Simpson se hizo "Grande"
Dinia Vargas dvargas@larepublica.net | Lunes 18 junio, 2012
Simpson se hizo “Grande”
El golfista de Carolina del Norte venció en el Abierto de Estados Unidos
Espera en la Casa Club junto a su esposa. Su rostro era sereno, pero a la vez mostraba cierto nerviosismo cada vez que la cámara lo enfocaba.
Desde ahí, Webb Simpson seguía atento, gracias a un televisor, lo que hacían el también estadounidense Jim Furyk y el norirlandés Graeme McDowell, de ellos dependía que no pudiera saborear su primera victoria de Grand Slam.
Simpson, de 26 años, hizo lo suyo, apostó por acabar uno sobre par, con una gran salvada en el 18 para firmar una ronda de 68 ayer, y esperar lo que sucediera con los dos líderes al comenzar el día.
Por el momento estaba primero, porque mientras salvó ese par en la última bandera, Furyk en el 16 cometía un error y firmaba un bogey, que lo colocaba +2. McDowell, por su parte, estaba con +3, un poco más complicado.
Mucho se jugaban todos en el siguiente agujero, un par cinco, accesible para apostar a recortar distancia. No lo aprovechó Furyk, con el par. Pero lo hizo el norirlandés, que metió un putt largo y celebró con rabia, sabía que aún tenía opciones.
Última bandera. Ahora todas las miradas estaban ahí, buena salida de los dos y en el siguiente tiro McDowell a green, Furyk al bunker. Cayó hincado el estadounidense, sus opciones de obligar al desempate acaban ahí (acabaría con un bogey más).
Era el turno de McDowell, campeón hace dos años de este mismo torneo, caminó y calculó, se jugaba todo tipo de posibilidades de alargar la batalla por el complicado campo de Olympic, en San Francisco.
Sin embargo su putt, de unos 24 pies, no llevó la línea correcta y ahora sí llegó el momento que convirtió a Webb Simpson en un “Grande”.
Su triunfo será recordado porque un local vuelve a comandar en casa, después de los triunfos de Rory McIlroy (2011) y el propio McDowell, pero más que eso por vencer en uno de los Abiertos más complicados en las 112 ediciones que se han realizado de este torneo.
Guión aparte para Tiger Woods, que si el sábado se puso piedras en el camino, ayer en los primeros hoyos acabó con la ilusión de muchos aficionados que esperaban una remontada histórica.
Bogey, bogey, doble bogey, par, y otros dos bogeys más para hacer un único birdie y acabar esas primeras nueve banderas con cinco sobre par de campo, quitaron cualquier tipo de ilusión con la que llegó el estadounidense.
La siguiente parte del recorrido consistió en bajar su score y así lo hizo con dos birdies más para acabar con 73 golpes (+3) y un total de 287 (+7) en el segundo Abierto del año. Tendrá que esperar más Tiger si desea acabar con su racha de cuatro años sin vencer en un “Majors”.
Con esto Simpson se adjudicó el segundo par del año y acabando por encima del par del campo, sumó 281 golpes en cuatro duros días de batallas, seguido por McDowell y el también estadounidense Michael Thompson, quien sorpresivamente fue segundo con un total de 282 impactos.
Dinia Vargas
dvargas@larepublica.net
El golfista de Carolina del Norte venció en el Abierto de Estados Unidos
Desde ahí, Webb Simpson seguía atento, gracias a un televisor, lo que hacían el también estadounidense Jim Furyk y el norirlandés Graeme McDowell, de ellos dependía que no pudiera saborear su primera victoria de Grand Slam.
Simpson, de 26 años, hizo lo suyo, apostó por acabar uno sobre par, con una gran salvada en el 18 para firmar una ronda de 68 ayer, y esperar lo que sucediera con los dos líderes al comenzar el día.
Por el momento estaba primero, porque mientras salvó ese par en la última bandera, Furyk en el 16 cometía un error y firmaba un bogey, que lo colocaba +2. McDowell, por su parte, estaba con +3, un poco más complicado.
Mucho se jugaban todos en el siguiente agujero, un par cinco, accesible para apostar a recortar distancia. No lo aprovechó Furyk, con el par. Pero lo hizo el norirlandés, que metió un putt largo y celebró con rabia, sabía que aún tenía opciones.
Última bandera. Ahora todas las miradas estaban ahí, buena salida de los dos y en el siguiente tiro McDowell a green, Furyk al bunker. Cayó hincado el estadounidense, sus opciones de obligar al desempate acaban ahí (acabaría con un bogey más).
Era el turno de McDowell, campeón hace dos años de este mismo torneo, caminó y calculó, se jugaba todo tipo de posibilidades de alargar la batalla por el complicado campo de Olympic, en San Francisco.
Sin embargo su putt, de unos 24 pies, no llevó la línea correcta y ahora sí llegó el momento que convirtió a Webb Simpson en un “Grande”.
Su triunfo será recordado porque un local vuelve a comandar en casa, después de los triunfos de Rory McIlroy (2011) y el propio McDowell, pero más que eso por vencer en uno de los Abiertos más complicados en las 112 ediciones que se han realizado de este torneo.
Guión aparte para Tiger Woods, que si el sábado se puso piedras en el camino, ayer en los primeros hoyos acabó con la ilusión de muchos aficionados que esperaban una remontada histórica.
Bogey, bogey, doble bogey, par, y otros dos bogeys más para hacer un único birdie y acabar esas primeras nueve banderas con cinco sobre par de campo, quitaron cualquier tipo de ilusión con la que llegó el estadounidense.
La siguiente parte del recorrido consistió en bajar su score y así lo hizo con dos birdies más para acabar con 73 golpes (+3) y un total de 287 (+7) en el segundo Abierto del año. Tendrá que esperar más Tiger si desea acabar con su racha de cuatro años sin vencer en un “Majors”.
Con esto Simpson se adjudicó el segundo par del año y acabando por encima del par del campo, sumó 281 golpes en cuatro duros días de batallas, seguido por McDowell y el también estadounidense Michael Thompson, quien sorpresivamente fue segundo con un total de 282 impactos.
Dinia Vargas
dvargas@larepublica.net