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Retos del teletrabajo para las autoridades entrantes

Eric Briones Briones redaccion@larepublica.net | Lunes 25 abril, 2022

Eric briones

Eric Briones Briones

Doctor y Profesor en Derecho Laboral

Costa Rica, ha logrado mantener fuentes de empleo (tanto en el sector privado/público) e ir saliendo de la crisis, que ha traído la pandemia, merced a varias medidas (suspensiones laborales, reducciones de jornadas, adelantos de vacaciones, etc.), destacando la modalidad del teletrabajo, consecuencia que, desde septiembre del año 2019, se cuenta con regulaciones específicas (ley no. 9738 y su reglamento no. 42083-MP-MTSS-MIDEPLAN-MICITT). Sin embargo, se han desnudado una serie de falencias y lagunas, las cuales, es oportuno corregir, con el fin de fortalecer este instituto y hacer posible que se cumplan sus fines que precisamente son la promoción y la progresividad (que hasta ahora han sido muy endebles), de esta nueva modalidad de trabajo que llegó para quedarse, ante la demanda de los nuevos paradigmas sociales, que retan los mercados económicos globales.

Es que, la globalización está enseñando (a pesar que muchos se resistan aún) que cada vez más se hace menos necesario el traslado a una oficina a la hora de trabajar (es decir, la concepción que se trae desde el siglo XlX, en el sentido de que al trabajo se debe ir, está superándose, por el concepto que el trabajo se hace, y no necesariamente, se debe estar presencialmente, para hacerlo en tiempo real), con lo cual se consiguen una serie de beneficios, para todas la partes de la relación laboral, en sus distintos ámbitos de desempeño, desde el personal/familiar, hasta el económico/ambiental (según estudios de las universidades de Harvard y Stanford, la productividad aumenta hasta en un 13%, producto de la falta de interrupciones que ocurren con la modalidad presencial). A tal punto, que “en Estados Unidos hay trabajadores que están dispuestos a renunciar a aumentos de 30.000 dólares anuales con tal de poder trabajar siempre en remoto. Ese es el principal dato que arroja una encuesta llevada a cabo por la aplicación para profesionales Blind y realizada a trabajadores de las principales empresas norteamericanas, entre ellas Apple, Amazon, Microsoft, Google, Meta, Goldman Sachs y JPMorgan (…) Hay muchas personas que estarían dispuestas a cobrar algo menos si le ofrecen la posibilidad de trabajar el 100% de su jornada en remoto” (https://www.xataka.com/empresas-y-economia/teletrabajar-cobrar-30-000-dolares-muchos-tienen-claro-mejor-quedarse-casa).

Asimismo, referencias internacionales: “Con estos cambios, los actores del mercado laboral se dieron cuenta de que esta manera se puede optimizar el tiempo, por ejemplo, con la reducción de tiempos de recorrido y aprovecharlo en el aumento de producción, la atención de clientes o la realización de reuniones estratégicas”; es decir, se consigue mayor eficacia laboral, mediante el reordenamiento y adecuación de la efectividad de los recursos (https://www.semana.com/economia/empresas/articulo/la-modalidad-laboral-que-esta-tomando-fuerza-entre-las-empresas/202244/).

Ahora bien, dentro de los retos que se presentan al país, están el verdadero posicionamiento y diligenciamiento por parte del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, como ente rector, en coordinación intersectorial del seguimiento y fomento del mismo; la negociación de este, por objetivos y no necesariamente por disponibilidad horaria, en vista que a muchas firmas patronales y personas trabajadoras, les va a ser más productivo el cumplimiento del trabajo, conforme a su mismo ciclo productivo y circadiano respectivamente, con lo cual se estarían modificando los tradicionales horarios decimonónicos y haciendo posible un mundo de servicios presentes a toda hora, merced a las tecnologías de información y comunicación (electricidad, internet, inteligencia artificial, robots, sistemas de autenticación y seguridad, como la firma digital, entre otros) y el rompimiento de las barreras en cuanto a espacio y tiempo, pero dentro del resguardo constitucional de las jornadas laborales máximas, conforme sean estas de día, mixta o nocturna, junto con el derecho al desconecte, todo dentro de los principios de legalidad, buena fe, comunicación oportuna, pro seguridad social, razonabilidad, proporcionalidad y de inclusión de oportunidades laborales, para personas con discapacidades y de otras regiones, fuera del GAM.

Posibilidad voluntaria, para que se pase de la contratación presencial a una bimodal o totalmente teletrabajable (pudiendo ser citada la persona teletrabajadora de manera presencial, para la verificación de los equipos e instalación de cualquier software o bien, cuando haya de por medio un proceso de notificación eminentemente personal conforme a la legislación nacional, experiencia esta que ya se ha posicionado en Colombia), en los casos en que se pueda desarrollar el trabajo y que sea de manera objetiva, eficiente y controlada (tomándose las precauciones y observancias de dirección patronal, mediante la definición de plataformas robustas), sin sujeción caprichosa y subjetiva de algunos mandos, a fin de conjurar las discriminaciones odiosas, caprichosas, irracionales e incomprensibles en contra de la igualdad de trato que debe existir, tanto en el sector privado, como público.

Acordar dentro de la ley, la compensación de los costos que se generen bajo esta modalidad, recordándose, que hay un ganar y ganar de ambas partes, por lo que debe existir una media justa, a la hora de su estipulación. Además, definirse – a fin de evitarse litigios- si va estar permitido, previo aviso (para efectos de las incapacidades y riesgos laborales), desarrollar la modalidad, fuera de la provincia o inclusive del país, como sucede con muchos teletrabajadores de otras latitudes, de allí, la aprobación de la reciente ley conocida, “nómadas digitales” y con lo cual se estaría definitivamente dinamizando y desconcentrando la economía fuera del GAM, con el alivio económico que podría significarle a las localidades periféricas, olvidadas por muchas décadas.

Todo lo anterior, deberá traer como complemento políticas públicas en la promoción y cumplimiento verdadero del desarrollo de esta modalidad (sea mediante el control oportuno de las auditorías, los departamentos de recursos humanos, junto con organismos estatales como la Inspección de Trabajo); junto con la democratización de la internet; el robustecimiento de la ciberseguridad, campañas de capacitación, sensibilización, socialización y concientización para toda la población; la baja de los costos de la electricidad; del hardware y software, bajo el respeto y garantía de los derechos mínimos en materia laboral.

Entonces, ya el negocio, no va a estar en arriendos de bienes inmuebles, sino, en dar servicios tecnológicos, en desarrollar programas y todo tipo de implementación, para hacer dable la modalidad en descripción. Con los beneficios para el país en ahorro económico, de la baja de emisiones de gases, del menor gasto público estructural y más inversión posible en infraestructura, en beneficio de la mayoría, entre varios.

Un reto para más para los nuevos gobernantes, de cara al bicentenario, de un país independiente, que se ha caracterizado, por llevar la batuta de los derechos humanos, recordando que precisamente lo laboral, es considerado, dentro de dicho plano, desde el año de 1948 y que mayor oportunidad de potencialización y sinergia, en franca fraternidad y convivencia con la fase productiva, la cual es inminente para el país.










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