Soplan buenos vientos para combatir el cambio climático
Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 16 noviembre, 2020
La grave pandemia que sufre la humanidad con su cruel generación de muerte, enfermedad, miedo, retroceso económico y conmociones sociales y políticas no debe hacernos olvidar el enorme peligro que enfrentamos con el cambio climático, considerado por los científicos como la mayor amenaza a la humanidad. Ambos pandemia y calentamiento global provocados por acciones del hombre en la naturaleza.
El perjuicio que la acción humana viene causando a la casa común con la acumulación de CO2 en la atmósfera nos enfrenta a uno de los mayores retos que hemos vivido los hombres en nuestros milenios sobre la Tierra. Sin embargo, estamos lejos de contar con los compromisos nacionales y los avances tecnológicos para asegurar el cumplimiento de los Acuerdos de París Sobre Cambio Climático. Para poder lograr que el calentamiento climático de la época industrial sea inferior a 2 grados centígrados (y en realidad debemos lograr menos de 1,5), la ciencia nos indica que para 2030 ya se deben haber conseguido cambios significativos en la contaminación que los humanos generamos, y 28 años después de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro y 4 años después del Acuerdo de París no estamos todavía camino a alcanzar esa meta.
Pero se han dado eventos que posibilitan un cambio de dirección para bien de la humanidad.
Por una parte, hace un mes el nuevo Primer Ministro de Japón logró un muy importante avance de su país con el compromiso de alcanzar carbono neutralidad para 2050. Desde marzo la Unión Europea había asumido el reto de que Europa fuese carbono neutral para ese año 2050. Dos días después que Japón, Corea asumió un compromiso similar. Un mes antes China se comprometió, pero para 2060.
Con la elección de Joe Biden como Presidente de los EEUU ese país volverá a ser miembro del Acuerdo de París y ya ha declarado el Presidente Electo que asumirá el mismo compromiso de carbono neutralidad para 2050.
Adicionalmente el apoyo del Presidente Electo a la lucha contra el calentamiento global se asume con ofertas concretas, algunas que tendrá posiblemente que negociar si el Senado sigue en manos del Partido Republicano, pero muchas de las cuales dependen de acciones ejecutivas, o por su atractivo para los electores como medios de reactivación económica, muy posiblemente tendrán apoyo suficiente en la rama legislativa de EEUU. Hay que tomar en cuenta que esta es la primera campaña presidencial en ese país en la que el cambio climático ha jugado un papel preponderante en el proceso electoral.
El Presidente Electo ha propuesto descarbonizar la generación de electricidad y tener cero emisiones en transporte para 2035, e invertir en 4 años $2 billones (2 millones de millones) en energías renovables y otras tecnologías. Este es un paquete sustancial que la propuesta de Biden une a la generación de empleo post pandemia para hacerla aún más atractiva.
Debido a la reticencia de importantes sectores del Partido Demócrata a usar mecanismos de mercado (como, por ejemplo, fijar limites a la contaminación y permitir su mercadeo) el programa que presentó en campaña el Presidente Electo se conforma -al estilo de lo vigente en California- mediante la adopción de límites bajos de emisión por industrias, adicionado con compromisos de inversión en desarrollo de fuentes alternativas de energía y en la eliminación de contaminantes del gas, y además, con medidas regulatorias. Sin embargo, su plan si abre la alternativa a un impuesto federal al carbono, aunque es una medida que puede resultar muy difícil de aprobar aún entre representantes y senadores demócratas.
Costa Rica con su Plan de Descarbonización 2018-2050 se había adelantado asumiendo desde hace dos años la meta de descarbonización para 2050. Ese Plan indica: “La comunidad científica nos dice, a través del IPCC, que, si queremos alcanzar la meta global de descarbonización, las emisiones mundiales en 2050 deberán ser aproximadamente la mitad de las emitidas en el 2010. Este proceso se debe lograr mientras la economía mundial crece: si se triplica (se espera un crecimiento anual de 3% por 40 años) la intensidad de emisiones por PIB debería bajar en más del 80%. Queda claro que, a pesar de las incertidumbres en las cifras, esto no se logra con ajustes sino a través de cambios tecnológicos, institucionales y económicos de fondo. Así, la mayor parte de la actividad de los sectores de energía y transporte, entre otros, se realizará con tecnologías diferentes a las usadas hoy”.
Para poder lograr ese ambicioso pero necesario objetivo, hacerlo gradualmente y de manera que más bien se favorezca el crecimiento y el empleo ese Plan señala: “Dada la necesidad de iniciar la ruta de descarbonización con acciones concretas, del conjunto de acciones sectoriales y medidas transversales, se identifican 5 prioridades de acción a partir de 2018: a) Detonar la transformación del transporte público, b) Acelerar y escalar las acciones de transformación de las actividades del sector agropecuario que más producen emisiones, c) Sentar las bases para la electrificación de la economía - no solo en transporte sino en la industria. d) Evitar rutas tecnológicas en energía y transporte que se limiten a reducir parcialmente las emisiones, pero que no vayan encaminadas a una transición de "cero emisiones". e) Iniciar en 2018 el proceso de dos reformas transversales sin las cuales la descarbonización de la economía costarricense será inviable: La reforma estructural para una nueva institucionalidad del país que permita sentar las bases para un nuevo sistema de consumo y producción sostenible, y la reforma fiscal verde para promover las acciones de desarrollo sostenible y crecimiento sin emisiones, reduciendo externalidades negativas que deterioren el capital natural.”
Otro muy favorable viento que sopla a favor de la conservación de nuestro planeta es la primera cumbre de bancos públicos de desarrollo que tuvo lugar la semana pasada. Esta acción se une a los avances que ya se vienen dando en el financiamiento bancario a la empresa privada que cada día toma en mayor consideración el riesgo de cada proyecto según sus posibles consecuencias climáticas. Tal vez la acción más importante para poder alcanzar las metas del Acuerdo de Paris es eliminar los subsidios al uso de carbón e hidrocarburos y poner coto al financiamiento de proyectos basados en esos energéticos.
Esa conferencia de bancos públicos de desarrollo convoca a más de 450 instituciones locales, nacionales, regionales internacionales y multilaterales que representan arriba del 10% de la inversión global. Señalaron como su principal objetivo la cooperación para orientar sus fondos hacia el desarrollo sustentable,
Elizabeth Mrema Secretaria Ejecutiva de la Convención de Diversidad Biológica y Carlos Manuel Rodríguez como CEO (Oficial Ejecutivo en Jefe) y Presidente del Directorio del Fondo Mundial para el Medio Ambiente(GEF) con motivo de esa reunión publicaron en Proyect Syndicate “How Public Development Banks Can Help Nature” (Como pueden los Bancos Públicos de Desarrollo ayudar a la naturaleza). Resaltan la importancia de usar a la propia naturaleza como instrumento para mitigar el cambio climático. Indican los problemas que se darían si después de la pandemia, con grandes esfuerzos y costos, simplemente se retorna a la anterior no sustentable normalidad, y señalan: “Para cambiar el rumbo es necesario situar la naturaleza en el corazón de la planificación económica, de las estrategias y de la toma de decisiones. Los servicios de los ecosistemas que la naturaleza provee son esenciales para alcanzar el 80% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Además, soluciones basadas en la naturaleza representan un 30% de los medios necesarios para lograr el Acuerdo de París y limitar el calentamiento global a menos de 2 grados centígrados…Conservar la naturaleza también es esencial para evitar la recurrencia de pandemias.”
Esta consideración hace evidente que a pesar de los progresos que para prevenir mayores catástrofes naturales se han dado en este año, todavía queda mucho camino por recorrer.
Los costarricenses en medio de nuestros graves problemas del covid-19, la pobreza, el desempleo, la caída de la producción, la insostenibilidad fiscal y la fragmentación política y social que dificulta abordarlos, no debemos dejar de lado para nuestro Gran Reinicio los temas ambientales que tantos buenos frutos nos han rendido. El Plan de Descarbonización 2018-2050 con un muy fuerte componente de atención a la naturaleza y la biodiversidad debe ser central en la nueva normalidad.
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