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¿Quién nos protege de los médicos?

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 21 junio, 2017


¿Quién nos protege de los médicos?

Recientemente tuve laringitis y visité a un especialista (otorrinolaringólogo) en una torre médica en San José; me hizo un examen de dos minutos y me informó que tenía que operarme de inmediato. Me dijo que era cirugía ambulatoria y que con un presupuesto de $5 mil se cubría todo. Le pregunté si había alternativa y me dijo que en un 15% de los casos se curaba con pastillas, pero mi situación era severa y que “dudaba que se arreglara.”

Insistí en las pastillas y me dio una receta que después vi que era para Allegra; la boté a la basura y dos días después con gárgaras de agua salada (autorrecetadas) se me quitó el malestar. Me quedé con la duda —¿Quién protege al consumidor de este tipo de galeno?
Está claro que el Colegio de Médicos está para “proteger” los intereses de los médicos y en especial para asegurar que ganen bien estos profesionales.

A la par de las instalaciones del Colegio en la Sabana Sur opera una “miniclínica del dolor” donde llegan cientos de personas mensualmente para recibir “su inyección” (siempre la misma poción) de uno de los miembros de esta agrupación. Los “clientes” no son de muchos recursos económicos y la gran mayoría tiene que estar asegurada por la Caja, pero este profesional de la medicina les “arregla” los problemas de dolor por lo menos por un tiempo y están contentos. ¿Cómo no se ha dado cuenta el Colegio de esto cuando tienen que pasar enfrente los médicos para retirar sus vehículos después de un almuerzo suculento?

¡No siempre he tenido suerte con este gremio! Hace poco tuve seis cirugías del ojo (tres en una semana para corregir errores de ellos) hechas por oftalmólogos prominentes, y operando en un hospital en Escazú. Cuando al fin fui a la Palmer Institute en Miami, el director me dijo que no había visto “un ojo tan mal tratado desde que le llegó un paciente que había sido operado múltiples veces en La Habana. Parece huevo frito” ¡Los ticos no tuvieron reparo en cobrar por sus servicios defectuosos!

Una amistad, TAC en mano, visitó a un neurólogo prominente en el mismo hospital de Escazú y la primera pregunta fue si “¿tenía póliza médica internacional?”; cuando recibió respuesta positiva recetó una operación inmediata. “No hay otra solución” manifestó. Un año y medio después con terapia y ejercicios el problema se resolvió.

Ni hablar de la Caja donde los médicos recetan pastillas sin examinar los pacientes, donde se rumora ofrecen abiertamente sus servicios en sus consultorios privados; trabajan “tiempo completo” en la benemérita institución pero a las 3 de la tarde se pueden encontrar atendiendo a los que les pagan directamente.

Para los que sí visitan a médicos en sus consultorios ¿por qué no nos organizamos en un movimiento llamado “somos clientes, no pacientes?” Armamos un boicot a los médicos que hacen esperar más de media hora para una cita convenida; ¿les parece?

cdenton@cidgallup.com

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