Soluciones ilegales para vivir se multiplican en Área de la Bahía
Bloomberg | Viernes 31 julio, 2015
Soluciones ilegales para vivir se multiplican en Área de la Bahía
Luke Iseman tuvo una idea para poder residir en la zona de la Bahía de San Francisco. Vive en un contenedor de fletes.
El cubo de 160 pies cuadrados del licenciado de Wharton School tiene una cocina de campamento y una ducha fabricada con cascos de barco viejos.
Es una de 11 residencias en miniatura dentro de un depósito que alquila cruzando el Bay Bridge frente a la ciudad, donde sus locatarios comparten baños comunes y un sentimiento de aventura.
¿Es legal? No, pero ha eludido a los inspectores municipales que desalojaron de otros dos lugares de “cargotopia”, como él los llama. Si todo funciona de acuerdo con lo planeado, sacará una empresa emergente de su respuesta al mercado inmobiliario más caro de los Estados Unidos.
“Todavía no nos está dando mucho dinero, pero nos permite vivir en la Bay Area, lo cual ya es una hazaña”, dijo Iseman, de 31 años, que está desarrollando una empresa de casas-contenedores.
"Tenemos la oportunidad de crear un nuevo modelo para el desarrollo urbano que es más sustentable, más asequible y más divertido”.
Es un objetivo imponente en un lugar donde los costos son tan altos que la gente con ingresos medios se vuelve imaginativa o se va.
El alquiler medio es $4.252 en San Francisco y $3.198 en el área metropolitana; el precio de venta promedio es $1,14 millones en la ciudad y $660 mil en el resto del área.
El mercado está tan loco que ha generado innovaciones que no dan tregua a los inspectores. Se convierten garajes en departamentos, oficinas en apartamentos de vivienda, salones en unidades para alquilar, muchas sin permiso.
No menos de 60 mil habitantes de San Francisco residen en viviendas ilegales, según el Departamento de Inspección de Edificios.
“Tienen que ser creativos”, dijo Patrick Carlisle, analista principal de mercado en Paragon Real Estate de San Francisco. “Hacen lo que tienen que hacer”.
Gracias al auge de la tecnología, por cada nueva residencia se suman diez empleos, según Carlisle, en tanto la presión está alcanzando proporciones de crisis y, para algunos, creando oportunidades.
En Mountain View, sede de Google Inc. y LinkedIn Corp., John Potter publicitó en AirBnB una carpa en un patio por $900 mensuales, lo cual generó docenas de imitadores. Recibió una orden de cese y suspensión porque la carpa era una estructura sin licencia, pero no se inmuta.
“La próxima vez haré una casa en un árbol”, dijo Potter, de 22 años, que dirige un estudio de fotografía de animales y evita el problema de los precios de la vivienda viviendo con sus padres.
Una carpa Coleman puede ser una exageración, pero en toda la región “las restricciones zonales son innecesariamente rígidas y no reflejan la manera de vivir de la gente”, dijo Jake Wegmann, profesor de urbanismo en la Universidad de Texas en Austin que ha estudiado la vivienda no permitida en California.
Las autoridades deberían flexibilizarse y dar más vuelo a las soluciones emprendedoras, dijo Wegmann. “Si nos preocupa la asequibilidad de la vivienda, ésta es la manera económica de que haya más”.
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