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Reflexiones: Se agotó el modelo de crecimiento (Parte III y final)

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 10 septiembre, 2019


He dejado claro en las dos últimas entregas de mi columna que el modelo de crecimiento de apertura y liberalización de la economía tiene signos de agotamiento, tanto en sus elementos externos, como en las condiciones internas que propiciaron su evolución hasta el presente. Es por eso que, la solución al crecimiento debe venir de un conjunto de elementos, muchos de los cuales ya no son tan simples como abrirse al comercio internacional o aprovechar una u otra condición local. Se trata entonces de una nueva agenda de crecimiento, misma que debe partir de lo logrado y profundizar en ventajas comparativas dinámicas, factor que esencialmente depende de las políticas públicas nacionales, del sistema nacional y local de innovación y del desarrollo de políticas selectivas, de alto valor en crecimiento económico, empleo y sostenibilidad. Quiere exponerle 5 grandes áreas de interés de una nueva agenda económica para el crecimiento, el desarrollo del empleo y la sostenibilidad.

Con la apertura y las limitaciones de tamaño del mercado el país ha caído presa de oligopolios perversos que elevan sus utilidades mediante una creciente explotación del excedente del consumidor y se han vuelto, dañinos al bienestar general, dado que eliminan las ventajas de la competencia. Se trata de industrias como el sector financiero, el sector de medicamentos e insumos agrícolas, el sector de distribución de combustibles, transporte de pasajeros y las telecomunicaciones, el sector de producción de alimentos básicos, entre otros. La muy escaza competencia en estos sectores, provoca costos de producción no competitivos en industrias conexas y evita llevar al consumidor, los beneficios reales de la apertura y la integración al mundo. Urge desmantelar y regular los excesos de estos sectores, para propiciar el espacio de nuevas modalidades de servicios y competencia, que sin duda traerá altos beneficios a la competitividad y al nivel de vida de las personas.

Un segundo tema a corregir, es la situación de la inversión pública. La inversión pública en infraestructura se ha estancado por la inutilidad del Estado y la creación de un grupo parasitario de empresas locales y conexas, que provocan costos de transacción y de construcción de obras que hasta triplican el valor internacional de las mismas. Estas empresas viven a expensas del erario público y de los contribuyentes, pero además, son incompetentes y provocan serios problemas a la competitividad país. Se hace necesario fortalecer el Estado y desmantelar las estructuras de poder existentes que dan cuenta de una creciente obstaculización en materia de obra pública. El Estado debe invertir al menos un 5% del PIB en infraestructura en los próximos 10 años, para compensar la situación de carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, hospitales, acueductos y obras del Ministerio de Educación, entre otras.

Un tercer elemento de la agenda del crecimiento es la necesidad de profundizar en una estructura de incentivos más fuertes a las actividades de la Ciencia, la tecnología y la Innovación. El país debe eliminar los incentivos actuales a las empresas de Zonas Francas y estructurar una serie de incentivos selectivos para las empresas en función de sus actividades de investigación y desarrollo I&D. El tema va mucho más allá, haciendo necesariamente un esfuerzo por integrar los nacientes clúster de tecnología en ubicaciones estratégicas del país, invirtiendo en las ciencias del mar, dónde se concentra 10 veces más recursos naturales. Es necesario crear incentivos para atraer la diáspora de investigadores y fortalecer las actividades de los laboratorios y equipos de investigación existentes en varios campos. Se hace necesario un cambio en el perfil y en la forma d financiamiento de la ciencia. Buscando la excelencia, la integración con los problemas productivos y de la sociedad en general, generando esquema saltarnos a las convenciones colectivas, tales como los existentes en países como Chile, Uruguay e inclusive en México. Repensar la ley de incentivos a la ciencia, la tecnología y la innovación es la tarea productiva y de crecimiento económico más urgente por emprender.

En cuarto lugar, el país debe repensar la educación, nuestro modelo cerrado y lleno de burocracia, ahoga la inteligencia y propicia formas de pensar anacrónicas, no aptas para enfrentar con éxito los desafíos del siglo XXI. En este ámbito, se requiere un nuevo acuerdo social con los educadores, las universidades del Estado y los entes empresariales progresistas. El país debe eliminar las autorizaciones para crear educadores en Universidades Privadas, las mimas, han prostituido la educación y forma de enseñar a enseñar. Urge una reforma integral de las facultades de enseñanza y de educación de las Universidades Públicas, abriendo las ventanas a las nuevas formas pedagógicas basadas en competencias y haciendo de la educación la más importante y estratégica actividad del Estado. Se requiere fortalecer el entrenamiento bilingüe y el desarrollo de habilidades para la vida y el trabajo. De este esfuerzo por reentrenar a los maestros y profesores dependerá el éxito de cualquier iniciativa de crecimiento a largo plazo. La educación da tumbos y sus reformas, no pueden esperar. Nunca se debió permitir llevar el lucro al segmento más estratégico de un país. La educación de maestros reviste una naturaleza pública especial y estratégica que deberá seguir siendo de alta regulación.

Todo lo anterior requiere de una sociedad y una economía renovada en lo social y productivo, eso significa que el país debe volver a creer en la economía social solidaria, las cooperativas, las asociaciones productivas, las micro, pequeña y medianas empresas MIPYMES, integradas en consorcios productivos. Es imprescindible democratizar el espacio económico para generar equidad social e integración, en el nuevo modelo productivo que enfrentamos ante la revolución 4.0. La economía basada en las grandes cadenas y consorcios internacionales no es viable socialmente hablando, como tampoco lo es, los modelos estatistas o rentistas que se han apoderado de espacios públicos estratégicos como la energía, la salud pública o la educación. La sociedad que tendremos en la tercera década de este siglo no se parecerá en nada a lo que hemos vivido antes, no sobrevivirán las formas de gobierno sin cambios sustantivos en los incentivos, la gobernanza y sobre todo, se hace necesario una mayor transparencia y clara rendición de cuentas de los actores y entidades públicas.

Estamos ante un cambio de época y la flexibilidad deberá ser la norma, aquellos que no se han capaces de adaptarse a los ajustes de los tiempos sólo llevarán mayor carga en sus hombros al final del día. El mundo cambió y se requiere, de una clara visión país. No podemos seguir ahogados en la coyuntura, la puesta por la estabilidad sin crecimiento es una muerte lenta y penosa. Las oportunidades están al frente, levantando los ojos y permitiendo las transformaciones sociales, políticas y económicas que le den sustento a una nueva economía basada en el aprendizaje, la innovación y la sostenibilidad.


Dr. Leiner Vargas Alfaro

www.leinervargas.com


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