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11 de abril, epopeya gloriosa

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 11 abril, 2018


Pizarrón

11 de abril, epopeya gloriosa

Celebramos hoy el 162 aniversario de la Gesta de Rivas, de la Gran Batalla de Rivas, en suelo nicaragüense, del 11 de abril de 1856, con la cual se le asestó un duro golpe, por parte del ejército glorioso costarricense, dirigido por el presidente Juan Rafael Mora Porras, su hermano, el general Joaquín Mora Porras y el general José María Cañas, entre otros destacados militares, al intento invasor filibustero norteamericano de apropiarse de Centroamérica.

El conflicto centroamericano, entre muchas otras causas, se incrustó en el interés neocolonial de las grandes potencias europeas, Inglaterra, Francia y los mismos Estados Unidos, de dominar vías interoceánicas en Centroamérica que facilitaran el comercio hacia Oriente y hacia Europa.

En Estados Unidos había una expansión y desarrollo de Estados desde el Este, la costa atlántica hacia el Oeste, la costa pacífica, especialmente por el descubrimiento de las minas de oro en California.

El ferrocarril que cruzaría Estados Unidos no se terminaría de construir hasta 1865 y buena parte del traslado de personas se hacía por medio de la Compañía del Tránsito, desde Nueva York, bajando la costa hasta Nueva Orleans, y siguiendo por el Caribe centroamericano, hasta San Juan del Norte, nicaragüense, penetrando por el Río San Juan hasta el Gran Lago de Nicaragua, cruzando el Estrecho de Rivas hasta San Juan del Sur, y luego continuando hacia California por la costa pacífica. Alrededor de esta ruta se movilizaban varios centenares de personas por mes.

En Panamá se habían afincado los intereses franceses con la intención de construir un Canal. Los franceses también tenían la intención de construir un Canal en Nicaragua, que había resultado en cierta forma por el Tratado John M. Clayton- Henry L. Bulwer y por la llamada Convención de Rivas.

Por otro lado se movían los intereses de la expansión del esclavismo sureño de Estados Unidos, la apropiación de territorios desde Estados Unidos hasta el río San Juan, incluyendo a Costa Rica, como parte de un gran diseño de territorialidad de Estados Unidos.

La avanzada de William Walker en esta gran región era parte de esta estrategia, así en México, el Estado de Sonora, y en Nicaragua cuando se establece con poder en 1855, aprovechando contradicciones y conflictos internos en las esfera de poder político nicaragüense, y cuando el 16 de marzo había iniciado su penetración en el territorio nacional y el 19 de marzo de 1856 ya se había instalado en la Hacienda Santa Rosa, con el afán de penetrar el territorio nacional en su afán conquistador y colonizador.

El 20 de marzo, ya las tropas costarricenses instaladas en Liberia, se habían enterado de la situación, se había elaborado el plan estratégico y táctico de enfrentar a los filibusteros en la Hacienda Santa Rosa, lo que se logra con la heroica Batalla del 20 de marzo, con la cual se le da a la falange filibustera una gran derrota militar y se le produce una gran derrota moral.

De las Batallas contra los filibusteros la del 20 de marzo, para mí, es la más importante porque se logra derrotar a los filibusteros en suelo nacional. A partir del triunfo sobre la tropa extranjera se toma la decisión de perseguirlos por todo el territorio nacional, en su zona norte, y de evitar su presencia en suelo patrio, y de continuar hacia Nicaragua, como ya el Gobierno de la República, había decidido, encabezado por Juan Rafael Mora Porras, para sacar a los filibusteros de ese país y evitar la amenaza sobre Costa Rica.

Para los costarricenses la Guerra contra los filibusteros empieza en su preparación anímica nacional con el llamado del Presidente Mora a prepararnos para ella, la Primera Proclama del 20 de noviembre de 1855, y el llamado del Obispo Anselmo Llorente y La Fuente, el 22 de noviembre, acuerpando el llamado del Presidente, hasta cuando se llama a las armas, y se ordena la movilización de tropas a principios de marzo de 1856, después que el Congreso el 27 de febrero de 1856 autoriza avanzar sobre Nicaragua. El 1° de marzo se produce la Segunda Proclama del Presidente Mora… ¡A las armas!, ha llegado el momento que os anuncié!...

Después de Santa Rosa se producen otros hechos heroicos en combate. El 29 de marzo la tropa costarricense estaba en el río Sapoá, donde el Presidente Mora se dirige a los nicaragüenses diciéndoles que va como amigo a librar a Nicaragua de la opresión extranjera.
El 7 de abril la Tropa nacional entra en La Virgen, lugar estratégico de Walker por el abastecimiento que recibía de la Compañía del Tránsito por el río San Juan.

El 10 de abril se lleva a cabo el Combate de Sardinal. La Tropa costarricense prácticamente había liberado todo el territorio nacional y se aprestaba a enfrentar a Walker en suelo Nicaragüense, desde la ciudad de Rivas.

El 11 de abril las tropas de Walker atacaron violentamente la ciudad, desde tempranas horas. A partir de ese momento, durante todo el resto del día y parte de la noche, se enfrentaron los ejércitos. La defensa de la Ciudad de Rivas es uno de los episodios más extraordinarios y gloriosos de la Gesta de 1856. El presidente Mora reforzó las tropas movilizando parte del destacamento que estaba en La Virgen y por la tarde ya tenían estratégicamente controlados a los filibusteros, que se habían instalado en el edificio conocido como el Mesón de Guerra, nombre que debía al apellido de su dueño.

El presidente Juan Rafael Mora, junto con los generales y altos oficiales que dirigían los combates estaban en la ciudad de Rivas, a pocos metros de batalla principal, la del Mesón de Guerra.

Los combate se prolongaron por la noche. Allí se tomó la decisión de quemar el edificio. El primer voluntario que se ofreció fue el teniente Luis Pacheco Bertora, quien cayó herido gravemente. Le siguió el soldado, de origen nicaragüense, que peleaba bajo el manto de la tropa costarricense, Joaquín Rosales, quien también cayó en el intento. Para el tercer intento se ofreció el soldado Juan Santamaría, quien logró de manera efectiva iniciar el incendio del Mesón de Guerra, obligando con ello la retirada y huida de los filibusteros, por los siguientes días.
En la persecución se fueron dando los síntomas de la peste del cólera que empezaba a manifestarse en suelo nicaragüense, que afectó a la tropa nacional. El 25 de abril se dio orden de regresar a Costa Rica, cerrándose así una primera parte de esta lucha contra los filibusteros, lo que se conoce como la Primera Campaña. En esta primera fase se había salvado el Honor nacional.

Walker que había permanecido en Nicaragua fue electo Presidente el 1° de julio y el 19 de julio el Gobierno de los Estados Unidos le reconoció como gobernante y el 22 de setiembre restablece la esclavitud.

El Gobierno de Costa Rica seguía con atención lo que estaba sucediendo en Nicaragua. El 1° de noviembre el Gobierno nacional ordena bloquear el puerto San Juan del Sur, y ordena marchar nuevamente sobre Nicaragua, dándose el segundo período de la guerra contra los filibusteros, la Segunda Campaña que culmina con la rendición de William Walker el 1 de mayo de 1857.

La Batalla de Rivas, y la quema del Mesón, el 11 de abril, que se recuerda en la egregia figura de Juan Santamaría, fue sin duda alguna una grandiosa gesta revolucionaria, una gran batalla militar, que marcó indeleblemente la derrota final de los filibusteros, y elevó la moral combatiente y triunfadora del Ejército Nacional costarricense.

En un día como hoy, ¡Gloria eterna a los Héroes de la Guerra Nacional contra los filibusteros! ¡Gloria eterna a los héroes de la quema del Mesón, a Luis Pacheco Bertora, a Joaquín Rosales y a Juan Santamaría! ¡Gloria eterna a los conductores de la Guerra, al Presidente Mora y a los Generales y Oficiales del Ejército Nacional! ¡Gloria eterna, a quienes en nombre de todos los combatientes, la Patria agradecida ha nombrado Beneméritos y Defensores de la Libertad, el presidente Juan Rafael Mora Porras, el general José María Cañas, Francisca Pancha Carrasco y a Juan Santamaría, nuestro más grande héroe popular!

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