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COLUMNISTAS


Sobre los “troles”

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 11 enero, 2023


Si en su hogar tiene una XBox y lo usa a menudo es seguro que ha usado un “avatar” para pasar por las aventuras de los juegos distintos. El “Second Life”, un programa de internet permite de manera virtual a cualquier persona experimentar absolutamente otra vida, casarse, tener otra ocupación, tener otros hijos todo totalmente en el etéreo. Es una de las “maravillas” del mundo virtual poder experimentar interacciones con otras personas, pero “disfrazado.” Es mucho más fácil de lo que hacían los “príncipes del comercio” en Venecia en la edad media en el carnaval anual. Se caracterizaba esa celebración por ser de un bacanal, incluyendo indiscreciones sexuales sin que “nadie supiera” con quien.

Una versión de los avatares son los así denominados “troles.” Viene de la palabra “troll” en el inglés que normalmente se usaba con cuidado para describir alguien de la tributación directa del Rey. Se basaba en la idea de que debajo de cada puente vivía un “trol”—un monstruo gigante que cobraba peaje.

Tomando en cuenta que esto de usar disfraz para participar en la interacción con otros, quizás también enmascarados, no es nada nuevo, es extraño leer algunos medios de la semana pasada “descubrir” un gran “escándalo” involucrando uno que otro oficial del gobierno o de alguna campaña política. Tomando en cuenta todos los retos y las oportunidades que existen, ¿Cuánto tiempo se debería dedicar a debatir sobre unos pocos troles. Para estar claros actualmente hay programas para computadora que permiten crear avatares por robot y que pueden enviar miles de mensajes de un surtido de personas, ninguna que existe en realidad.

Los que localmente se dedican a atacar parecen unos inocentes en comparación con la realidad en el mundo virtual del Siglo XXI. Es más, ni siquiera usaban el VPN, que esconde el IP de la computadora o teléfono que emite el mensaje. Un ataque virtual sería de miles y probablemente tendría su origen en algún lugar del extranjero a través de la magia del VPN.

La premisa de una democracia funcional es que los ciudadanos son educados y que conocen los peligros que enfrentan. Son parsimoniosos con el erario y conocen cómo defender sus ideas. Por lo menos el ciudadano, al leer, ver, o escuchar algo pudiera decirse “esto parece raro. Voy a investigar más antes de creer lo que dice esta persona que por sí no la conozco.”

Lo que más llama la atención del “escándalo” de la semana pasada es que los comunicadores se preocupaban de que el ciudadano iba a “comer cuento” y entonces el papel de ellos era el de exponer los peligros.

Es cierto que en las encuestas de CID/Gallup cuando se pregunta un 15 a 18 por ciento asegura que “el mundo es plano.” Probablemente hay otro porcentaje que cree que el sol da vuelta a la Tierra y no al revés. Pero esas figuritas que aparecen como troles o la espalda de un extranjero en un caso, ¿creerán que es una persona verdadera? ¿Habrá quien lo cree?

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