Se necesita renovar las regulaciones
La telaraña que atrapa a la administración pública no la deja acelerar los procesos porque la misma regulación establece los pasos y plazos que originan las interminables demoras
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 10 septiembre, 2010
Una vez más este medio nos actualiza sobre el entrabamiento convertido ya en característica del accionar del país, o más bien, de las causas de la inacción.
Durante el gobierno anterior el Banco Interamericano de Desarrollo facilitó a Costa Rica recursos económicos para superar el rezago en infraestructura, acumulado por décadas durante las cuales las administraciones ignoraron esta necesidad.
No obstante, no se hizo nada por que ese dinero pudiera utilizarse rápidamente, como se necesitaba, y tampoco por variar la forma de caminar en la administración pública, siempre enredada en sus propios mecates y así la tarea recayó en el actual gobierno.
Sin embargo, por mucha voluntad que tenga el jerarca del Ministerio de Obras Públicas y Transportes, hoy urgido de construir infraestructura y de paso intentar reactivar en alguna medida la economía, la telaraña que atrapa a la administración pública no la deja acelerar el proceso porque la misma legislación establece los pasos y plazos que originan las interminables demoras.
Hablar de esto se ha vuelto ya un repetido y aburrido estribillo que todos conocemos y sufrimos. Sin embargo, ni la administración anterior ni la presente, hasta el momento, han emprendido acciones para entrarle a fondo al problema y, más allá de uno u otro proyecto específico, desenredar la enmarañada madeja de la tramitomanía diseñando e implantando otro sistema que, a la vez que garantice la transparencia y el correcto uso de los fondos públicos permita un ritmo dinámico a la administración del país.
Seguimos igual. Nada se ha hecho por variar esta situación de total entrabamiento como no sea el razonamiento, en cada oportunidad, de las causas por las cuales todo se lleva no meses sino años, aun si la situación es apremiante y las obras urgen.
¿Tendremos algún día una iniciativa en nuestra Asamblea Legislativa dirigida a cambiar las cosas? ¿Tomará como suyo el Ejecutivo un problema nacional que de suyo, lo es?
¿O tendremos que seguir los costarricenses solo escuchando de las razones que retrasan, paso a paso, traba a traba, la buena marcha del país, sin esperanzas de cambio?