Si Trump quedara presidente habría conflicto de intereses con sus negocios, según analistas

La auditoría fiscal federal que surgió como un problema en la campaña de Donald Trump se transformaría directamente en otro problema si el candidato republicano gana la elección -y adquiere la facultad de elegir al próximo jefe del Servicio de Impuestos Internos (IRS).

“Estaría a ambos lados del problema”, dijo Sheldon Cohen, comisionado del IRS durante el gobierno del presidente Lyndon Johnson. “Naturalmente, es algo que debe preocuparnos”.

El posible conflicto de intereses con el IRS es un ejemplo de los problemas de gobernanza que plantean los grandes negocios del multimillonario. Trump quedó 9 puntos porcentuales por detrás de la demócrata Hillary Clinton en la última encuesta nacional de Bloomberg Politics, y necesitaría un ascenso histórico para ganar. Pero si lo consiguiera, podría enfrentar un desafío aún más espinoso: convencer a la opinión pública de que puede tomar decisiones políticas independientemente de cómo afectan su fortuna.

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La naturaleza de dichos negocios -más de 500 asociaciones y empresas de capital cerrado que tienen y manejan tenencias inmobiliarias de la firma y otorgan licencias de la marca de Trump- le dificultan separarse de sus empresas, según tres especialistas en ética empresarial.

Un Trump presidente enfrentaría una serie sin precedente de posibles conflictos -desde entidades crediticias reguladas a nivel federal que le adelantaron aproximadamente $630 millones hasta gobiernos extranjeros que tienen influencia sobre sus centros de golf y otros desarrollos.

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“En términos de conflicto de intereses, no hay nada comparable, realmente”, dijo Kenneth Gross, que encabeza el estudio jurídico Skadden, Arps, Slate, Meagher & Flom y fue abogado de la Comisión Federal Electoral.

Ni la campaña de Trump ni la Trump Organization, que envuelve a sus actividades de negocios, respondieron a correos electrónicos de consulta.