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COLUMNISTAS


Sobre las embajadas

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 16 noviembre, 2022


Históricamente los embajadores sirvieron como una especie de garantía de paz (casi rehén) entre dos países. Por ejemplo, el rey de España despachaba su hermano a Londres y el rey de Inglaterra mandaba un hijo a Madrid. Si el primero decidiera enviar una armada a derribar al soberano inglés lo primero que hacía es sacar a su pariente de la isla para que no lo mataran. En épocas cuando la comunicación entre dos países pudiera durar meses, un rey pudiera consultar a un embajador extranjero sobre las relaciones comerciales y políticas con la otra nación. El puesto de “embajador” era sumamente importante.

En la época de WhatsApp, telefonía, comunicación instantánea y transporte aéreo rápido y eficiente, la realidad es que mucha de la relación entre los países se resuelve al instante entre ministros, mandatarios, delegados, y otros involucrados. La posición de embajador es simbólica y de venta y promoción de los intereses de su país de origen. Costa Rica necesita que vengan al territorio nacional más inversiones, más turistas, más oportunidades y el embajador es como un director de ventas en el país donde está nombrado. Cualquier cosa importante lo pueden y lo hacen otros.

Mientras que un embajador o embajadora “sepa mascar chicle y caminar a la misma vez” y acostumbra a evitar controversia o insultos al país anfitrión cualquier persona puede servir en el puesto. Costa Rica ostenta un grupo de “embajadores de carrera” que saben cómo vestir (hombres mínimo corbatas Stefano Ricci o Kiton mujeres mínimo zapatos Bottega Veneta o Prada) y hablar y proyectar importancia; muchos de estos conocen la historia del país y sus bondades. Les encanta asistir a cocteles en otras embajadas y hablar de “cosas importantes confidenciales" con sus homólogos de otras naciones.

También, como lo hacen otras naciones del mundo, se da el lujo de nombrar personas a quien el presidente de la República quiere en el puesto. (Todos los países del mundo lo hacen) Toda la atención prestada en los medios sobre la escogencia de ciertas personas para ocupar estos puestos es ejemplo de “edificar mujer de paja y luego prenderla fuego.” O sea “invento de noticias.”

¿Qué tipo de persona que no es embajador de carrera pudiera querer un puesto de este tipo? No paga muy bien e implica vivir en país extranjero por hasta cuatro años ausente de familia y amigos. Un nombramiento de esta índole es de persona con mucho dinero, quizás heredado o con fuentes que producen sin su presencia, y que quiere “una aventura” residiendo en un lugar atractivo como Londres o Paris. Otra es persona “limpia” que no tiene nada a mano y que le sirve para hacer contactos para su supervivencia en el futuro o para aumentar el tamaño de su pensión o su participación en el ROP.

Se puede argumentar que algunas de las embajadas que mantiene Costa Rica en el exterior no se pueden justificar excepto como lugares para colocar personas que se quedaron sin chamba.

Señores de los medios; ¡pasar la hoja por favor!

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