Un 78% de los costarricenses considera que el costo de la vida aumentó mucho

El hecho de que la inflación venga bajando a cifras negativas durante los últimos dos meses sigue sin percibirse en los bolsillos de los costarricenses y prueba de eso es que 78% de las personas consideran que el costo de la vida aumentó.

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Alimentos (90%), transporte y/o combustible (42%) y el pago de servicios públicos (35%) son los rubros de mayor gasto, según un sondeo realizado por Coopenae.

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“La economía nacional y el costo de la vida son los temas de mayor preocupación y es por eso, que en la cooperativa queremos continuar con acciones de educación y asesoría financiera para que las personas puedan identificar y decidir por aquellas soluciones que más les pueden beneficiar”, aseguró Nazira Burgos, gerente de Relaciones Institucionales de Coopenae.

Por este motivo, las personas están controlando más los gastos y un 71% de las 600 entrevistas afirma que disminuyó las actividades sociales como salir a comer fuera, paseos o salidas al cine.

Además, el 60% indicó que decidieron hacer cambios en las marcas y productos que acostumbraban a consumir por otros de menor precio y el 30% tomó la decisión de usar sus ahorros para poder cubrir sus necesidades.

Las otras preocupaciones que tiene la gente son la inseguridad (49%) y el desempleo (32%).

“Es importante que se entienda que aunque la inflación viene bajando no se percibe igual para todas las personas ya que el efecto depende de los patrones de consumo de cada persona y las rebajas pueden sentirse en un mediano o largo plazo”, aseguró Luis Alvarado, analista económico y bursátil de ACOBO Puesto de Bolsa.

Se espera que la inflación se mantenga dentro del rango meta del Banco Central en lo que resta del año y estas cifras negativas son coyunturales.

“Durante los últimos meses, hemos observado un decrecimiento en la variación interanual del índice de precios al consumidor, pero debido a que creció mucho antes; es decir, la base contra la cual se mide es alta, no se siente mucho. En teoría, una baja inflación beneficia el consumo de los hogares, y si obedece a un menor crecimiento generalizado en los precios de los alimentos ayuda a las personas más pobres, que son los que más gastan de su ingreso en alimentos”, destacó Shirley Saborío, vicepresidenta del Consejo Nacional de Competitividad.