, pero la brecha se ha ido achicando, y con un plan publicado el año pasado, planea ser el líder indiscutido para 2025.

Además, la semana pasada China y Alemania anunciaron una mayor cooperación en ciencia y tecnología, lo que les permitirá generar mejores estrategias de cara a la nueva revolución industrial.

¿Podemos aprender algo de este plan? Sin dudas. Les resumo los tres puntos principales.

A) Énfasis en la educación primaria y secundaria

No hay que esperar hasta la universidad para hablar de tecnología. Ofrecer cursos de IA y promover la programación de software dentro de la escuela, así como construir y utilizar toda una infraestructura educativa en IA son proyectos a desarrollarse ya mismo.

La cuestión es simple: si aprendés el gusto por las verduras de niño, de grande las vas a comer con ganas. Por otro lado, si estás capacitado en lo que el mercado necesita, es más fácil encontrar trabajo.

B) Apoyo a los innovadores y atracción de talentos

Quienes impulsan lo nuevo no somos todos. Son aquellos que tienen una idea y deciden llevarla adelante. Pero la pata del éxito la da el apoyo que reciban para desarrollar sus ideas. Incentivos fiscales para pequeñas, medianas empresas y para las start-up, estímulo a la exploración de mercados foráneos son solo algunos.
Además, debe ponerse el foco en retener al talento joven y atraer al de otros países, con el fin de potenciar el desarrollo del plan.

C) Flexibilidad en la reglamentación

Y claro, cuando los cambios llegan, el gobierno debe ser lo suficientemente flexible como para adaptarlos de manera responsable al entorno y hacerlos parte de nuestra vida. El caso Uber en Costa Rica es el mejor ejemplo de un estado lento, mal administrado y burocrático. La aplicación demostró en el poco tiempo que es una solución inteligente. El gobierno costarricense no lo ha visto así, y en vez de integrarlo a la economía prohibió su uso en defensa de un sistema arcaico y mal planificado como es el taxi.

La IA hoy y el panorama del empleo

Estamos a las puertas de un nuevo mundo, y como tal, recién vamos cambiando pañales. La IA todavía no ha podido superar a un escolar de seis años en sus procesos de razonamiento, pero avanza en esa dirección.

Pese a ello, la adopción de este tipo de tecnología es una realidad en una gama de actividades variada como las finanzas, la medicina y la industria.

En el medio surgen dudas como la cuestión del empleo ¿Qué sucederá cuando las máquinas sean lo suficientemente inteligentes para reemplazarnos?

Por ahora nadie tiene una respuesta certera y las posiciones son encontradas.

“Si eres abogado, tu trabajo puede ser automatizado. Si eres médico debes saber que las máquinas pueden hacer cirugías con gran precisión” afirmó George Smoot, premio Nobel en física durante el Congreso Mundial de Inteligencia.

El optimismo, viene de la mano de Jack Ma, dueño y creador del portal de ventas Alibaba 

“Siempre que desaparecen empleos aparecen nuevos. Las personas pueden adquirir nuevas habilidades; cada vez que hubo desarrollo tecnológico nuevos empleos se han creado. No tenemos soluciones ahora, pero el tiempo las traerá”.

Con esta última afirmación me cuesta ser optimista y por eso estoy convencido que tenemos que pensar en grande pese a vivir en un país pequeño.

Conclusiones desde China

Costa Rica nunca será China, ni Japón, no Corea del Sur ni Estados Unidos. Tenemos que tener los pies sobre la tierra. Eso no quiere decir que no podamos desarrollarnos de mejor manera y dando un salto de calidad en lo que producimos.

La realidad, y pese a quien le pese, es que como país seguimos siendo una nación que vive de vender productos primarios (bananos, café, piña), servicios de call center, y turismo.

No se trata de menospreciar estas actividades, sino de saber que debemos subirnos al tren de la nueva revolución industrial que aún está en sus comienzos sin dejar de lado lo que hoy nos genera riqueza.

Debemos buscar la manera de integrarnos en las cadenas de valor de la nueva industria, capacitando a los jóvenes desde temprano, porque si hoy tenemos altas tasa de desempleo que afectan a los jóvenes y menos capacitados, a medida que la tecnología reemplace a los puestos más básicos el panorama será aún más escalofriante.

Todavía quedan chances de abordar el tren, y si bien estamos lejos, podemos acercarnos; aprender del plan chino no es mala idea.

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